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La economía cubana en 2021 [1]

Elías Amor Bravo

 

Principales resultados

2021 fue un año perdido para la economía cubana. El régimen ha provocado con sus políticas erráticas y erróneas, un notable deterioro de las condiciones económicas, lo que incrementa el grado de malestar de los ciudadanos.

El punto de partida no era favorable. La economía cubana cerró el año 2020 con un cuadro macroeconómico que mostraba un profundo y grave desequilibrio de las cuentas nacionales, quizás el peor desde los tiempos del período especial.

Un desplome del PIB de un -10,9%; la inflación escalando hasta el 18,5%; el déficit público por encima del -17,7% del PIB; y descontrol monetario con la oferta monetaria M2A en un 121% del PIB. Datos que supusieron el cierre de un ejercicio en que la ausencia de ingresos y la caída generalizada de la oferta encendían las luces de alarma, obligando al régimen a racionar más aún los distintos suministros de bienes y servicios a la población, al margen de los efectos paralizantes derivados de la pandemia del COVID-19.

La economía cubana, además, ha experimentado cambios intensos durante la década que empezó en 2011, en el Cuadro 1 se presentan algunos resultados.

Cuadro 1.- Los cambios en la economía cubana: principales indicadores

Tasa de Déficit Oferta
PIB Inflación público Monetaria
2011-2015 2,8 2,2 -2,9 43,9
2016-2020 1,1 -0,3 -7,4 88,2
2020 -10,9 18,5 -17,7 121,0
2021* -3,0 66,3 -22,0 100,0

Fuente: ONEI, elaboración propia.

*estimaciones del autor. Los datos de 2011-2015 y 2016-2020 son promedios simples.

 

El crecimiento promedio del PIB entre 2011 y 2015 fue un 2,8%, para bajar a solo un 1,1% entre 2016 y 2019; posteriormente se hundió un -10,9% en 2020 por los efectos de la pandemia, en tanto que la estimación para 2021 se sitúa, finalmente, en un -3%.

La tasa de inflación aumentó un 2,2% entre 2011 y 2015, y descendió un -0,3% de 2016 a 2019 (con registros de deflación) pero en 2020 saltó un 18,5%, y en 2021 se ha disparado al 66,3% (octubre).

El déficit público se mantuvo en el -2,9% del PIB entre 2011 y 2015, luego aumentó hasta un -7,4% del PIB de 2016 a 2019, y en 2020 saltó al 17,7%; nuestra estimación es que en 2021 podrá superar el -20% del PIB.

La oferta monetaria, en su definición amplia, M2, pasó del 43,9% del PIB entre 2011 y 2015 al 88,2% entre 2016 y 2019, para luego alcanzar el 121% en 2020 y nuestra estimación la sitúa en el 100% del PIB en 2021.

Los datos del Cuadro 1 confirman algo que, en el día a día, los cubanos notan con especial intensidad. A lo largo de la década anterior, la economía cubana ha ido deteriorándose de forma continua, destruyendo sus precarios equilibrios, de modo que, al llegar la pandemia, en 2020, la encontró debilitada, sin orientación estratégica, con un modelo obsoleto y con escasos ingresos en divisas del exterior.

Después en 2021, las autoridades, con la aplicación de la Tarea Ordenamiento, acabaron por enterrar cualquier retorno posible a la normalidad, y los efectos negativos se han dejado sentir con especial intensidad.

Ante un escenario como el descrito, en el año 2021, la grave crisis de oferta combinada con racionamiento y ajustes parciales ha dominado la realidad. Cualquier gobierno habría asumido el reto de trabajar en el diseño y ejecución de medidas eficaces para frenar la caída libre de la economía, potenciando las fuerzas productivas internas. El régimen cubano hizo justo lo contrario a lo largo de 2021, un año en que, los hitos principales fueron, entre otros, los siguientes:

En primer lugar, la imperiosa obligación de ejecutar la Tarea Ordenamiento en el peor momento posible, tan solo para cumplir el mandato del PCC en su octavo congreso de mayo. Esta política, destinada a unificar el peso y el peso cubano convertible (CUC), ha acabado provocando más inflación y pérdida de poder adquisitivo en la población, graves desajustes en los balances de las empresas y una enorme volatilidad del tipo de cambio del peso en los mercados informales, entre otras consecuencias negativas. En definitiva, ha agravado los problemas con que finalizó la economía en 2020.

En segundo lugar, generalizar las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) para todo tipo de bienes y servicios. Estas  se crearon en su día como solución parcial y por tiempo determinado. Esta política ha priorizado la obtención de divisas y MLC por los actores económicos y el conjunto de la población, para tener acceso a más bienes y servicios que en la distribución estatal, generando tensiones cambiarias que llevaron al régimen a cerrar las operaciones oficiales de las casas de cambio (CADECAS) así como no admitir depósitos de dólares en efectivo en las cuentas bancarias. La dualidad monetaria peso y CUC, que se quiso eliminar con la Tarea Ordenamiento, ha vuelto a funcionar ahora entre el peso y la MLC. Al mismo tiempo, las desigualdades sociales se han disparado.

En tercero, implantar 63 medidas agropecuarias para comercializar lo que anteriormente no se ha producido en el campo, tampoco ha dado los resultados esperados. El énfasis de las medidas en la distribución comercial ha supuesto, como han reconocido las autoridades, el desinterés de los productores por las mismas, a la vez que no se han obtenido los estímulos necesarios para producir más. La distribución estatal, centrada en la empresa Acopio, sigue haciendo de las suyas, pero el problema principal de la agricultura es que la tierra no es propiedad de quien la trabaja y la hace producir. Las condiciones técnicas y productivas siguen siendo una restricción para el sector agropecuario.

En cuarto lugar, solicitar un nuevo aplazamiento de los pagos de la deuda externa con el Club de París, sin que el régimen ofrezca información sobre el importe total de sus obligaciones, ha limitado el acceso a los mercados financieros internacionales. La deuda aumenta y se hace difícil de gestionar. Las pretensiones del régimen de nuevas condonaciones se han visto rechazadas, en tanto que se sustituyen por aplazamientos de pagos, con el lógico aumento de los costes financieros. La solvencia de la economía cubana y su capacidad para acceder a los mercados de capitales es nula.

En quinto, ausencia de una política cambiaria realista fijando un tipo de cambio irreal del peso con las principales divisas, que fue rápidamente corregido en los mercados informales. No se realizó un análisis fundamental de la economía para establecer mediante una devaluación del 2.300% (la más elevada de la historia) un tipo de cambio de 1×24 que, desde el primer momento, se vio que no era adecuado. La economía cubana sigue siendo poco competitiva y sin capacidad para exportar, porque no se han resuelto los obstáculos que frenan su proyección internacional, sino todo lo contrario.

En sexto, apostar por la creación de mipymes y CNAs ha sido una huida hacia delante del régimen para presionar la desaparición y/o conversión de los trabajadores por cuenta propia (TCP), que alcanzaron el 13% de la ocupación total. Esta es una medida que se pretende tenga efectos a medio plazo, y que, en ningún caso, va a permitir el desarrollo de un sistema empresarial privado en Cuba, ya que mantiene el poder máximo de autorización en manos del gobierno y la ausencia de derechos de propiedad y garantías jurídicas. Además, puede ir asociada a una mortandad de empresas en sus primeras etapas de vida si los mercados no se consolidan de forma adecuada, por ejemplo, por medio de una regulación transparente y eficiente de las licitaciones públicas.

En séptimo, desplegar una política crediticia arriesgada que puede acabar creando una crisis de impagos entre las entidades que nacen (y que deja fuera a los TCP). Incluso, medidas recientes, como la financiación en MLC de los préstamos a mipymes y CNAs, puede acabar generando una peligrosa dualidad en el mercado crediticio que reduzca los efectos positivos de la expansión del crédito.

En octavo, agotamiento de las fuentes financieras externas (menos inversiones, exportaciones, turismo, remesas, suministros de petróleo de Venezuela, pagos por “servicios médicos” y programas de cooperación y ayuda de naciones “amigas”), lo que supone la quiebra del modelo dependiente del exterior.

En noveno, la expansión descontrolada de los gastos públicos corrientes, sin el respaldo de los ingresos por la caída de la actividad económica, ha elevado el déficit fiscal por encima del 18% de 2020, situándose en las proximidades del 20% del PIB, un nivel insostenible por mucho que la brecha fiscal se financie con bonos soberanos colocados en el Banco Central. La política fiscal tiene límites en ingresos y gastos, y lo complicado será retornar a una senda de consolidación que es urgente para evitar males mayores.

Por último, cabe notar que, en lugar de defender a ultranza el mantenimiento del modelo social comunista de la constitución de 2019, que ha sido el principal obstáculo para lograr que la economía cubana aproveche sus propias potencialidades sin necesidad de recurrir a los estímulos del exterior, las autoridades deberían haber apostado por la influencia positiva que ejerce la propiedad privada sobre la eficiencia y productividad de los factores, o el mercado como principal instrumento de asignación de recursos en una economía.

De lo expuesto, cabe señalar que una gestión alternativa de las políticas públicas habría sido más adecuada. Es decir, en vez de concentrar la realización de inversiones públicas hacia la construcción de vivienda e infraestructuras, y no en habitaciones de hoteles[2]; en lugar de liberalizar la actividad empresarial privada y reducir el peso del Estado en la economía; y lejos de potenciar la producción de alimentos, promoviendo la libre elección de cantidades y precios por los campesinos, el régimen ha vuelto a apostar por el modelo social comunista, sin introducir cambios.

Un modelo obsoleto, y en fase terminal, que resta espacios a la actividad privada, excepto aquella que es dirigida desde el régimen. La permanencia de la economía cubana en recesión está motivada por el empecinamiento comunista en mantener un sistema económico ineficiente, para garantizarse en beneficio propio, la continuidad del monopolio del poder político.

De modo que, los datos disponibles, por cierto, que han mejorado notablemente respecto de ejercicios anteriores y ello merece nuestro reconocimiento a los técnicos de ONEI por su trabajo, indican que la economía cubana en 2021 se mantiene en recesión, y en general, se confirma una crisis estructural mucho más grave y profunda de lo que reconocen las autoridades, en la que no se logra una senda estable de recuperación.

Las previsiones apuntan a que no cabe esperar una mejora en el último trimestre del ejercicio, aun cuando el dato del PIB en el tercer trimestre ha sido mejor que el esperado. De modo que lo más probable es que el año 2021 registre un nuevo ejercicio de recesión, y que el resultado final dependa del funcionamiento de la economía en el cuarto trimestre, período en que, históricamente, la economía cubana se comporta peor que en los tres primeros del año.

 

El análisis sectorial de la economía

El Producto Interior Bruto, PIB[3], por ejemplo, descendió con fuerza en el primer trimestre de 2021, un -13,9% y aunque después aumentó en el segundo, un 7,9%[4], y un 2,4% en el tercero, lo hizo de forma insuficiente, de tal modo que, si el año acabara en dicho período, la economía habría experimentado un descenso del -1,2%, indicando con ello la continuidad de la recesión que comenzó en el segundo semestre de 2019, se extendió durante todo 2020 y probablemente proseguirá el año actual.

De ese modo, Cuba será de los pocos países de América Latina que continúe en recesión durante 2021. Tres años consecutivos de caída del PIB. Si se confirman las previsiones de 2021, el valor real de la producción económica cubana a finales de este año sería un 15% inferior al obtenido en 2017, el equivalente a cinco años atrás.

Los cubanos han perdido toda la riqueza generada desde 2016 por la grave recesión de la que no saben salir las autoridades comunistas. La estimación para el conjunto del año, teniendo en cuenta que el tercer trimestre no será favorable, como consecuencia de los efectos negativos de la inflación sobre el crecimiento económico, se sitúa en un -3% para el PIB en 2021.

Desde esta perspectiva, la revisión de los resultados en los distintos sectores de actividad no ofrece motivos para el optimismo en 2021.

El sector agropecuario[5] hasta el mes de septiembre ha experimentado una importante reducción de la producción de los principales rubros (ver anexo estadístico 2) con avances tan solo en la cosecha de tomate, apenas un 3,5% más que en 2020. En las producciones ganaderas, también se han registrado descensos, incluyendo leche y derivados, o huevos. La caída del PIB del sector agropecuario (excluyendo la pesca) hasta el tercer trimestre ha sido estimada en un -12,9%. Se espera que esta evolución mantenga su deterioro en el último trimestre del año.

La disminución del PIB de la industria manufacturera[6] afectada por los apagones de electricidad que el régimen ha intentado no hacer caer en la población y la falta de insumos, ha sido incluso mayor, un -14,3%, con importantes descensos en la mayoría de las producciones singulares del sector (ver anexo estadístico 3) en el período de enero a septiembre de 2021, con respecto al mismo del año anterior. En particular, la industria azucarera ha tenido uno de los peores ejercicios de los últimos años, con un descenso del -25,8%. Las tendencias del último trimestre presagian una intensa caída del sector industrial en 2021.

El sector transportes, estrechamente relacionado con la actividad económica, por las restricciones de la pandemia y la escasa llegada de suministros de petróleo para combustible, experimentó un descenso del -40,5% en cuanto a los pasajeros, y hasta un -14,3% en la carga de mercancías durante el primer semestre del año 2021. Hasta el tercer trimestre el sector ha registrado un crecimiento del 10,2%, en buena medida porque incluye las actividades de comunicaciones (las nuevas TIC), que se muestran más expansivas y dinámicas en la economía. Las tendencias tampoco son favorables para lo que resta del año.

El turismo[7], con datos hasta octubre, continuó su declive, con un descenso del -79,5% en el número de visitantes con respecto al año anterior, que fue bastante negativo con relación a 2019. Los ingresos del turismo llevan dos años paralizados, hecho reconocido por las autoridades. Las autoridades esperan una cierta recuperación puntual que afectará a los dos últimos meses del año, tras la apertura del tráfico aéreo el 15 de noviembre, pero que en ningún caso podrá revertir las cifras negativas del ejercicio. La extensión de nuevas variantes del COVID-19 puede causar estragos en el turismo internacional.

Una última cuestión, si las autoridades confían que la economía cubana pueda mejorar sus registros en 2021 a partir de la activación de los sectores directamente dependientes del Estado, como salud, educación, administración y defensa, deportes, cultura, ocio o servicios sociales, todos ellos dependientes del presupuesto, lo estarán haciendo al margen de una propuesta de valor para mejorar el desempeño general de la economía. Incluso que lo haga la banca estatal, dependiente del régimen, tampoco se puede considerar un hecho positivo. De hecho, los objetivos planteados a este sector por los dirigentes, como aumentar la bancarización de las operaciones o reducir el efectivo en circulación, no parece que se logren tampoco.

En tales condiciones, el dinamismo de la economía cubana solo puede estar asociado a la estimulación efectiva de la producción agropecuaria, la construcción de viviendas para la población, o el desarrollo de la actividad empresarial privada. La notable expansión del gasto público, combinada con un descenso de la recaudación de ingresos por el decrecimiento del PIB, ha expandido el déficit presupuestario por encima de las previsiones, y eso ha tenido un efecto negativo sobre las débiles bases del crecimiento de la economía, o la necesaria canalización de recursos para financiar la actividad productiva.

 

La amenaza de la inflación y la Tarea Ordenamiento

Sin embargo, el dato más alarmante y que ha causado mayor sorpresa en este año 2021 ha sido la inflación[8] del índice de precios al consumo, que en octubre (último dato) alcanzó un 66,3% en variación interanual, una tasa superior en casi 50 puntos a la ya muy elevada de finales de 2020. En el Cuadro 2 se presentan los resultados hasta el mes de octubre de 2021.

La inflación, que se ha acelerado desde el verano, ha sido consecuencia directa de la aplicación de la Tarea Ordenamiento (incrementos salariales sin referencia a la productividad, o fijación de precios por las empresas) dentro de un modelo en que los mercados no pueden ajustar libremente los precios en función de oferta y demanda.

Analizando la inflación con detalle, los precios de los Transportes han subido por encima de la media, 174,7% y otro tanto ha ocurrido con los Servicios a la vivienda, 152,3% y con la Alimentación, un 98,6%, incrementos que consolidan expectativas alcistas en los agentes económicos, al tiempo que reducen la capacidad adquisitiva de la población. Con respecto a la base del índice en 2010, los precios se han triplicado en el caso de los Transportes, y se han multiplicado por 2,5 en el caso de Servicios a vivienda y Alimentación. El IPC general casi se ha duplicado en los últimos 21 años.

El régimen no ha tenido éxito en 2021 con la adopción de políticas antiinflacionistas, ni monetarias ni fiscales. No posee instrumentos adecuados para ello. Los topes de precios y los precios centralizados han sido escasos, a diferencia de ejercicios anteriores, y en un contexto de elevada inflación como el actual, habrían provocado efectos mucho más negativos.

Si bien las autoridades no han podido avanzar en la reducción de subsidios a las empresas estatales, lo que planteaba la Tarea Ordenamiento (más de 500 presentan pérdidas, el 30% de las empresas) son numerosas las actividades que no han recibido estos apoyos financieros durante el año, lo que ha frenado sus capacidades.

Cuadro 2.- La inflación en la economía cubana (enero octubre 2021)

Inflación 2021 Nivel 2010=100
Transporte 174,66 301,53
Servicios a la vivienda 152,3 263,87
Alimentos y bebidas no alcohólicas 98,64 241,49
IPC general 66,3 178,94
Bebidas alcohólicas 53,81 160,51
Restaurantes y hoteles 39,67 150,23
Comunicaciones 28,16 101,15
Salud 22,37 132,74
Recreación y cultura 21,38 120,97
Educación 21,07 125,31
Bienes y servicios diversos 11,29 118,58
Muebles y artículos hogar 11,91 114,54
Prendas vestir y calzado 6,89 93,46

Fuente: ONEI

En suma, si el régimen pretende conseguir la recuperación de la economía con cargo a los sectores estatales presupuestados, tan solo habría avanzado la concentración del PIB en la actividad financiada con los presupuestos públicos, que es una tendencia contraria a la mayor flexibilidad y libertad que necesita la economía cubana para prosperar.

A resultas de ello, el gasto público en 2021 se situará cerca del 80% del PIB, una cifra insostenible que duplica a la de los países con estados de bienestar más desarrollados. Tal y como se señalaba al comienzo de este texto, desde esta perspectiva, 2021 pasará por ser un año perdido para la economía cubana, en que el régimen ha provocado con sus políticas erráticas y erróneas, un notable deterioro de las condiciones económicas que incrementará, ya lo está provocando, el aumento del malestar social de los ciudadanos.

 

Conclusiones

A falta de datos de cierre del ejercicio de 2021, que probablemente se conocerán en la primavera de 2022, con las informaciones disponibles incluidas en este documento, se puede afirmar que la economía cubana ha registrado una evolución negativa, persistiendo las tendencias recesivas que la caracterizan desde el segundo semestre de 2019, antes del comienzo de la pandemia.

El origen de este comportamiento deficiente de la economía se debe, por un lado, a la falta de divisas, como consecuencia de la caída del turismo, los menguantes suministros de petróleo venezolano, el fracaso de las inversiones extranjeras o las exportaciones, y una cierta estabilidad de las remesas.

La elevada dependencia externa de la financiación del régimen se ha vuelto a manifestar con especial rotundidad en los dos últimos años, en tanto que no se asumen los compromisos con los acreedores internacionales. Sin financiación del exterior, la economía social comunista cubana no puede funcionar. El ciclo iniciado en el segundo semestre de 2018 es un buen ejemplo de ello.

Por otro lado, el responsable de este cuadro negativo, sobre todo a lo largo de 2021, es el régimen, empeñado en implantar un estrafalario programa de medidas de política económica, la llamada Tarea ordenamiento, que nada tiene que ver con el momento coyuntural de la economía y, que, por tanto, ha acabado disparando los desequilibrios internos y la escasez estructural de oferta, en forma de una inflación de dos dígitos, desconocida en Cuba desde tiempos del período especial.

Las distintas medidas adoptadas durante el año para afrontar este escenario no han dado los resultados deseados, como consecuencia de que no han ido al origen del problema ni han estado bien diseñadas, e implantadas. Como consecuencia de ello, el régimen ha despertado un creciente malestar en la sociedad que ha desembocado en protestas, como las producidas el 11J, y que continuarán porque las bases que las sustentan, lejos de ser corregidas, se mantienen intactas.

Culpar a otros de los errores propios cometidos no es responsable ni ético. La alternativa del régimen comunista a continuar dependiendo de la financiación exterior no es otra que poner en marcha los motores internos de la economía orientados a la mejora del consumo y la inversión, reduciendo los programas de gastos corrientes superficiales e inútiles, y dedicando más recursos a las infraestructuras y el apoyo a las empresas competitivas.

Para ello, se requieren reformas estructurales que antepongan la eficiencia y la racionalidad económica a la ideología social comunista obsoleta. La economía cubana no puede continuar siendo un desierto de experimentos ideológicos en América Latina, y tiene que empezar a cambiar. No hay tiempo para esperar. Ya no se puede ganar más tiempo.

 

Anexo estadístico

1.- Principales indicadores económicos

Tasa de Déficit Oferta
PIB Inflación público monetaria
2011 2,8 3,6 -1,7 39,3
2012 3 2 -3,7 41,1
2013 2,7 0,6 -1,3 41,7
2014 1 2,1 -2,2 48,3
2015 4,4 2,8 -5,8 48,9
2016 0,5 -2,9 -6,7 52,7
2017 1,8 0,6 -8,6 96,6
2018 2,2 2,4 -8,1 100,3
2019 -0,2 -1,3 -6,2 103,1
2020 -10,9 18,5 -17,7 121
2021* -3 66,3 -22 100

Fuente: ONEI, año 2021 estimaciones del autor.

 

2.- Estadística de producciones agropecuarias (enero septiembre 2021 respecto 2020 en %)

Agricultura                                      (%)
Viandas y Hortalizas -6,1
Viandas -3,9
   Tubérculos y Raíces -3,1
      de ello: papa -15,1
    Plátanos -5,2
Hortalizas -8,5
 De ello: Tomate 3,5
Arroz cáscara húmedo -8,7
Maíz -3,2
Frijol -13,9
Cítricos -7,8
Frutales -3,8
Ganadería         (%)
Carne bovina -14,9
Carne de cerdo -34,6
Carne de ave -4,8
Carne de ovino – caprino -43,8
Leche fresca -22,8
Huevos -20,2
Leche de vaca -29,9
Promedio en ordeño -7,7
Rendimiento diario -24,1

Fuente: ONEI

 

3.- Estadística de producciones industriales (enero septiembre 2021 respecto 2020 en %) (símbolo de crecimiento)

Aceites vegetales refinados     -23,1%

Arroz elaborado y semielaborado -36%

Café tostado y envasado 0,4%

Camarón entero -5,5%

Carne de cerdo en bandas -41,1%

Carne deshuesada res (excluye hígado) -6,9%

Carnes en conserva -29,7%

Conservas de frutas (excluye compotas) -11,4%

  • Conservas de tomate 15%

Galletas de sal -21%

Galletas finas -45,4%

Harina de trigo (nacional) -19,1%

Helado -34,1%

Langosta cola -33,2%

Langosta entera precocinada congelada -62,2%

Leche evaporada -88%

Mantequilla con sal -46,3%

Mantequilla sin sal -51,4%

Pan -8,9%

Pastas alimenticias -37,8%

Piensos mezclados -16,2%

Quesos -41,3%

Yogurt -0,2%

Alcohol desnaturalizado -23,7%

Alcohol natural etílico 96° -27,4%

Alcohol natural clase “B” 93° -19,7%

Bebidas alcohólicas (excluye vinos) -22,7%

Cerveza -32,1%

Refrescos -13,3%

Cigarrillos -14,6%

Tabaco torcido -12,2%

Medias -31,6%

Sábanas (incluye canastilla) -54,6%

  • Sogas, cordeles, e hilos de henequén 21,4%

Tejidos totales -61,6%

Ropa exterior   -27,9%

Ropa interior (excluye medias) -37,9%

Calzado con parte superior textil -81%

Calzado parte superior piel artificial   -55,8%

Calzado parte superior piel natural -56,1%

Madera aserrada (producción nacional) -.2,9%

Marcos, puertas, ventanas de madera   -22,5%

Sacos multicapas de papel -44,3%

  • Cartón linner craft 150,5%

Envases de cartón y cartulina corrugados -7,3%

Envases de cartón y cartulina plegables -28%

Impresos comerciales -11,3%

  • Fertilizantes completos 376,5%

Nitrato de amonio -29,5%

Acetileno -40,7%

Ácido sulfúrico al 98% -12,5%

Detergente uso doméstico 16,4%

Detergente uso industrial -36,3%

Jabón de lavar -12,2%

  • Jabón de tocador 13,3%

Oxígeno -4,7%

  • Pasta dentífrica 19,4%

Pinturas de aceite (excluye aviación) -80,4%

  • Pinturas emulsionadas (excluye aviación) 59,7%

Sosa cáustica al 50% -32,6%

  • Neumáticos nuevos 7,9%

Neumáticos para equipos agrícolas -51%

Neumáticos recapados -27,6%

Muebles sanitarios de cerámica -24%

Bloques de hormigón -47,2%

Cal -21,8%

Cemento gris -30%

Losetas hidráulicas (mosaicos) -32,7%

Productos de hormigón (prefabricado) -31,4%

Tejas de asbesto cemento -85,5%

Barras de acero corrugadas -54,9%

Palanquillas de acero -35,9%

  • Perfiles de aluminio 71,2%

Envases de acero (excluye cilindros de gas) -12,1%

  • Puntillas 26,5%

Cocinas de gas -85,9%

Ventiladores -45,4%

Acumuladores -14,4%

Alambres y cables eléctricos con aislamiento hasta 1 kV Mkm -79,3%

  • Televisores a color 414,2%

Ómnibus (ensamblaje) -63,3%

Colchones de muelles (excluye canastilla) -34,6%

Fuente: ONEI.

 

Referencias

[1] Este documento es público y abierto. Puede ser citado, libremente en su totalidad, o ser resumido para fines de comunicación. Edición cerrada a 1 de diciembre de 2021.

[2] La inversión se concentró notablemente en Servicios empresariales, donde representó el 42,3% del total. En cambio, los motores internos de la economía recibieron poco apoyo, como Construcción, un 2% o Agricultura y ganadería solo un 3,3%. Ver la publicación, Inversión. Indicadores seleccionados enero a septiembre 2021, ONEI.

[3] Producto Interno Bruto Trimestral, tercer trimestre 2021, edición noviembre, ONEI

[4] Concentrado en Educación y hoteles y restaurantes, ya que agricultura, industria manufacturera o el azúcar continuaron registrando tasas muy negativas, reflejando el shock de oferta que sufre la economía.

[5] Sector agropecuario. Indicadores seleccionados enero septiembre 2021, ONEI.

[6] La industria manufacturera en Cuba. Indicadores seleccionados enero septiembre 2021, ONEI.

[7] Turismo. Arribo de viajeros internacionales, octubre 2021, ONEI

[8] Índice de precios al consumo. Base 2010. Octubre 2021, ONEI.