Derechos políticos afectados en medio de una crisis múltiple, de orden sanitario, económico y social. Equilibrio entre el cuidado de la salud de las personas y la vida del sistema político, un aprendizaje cultural.
Por Analinn Rivera
En cualquier sistema político democrático, las elecciones son la fuente de legitimidad de los gobiernos. De tal manera que, a través del voto, se eligen posibilidades de progreso y mejora de las condiciones de vida de las y los ciudadanos. De ahí la importancia de que sean periódicas, confiables y competitivas, puesto que se las reconoce como uno de los principales instrumentos procedimentales de los sistemas democráticos.
Sin embargo, a partir de que la Organización Mundial de la Salud declaró al virus SARS-CoV2 y la enfermedad que origina denominada COVID-19 como una pandemia, se derivó en una severa emergencia sanitaria de la que todavía se desconoce lo que podrá ser su costo total en vidas humanas y las consecuencias de la profunda crisis social, económica y política que también afectó el ejercicio de los derechos políticos y la organización de los comicios en el mundo que fueron postergados o aplazados el año pasado.
A partir de lo anterior, el presente artículo aborda la experiencia de la elección de diputaciones en el estado de Hidalgo, México, que se trató de la segunda jornada comicial llevada a cabo en medio de la pandemia, en la cual se ajustaron diversos protocolos sanitarios anteriormente implementados, se redefinieron procesos y se procuró mantener la continuidad operativa de las actividades consideradas esenciales en la función electoral.
El 15 de diciembre de 2020 inició el proceso electoral en Hidalgo para la renovación del Congreso del estado, integrado por 18 diputaciones de mayoría relativa y 12 de representación proporcional y cuya jornada comicial se verificó el domingo 6 de junio. Se trataba, pues, de la segunda elección organizada en la entidad mexicana en medio de la crisis sanitaria mundial: la primera se llevó a cabo apenas el 18 de octubre de 2020[1], en la que se implementó un nuevo modelo de gestión que impuso a las autoridades administrativas, partidos políticos, candidaturas y a la ciudadanía en general, enormes y complejos desafíos para garantizar el libre ejercicio de los derechos políticos sin poner en riesgo el derecho a la salud y la vida.
El estado de Hidalgo se integra por 17 distritos electorales que varían en tamaño, densidad de población, actividad económica, grado de urbanización o industrialización, en niveles de instrucción o de ingreso, y por lo tanto el comportamiento y dinámica de transmisión del contagio ha sido heterogéneo. Calcular el efecto de las elecciones en el crecimiento de los contagios es metodológicamente complejo: en el mes de febrero el secretario de Salud del Gobierno del estado, Alejandro Benítez Herrera, estimó que de los 14 577 casos de Covid-19 registrados entre agosto y octubre, unos 450 estaban relacionados a la organización y desarrollo de las campañas políticas, debido a que implicaba un leve repunte de contagios.
Sobra decir que hubo lamentables pérdidas humanas de militantes partidistas, funcionarios, así como de candidatas y candidatos, por lo que organizar nuevamente una jornada comicial en un breve período de tiempo y promover una amplia participación requirió reforzar la acción coordinada entre autoridades electorales y sanitarias para lograr una armonización de los derechos humanos involucrados: por un lado, el derecho a la salud que demandaba minimizar en la medida de lo posible el riesgo de contagio del COVID–19 y, por otro, el derecho al sufragio en su doble vertiente[2].
La disponibilidad de vacunas y de mejores tratamientos médico-farmacológicos para la atención sanitaria permitieron flexibilizar algunas de las medidas de contención para contrarrestar la pandemia. Gracias a esto se logró transitar de estrategias públicas basadas en el confinamiento, las cuarentenas estrictas y severas restricciones a la movilidad a un modelo basado en la adaptación y la convivencia social con el virus, tal como lo recomendaron organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud o la Organización de Estados Americanos.
Destaco esto último porque cada escenario subnacional ha mostrado sus propias complejidades dependiendo de su marco normativo vigente, de la situación epidemiológica que enfrenta y, sobre todo, de los consensos políticos e intereses particulares de los distintos actores intervinientes en la organización de un comicio. Lo que no es menor si se considera que las actividades inherentes a los procesos electorales implican un alto contacto y una movilidad constante de personas, así como la manipulación de materiales e insumos.
Así, pues, a partir de las lecciones y aprendizajes derivadas de la elección de Ayuntamientos de 2020, el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEE Hidalgo), como Organismo Público Autónomo encargado de organizar y desarrollar los procesos locales, publicó el “Protocolo de Medidas Sanitarias para el Proceso Electoral Local 2020-2021” elaborado por un grupo de personas expertas con el propósito de promover la conciencia y corresponsabilidad ciudadana para la mitigación de los devastadores efectos de la pandemia.
En el documento, se presentaron las principales actividades de gestión electoral, así como los mecanismos, medidas administrativas e insumos requeridos para proteger a las y los servidores públicos, representaciones partidistas y la ciudadanía que ingresaba a sus oficinas centrales y órganos desconcentrados, así como variados elementos para la promoción de la salud, cuidando en todo momento un enfoque de derechos humanos. Señalaba, además, la importancia de llevar a cabo un diagnóstico respecto de las instalaciones, con la finalidad de visualizar las necesidades y medidas que se debían adoptar para la generación de un ambiente seguro y la realización de actividades presenciales, con horarios escalonados y garantizando el suficiente distanciamiento requerido entre personas
Si bien los procesos electorales implican invariablemente la concentración de personas, las autoridades electorales adoptaron como estrategia de mitigación de riesgos trasladar nuevamente diversas actividades al plano virtual. Una de ellas fue la capacitación de las y los integrantes de los Consejos Distritales y de las mesas de casillas. Aunque siguiendo la experiencia internacional, valdría la pena que, para futuros procesos, se pudieran incorporar a las sesiones de formación a personal del área de salud, que los instruya acerca de las medidas sanitarias para minimizar el riesgo de contagio
Además, se puso a disposición de los partidos políticos el Sistema Informático para el Registro de Candidaturas, que fue creado durante los comicios anteriores. Se prohibieron terminantemente los actos de proselitismo fuera del Instituto.
Se mantuvieron filtros sanitarios tanto en el Órgano Central como en los 17 Consejos Distritales del IEE Hidalgo y las 7 Juntas Ejecutivas del INE, así como cuestionarios de seguimiento de las condiciones de salud de las y los servidores públicos, y también se logró proveer de los insumos de higiene necesarios para la protección de su salud.
La observación electoral fue otra de las actividades que requirió de una serie de modificaciones para garantizar que cumplieran con su objetivo de dotar de certeza y objetividad y garantizar, al mismo tiempo, la mirada ciudadana en el quehacer comicial. Al respecto se implementaron registros y capacitaciones virtuales y se buscó cuidar la integridad de quienes se acreditaron bajo el amparo de esta figura. Sin embargo, sería deseable que en procesos sucesivos las personas observadoras electorales pudieran recibir material de protección personal, contar con espacios adecuados para la observación ciudadana en las mesas de casillas y analizar la viabilidad de incorporar en sus informes datos sobre los protocolos sanitarios.
Las campañas electorales son la actividad que moviliza la mayor cantidad de personas. Durante estas, los partidos políticos dan a conocer entre el electorado las candidaturas y sus propuestas legislativas para conseguir su voto. Desafortunadamente, como se mencionó, en el proceso anterior se llevaron a cabo actos proselitistas masivos y no siempre se respetaron las medidas de distanciamiento social, que derivó en un aumento de contagios y fallecimientos.
Por tanto, el IEE Hidalgo en coordinación con las representaciones de los partidos políticos difundió el documento “Recomendaciones para realizar actividades de campaña”, en el que se establecieron estrategias para evitar contagios en actividades de proselitismo tales como las reuniones públicas, asambleas, giras, visitas domiciliarias entre otras. En el documento, se recomendó la instalación de filtros de supervisión sanitaria a fin de garantizar que las personas que ingresaran no representaran un potencial de contagio para el resto de los asistentes.
Bajo la consideración de que ni el IEE Hidalgo, ni el INE son instituciones responsables en México de la salud de las personas, el seguimiento e implementación de estas medidas en las campañas electorales se apeló al compromiso de las personas encargadas de la organización de actos de campaña en espacios públicos o privados para evitar la propagación del SARS-CoV-2 responsable de la enfermedad conocida como Covid-19.
Resulta positivo señalar que a diferencia de lo ocurrido el año anterior, las campañas políticas pasaron de ser de actos masivos a reuniones prácticamente privadas con un número muy reducido de personas e incluso con la pandemia se aceleró la tendencia de concentrar la difusión de propaganda electoral al mundo digital, especialmente a través de redes sociales como Facebook o Twitter o de aplicaciones telefónicas cerradas como Whatsapp o Messenger, lo que permitió evitar aglomeraciones que pudieran propiciar la dispersión comunitaria del Covid-19. En el caso de las visitas domiciliarias se sugirió acudir un máximo de tres personas con la debida protección sanitaria.
Al privilegiar el espacio digital para la dispersión de mensajes políticos proliferaron en las redes sociales los rumores políticos, conocidos como fake news, los que fueron reforzados por las características culturales o políticas de la sociedad, y engrosados con una cultura política de desconfianza.
Al mismo tiempo, las autoridades electorales locales y nacionales buscaron adaptar su modelo de comunicación para incentivar la participación en las urnas y disminuir el abstencionismo a través de la difusión tanto de los nuevos procedimientos vinculados a la protección sanitaria como de las adecuaciones al ejercicio del voto. Aunque vale la pena insistir en que para los ejercicios próximos las narrativas de comunicación deberán adaptarse a las diferentes condiciones territoriales de la entidad de forma que cualquier ciudadana o ciudadano pueda acceder a la información institucional, ya prácticamente la mitad de la ciudadanía vive en zonas urbanas y la otra en zonas rurales.
Para la jornada electoral, el INE implementó diez protocolos, entre los que se encontraba el “Protocolo de atención sanitaria y protección a la salud, para la operación de las casillas”, un documento que fue elaborado por un grupo de trabajo integrado por la Junta General Ejecutiva del INE y cinco médicos especialistas para la elección de ayuntamientos en Hidalgo y de diputaciones en Coahuila el año pasado.
De acuerdo a dicho documento, al llegar a una casilla, el elector o electora debía portar su credencial para votar, cubrebocas —si no llevaba se le brindaba uno—, procurar el distanciamiento social de dos metros y si así lo prefería portar un plumón o bolígrafo para emitir su voto.
Sobra decir que se incluyó en dicho documento la desinfección de manos a la entrada con gel antibacterial que contuviera al menos 60% de alcohol antes y después de haber sufragado, así como limpieza y sanitización, tanto de instalaciones como de las superficies, el equipamiento y los materiales electorales; incluso la colocación de señalizaciones en el piso para indicar los espacios de espera para votar. Además, las y los funcionarios de casilla no debían tocar las credenciales: el o la votante debía dejar la credencial en la mesa, luego tomar el sobre y colocarlo en la urna.
Aunque destaca que en la mayoría de las mesas de casilla se cumplió con los protocolos establecidos, ya que contaban con todos los materiales de sanitización y señalización, también hubo incumplimiento en algunas de ellas, por ejemplo, no se asignó a una persona para la desinfección de mamparas o de marcadores. También se observó que en muchos casos las y los funcionarios de casilla almorzaban en las propias mesas, puesto que no se disponía de un espacio adecuado para su alimentación. Además, en algunos municipios, resultó riesgosa la concentración de personas en las afueras de las casillas electorales en espera de los resultados y no hubo suficiente previsión de las autoridades correspondientes.
Otro punto por observar es que, durante todas las etapas de la cadena de custodia de los materiales electorales, desde las casillas hasta las sedes de los Consejos Distritales, se privilegió el distanciamiento social y la sanitización, al mismo tiempo que se aprovecharon diversas ventajas tecnológicas para transferir los resultados a diversos centros de procesamiento de resultados.
Otro de los focos de riesgo de contagio fue el desarrollo de los cómputos distritales, que por su propia naturaleza son actividades en las que hay una amplia concentración de personas, entre representantes partidistas, autoridades y observadores electorales, en espacios cerrados y por largas horas de trabajo ininterrumpido, que incluso pueden alcanzar las 72 horas, según lo establece el Código Electoral. A diferencia de los comicios anteriores, se establecieron medidas de mitigación que permitieran hacer eficientes los procesos de entrega y recepción de paquetes electorales, y protocolos para el escaneo y la digitalización de las actas de escrutinio, así como el conteo de votos y boletas.
El día de la jornada electoral se instalaron 3 849 casillas de las 3 874 programadas para instalarse (1 759 eran básicas, 1 845 contiguas, 263 extraordinarias y 7 especiales), distribuidas y de acuerdo al INE se entregaron 1 890 kits de limpieza y 3 874 paquetes de material y equipo de protección para las mesas directivas de casillas para recibir a 1 023 079 ciudadanas y ciudadanos que integraban la lista nominal
Una vez computados los votos en las instancias correspondientes, se determinó que la participación electoral apenas alcanzó 46.39% que equivale a 5% menos que la alcanzada en la elección de Ayuntamientos llevada a cabo ocho meses atrás. Como bien se sabe, hay diversos factores explicativos del abstencionismo, tanto en el nivel individual como en el colectivo, por lo que es difícil señalar la influencia de la pandemia en dichos resultados.
Finalmente, los órganos jurisdiccionales también pusieron en marcha diversas medidas sanitarias para garantizar el acceso a la justicia electoral. Como se aprecia, los lineamientos sanitarios para organizar procesos electorales durante la pandemia por Covid-19 son multidimensionales y cada institución adapta sus condiciones para enfrentar una realidad inédita. Lo cierto es que ningún protocolo, acuerdo o reglamento será perfecto y ninguno acreditará —por sí solo— el ejercicio de los derechos político-electorales y el cuidado de la salud. Se requiere cooperación, coordinación, flexibilidad y adaptabilidad constante. Si bien para la organización de la jornada comicial del pasado 6 de junio en la que se eligieron 30 diputaciones del Congreso del estado de Hidalgo ya se disponía de una enorme experiencia institucional por haber organizado una elección en medio de la pandemia, los protocolos tuvieron que ser ajustados para garantizar los principios de la función electoral y la protección de la salud de las y los servidores públicos, representaciones partidistas y, por supuesto, la ciudadanía.
De ahí la importancia de procurar el análisis y evaluación de los protocolos e instrumentos de gestión electoral que contribuyan a afinar y complementar las normas y decisiones y que sirvan de base para futuros comicios, en tanto la crisis sanitaria no sea superada.
[1] El 15 de diciembre de 2019, inició el proceso electoral en Hidalgo para la renovación de los 84 ayuntamientos, que implicaba la disputa política por más 1, 080 cargos entre alcaldías, sindicaturas y regidurías y cuya jornada comicial se verificaría el domingo 7 de junio. A partir de entonces, la etapa de preparación transcurrió con normalidad los primeros tres meses del año 2020, hasta que el 1 de abril, el Consejo General del INE aprobó ejercer la facultad de atracción, para efecto de suspender temporalmente el desarrollo del proceso electoral en el estado de Hidalgo y Coahuila por la pandemia, en agosto se reanudó dicho proceso.
[2] Espinosa Sillis, Arturo. 2021. “Los derechos políticos electorales durante la pandemia”, en Fuchs M. y Querido L. (Ed), “Covid-19, Estado de derecho y Procesos Electorales en Latinoamérica”, Bogotá, Colombia, 2021: Fundación Konrad Adena. https://www.kas.de/documents/271408/4591369/COVID+ESTADO+TRANSPARENCIA.pdf/df15bbbf-62ae-d07e-dbbb-153338c5b552?t=1614034567226