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Ciudadanía Digital vs. Conductas Autoritarias

La era de los datos interpela tanto a individuos como a Estados al abrir un nuevo espacio de acción social. Las nuevas tecnologías de comunicación suponen desafíos a regímenes afectos a prácticas autoritarias. Las redes sociales son un arma de autogestión y participación directa en la vida pública de las naciones que prueban día a día el deseo de los ciudadanos de impedir abusos y enfrentar situaciones que vulneren sus derechos.

 

Introducción

A ciencia cierta, es difícil determinar la efectividad e incidencia de las nuevas tecnologías en el comportamiento y las conductas sociales, no por ausencia de información, sino porque es tan dinámica, que, los parámetros cuantitativos posibles de medir no explican con profundidad los fenómenos sociales de naturaleza cualitativa. Sin embargo, pareciera ser que el impacto es elevado, dado el desarrollo vertiginoso de las mismas. Es evidente que, a nivel mundial, se están produciendo modificaciones sustanciales, influidas directamente por los recursos tecnológicos que constantemente plantean nuevos paradigmas en la vida misma de las personas e instituciones, indistintamente de la ubicación geográfica. La inevitable transculturización, no solo como producto de la globalización, sino por el acceso cada vez más efectivo a los espacios virtuales de intercambio de información e interacción mundial, han creado un tejido social global, conocido como “Ciudadanía Digital”. Surgen nuevos conceptos como “Democracia en Línea” o “Ciberdemocracia”, que, con el incremento de la cobertura y potencia de las nuevas tecnologías, encendieron las alarmas en algunos estados, dado que supondrían una amenaza real, por la efectividad de la interacción humana a través de las redes sociales, situación que preocupa a los que practican conductas autoritarias.

Para graficar la incidencia de las nuevas tecnologías y el impacto de la ciudadanía digital, en este artículo, exploraremos específicamente su contraposición a las conductas autoritarias. Utilizaremos 6 ejemplos, que no necesariamente suponen que están asociados a estados autoritarios, pero si a conductas autoritarias.

  1. España: Ciudadanía Digital vs. La Manipulación de la Información y la Mentira (2004)

El 11 de marzo de 2004, se produjo el atentado más atroz que recuerde España y probablemente uno de los más cruentos de Europa. En la estación de Atocha (Madrid), explotaron 10 bombas colocadas en 4 trenes, murieron 191 personas y 1700 heridos (datos aproximados). Eran días complicados en medio de una reñida competencia electoral (el 14 de marzo se celebrarían las elecciones nacionales). Hasta ese momento, el Partido Popular (PP), en funciones de gobierno, cuyo candidato era Mariano Rajoy, llevaba la delantera en las encuestas con cerca de 4 puntos sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a la cabeza de José Luis Rodríguez Zapatero. Inexplicablemente después de producirse el atentado (11M), el presidente en funciones José María Aznar, se comunicó con varios medios de comunicación y de forma tenaz e insistente, atribuyó la autoría del atentado al grupo terrorista vasco ETA (Euskadi Ta Askatasuna).

Para empeorar las cosas, el ministro del interior Miguel Ángel Acebes, terminó de lapidar a su gobierno y partido en plena elección. En un artículo de Elsa Granda, titulado “La verdad de Acebes, paso a paso”, publicado por el periódico El País, en fecha 28 de julio de 2004, señala textual: En sus siete comparecencias públicas desde el 11 de marzo (13.30) hasta el día 14 (14.24), el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, relacionó a ETA con los atentados al menos 59 veces, utilizando expresiones como “es absolutamente claro y evidente que la organización terrorista estaba buscando un atentado de estas características”, “la dinamita es la que utiliza ETA” o “no tenemos ninguna duda, ni creo que la [tenga la] inmensa mayoría de los españoles”.

¡Increíble!, en teoría, cualquier político principiante, sabe que no es prudente utilizar términos absolutos, porque constituyen un arma de doble filo, al punto de convertirse en una bomba que te puede estallar en las mismas narices; por eso, lo recomendable, es relativizar los mensajes. No obstante, claramente no fueron declaraciones imprudentes, el trasfondo político exigía poner toda la carne en el asador, el PP sabía que asociar el atentado a ETA, lo favorecería electoralmente, porque el PSOE planteaba en ese momento una política de negociación con ETA, como supuesto recurso de pacificación.

Todo resultó a la inversa, sucedió lo que tanto temían, las mentiras de Aznar y Acebes salieron a la luz en solo dos días y, se develó que la autoría de tan fatídico atentado correspondía al grupo terrorista islámico Al Qaeda. Recordemos que José María Aznar, fue muy proactivo con la política norteamericana, para lo cual apoyó la invasión a Irak junto con Gran Bretaña (20 de marzo de 2003), con el justificativo de que se estarían fabricando armas de destrucción masiva, poniendo en riesgo la seguridad mundial. Esta situación, desató la ira del mundo árabe, particularmente de Al Qaeda, que se atribuyó el atentado de Atocha el 2004.

ETA no tuvo nada que ver; en consecuencia, la manipulación de la información en los medios y la imperdonable mentira de las autoridades, generaron tanta incertidumbre, que la ciudadanía se volcó a buscar información en internet, manifestando y transmitiendo su contrariedad e indignación a través del sistema de mensajería SMS. La potencia y efectividad de esta “arcaica” tecnología, fue suficiente para lograr la auto convocatoria ciudadana más densa jamás vista en España. Millones de ciudadanos salieron en manifestación los días posteriores al atentado en todo el país. Finalmente, vendría el batacazo, el Partido Popular (PP), que llevaba ventaja en la carrera electoral, en tres días perdió las elecciones (14 de marzo). Es verdad que los socialistas (PSOE), afirmaban que ganaron a pesar del atentado, pero está claro que al menos les echó una mano en el “timing” oportuno.

Ha corrido mucha tinta en la rememoración del luctuoso episodio, periodistas, sociólogos, politólogos e investigadores, han hecho varias consideraciones al respecto. El periodista Carlos Cué, autor del libro Pásalo, señala textualmente: “esta fue la primera vez que el móvil se usó para organizar una manifestación y la difusión de información “de forma ajena a los partidos” en España. En esa misma línea, Víctor Sampedro Catedrático de Opinión Publica y Comunicación Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, afirmaba: Por primera vez, “el tejido social emplea la tecnología móvil para una convocatoria ciudadana”. (28 julio 2004, El País)

En la memoria de corto plazo, el 2004 parece ayer; sin embargo, el desarrollo de las nuevas tecnologías es tan vertiginoso, que los mensajes de SMS, parecieran la prehistoria; no obstante, probaron algo aparentemente imposible: cambiar el curso de la historia en materia social, política y electoral. La ciudadanía digital, se apuntó una victoria contra la manipulación de la información y, sobretodo: la inaceptable mentira.

  1. Irán: Ciudadanía Digital vs. Legislación Teocrática (2005)

Sakineh Mohammadi Ashtiani, mujer de origen iraní, presa desde el año 2005, fue condenada en mayo de 2006 a recibir un castigo consistente en 99 latigazos, por haber cometido el supuesto delito de mantener una “relación extramarital” con una pareja, varios años después de la muerte de su marido. Pese a haber sido sometida a la cruel sanción de forma pública y, entendiendo que habría pagado su castigo, nuevamente el año 2007 es condenada por el mismo delito. A pesar de que tres de los cinco jueces del tribunal sancionatorio iraní, afirmaron tener dudas sobre su culpabilidad, igual se activó en su contra la brutal pena de muerte por lapidación (Sharia), castigo impuesto por la ley islámica. Desde luego que, desde una mirada occidental, esta infamia, constituye una aberración jurídica, dado que la mayor parte de la normativa de carácter universal, establece que nadie puede ser condenado dos veces por el mismo delito (suponiendo que fuera un delito). Pero es otra jurisdicción, cultura y legislación, cabe aclarar que, en la legislación iraní, existe un principio denominado “conocimiento del juez”, que permite a los juzgadores adoptar decisiones en relación a la culpabilidad del acusado, sin contar con pruebas irrefutables, evidenciando que, en los estados totalitarios de fuste teocrático, impera la discrecionalidad, capaz de someter a cualquier persona en función del humor, prejuicios o enconos inclusive personales, ¡simplemente inefable!

Lamentablemente, las cosas no terminaron ahí para Sakineh Ashtiani, la misma, fue encontrada culpable del asesinato de su marido en colaboración, y así, el interminable calvario parecía una historia sin fin.

Más allá de la problemática jurídica y las cuestionables condenas, fueron surgiendo en el mundo voces influyentes, planteando inclusive hasta hoy, debates de orden axiológico y filosófico. El 17 de julio de 2010, el filósofo y escritor Bernard-Henri Lévy, hizo un llamamiento público: “Hay que salvar a Sakineh Ashtiani”. (17 julio 2010, El País). En dicho artículo, llama la atención la forma explícita en que se dirige a diferentes organizaciones del Canadá, Reino Unido y Estados Unidos, además de la inédita publicación de las direcciones personales y correos electrónicos del Ayatolá Sayed Alí Jamenei, guía supremo de la República Islámica de Irán, el ministro de Justicia, el Ayatolá Sadegh Lariyaní entre otros, afirmando de forma taxativa: “Hay que inundar de mensajes los despachos de estos funcionarios”.

Posteriormente a los abusos sufridos por Sakineh, las reacciones de indignación fueron literalmente globales; es así que, líderes políticos, intelectuales e infinidad de organizaciones de defensa de los derechos humanos en gran parte del mundo, se pusieron en campaña en procura de generar una presión al régimen iraní, intentando que la medida fuera revertida. Está claro que los esfuerzos no fueron infructuosos, pero quizás tampoco suficientes. La organización Amnistía Internacional entre muchas otras, realizó una campaña en todos los frentes, siendo uno de estos la recolección de firmas a nivel mundial, cuya petición llegaba a los “correos electrónicos” de cuantos ciudadanos del mundo se pudiera, en consecuencia, cientos de miles de firmas se adhirieron, constituyendo de esta manera un entramado virtual de colosales proporciones. ¿Qué se logró?, pues nada más ni nada menos que en el año 2011, las autoridades iraníes, anuncien que no ejecutarían la condena dictada por los jueces en contra de Sakineh, y finalmente el año 2014 ante una presión internacional insostenible, la indultaran y recuperara su libertad. La “Ciudadanía Digital” movilizada en todo el mundo, tuvo una cuota importante en una lucha totalmente pacífica que nunca dio tregua.

  1. Estados Unidos: Ciudadanía Digital vs. Islamofobia (2010)

El año 2010, días antes del recordatorio del 11 de septiembre (11S) en EEUU (atentado terrorista islamista en el World Trade Center, Nueva York), el controvertido pastor Terry Jones, encargado del Dove World Outreach Center, centro cristiano fundamentalista en la pequeña ciudad de Gainesville, Florida, conmocionó, proponiendo una acción anti islámica que causó ira en el mundo musulmán e indignación en el mundo occidental. Propuso que el 11S, fuera declarado el día de la quema del Corán (Koran Burning). Esta descabellada propuesta fue publicada en Facebook, ocasionando reacciones a todo nivel. Políticos y líderes religiosos de muchos países expresaron su repudio generalizado, asimismo, la ciudadanía a través de las redes sociales, fue explícita y muy dura contra el pastor Jones, hasta que este tuvo que declinar en su propósito. El servidor del municipio de Gainesville, colapsó por la cantidad de correos electrónicos que recibía por segundo, la mayor parte pidiendo duras sanciones. A esas alturas, las redes sociales ya tenían un formato más sofisticado, cuya efectividad indudablemente permitía realizar acciones de doble vía. Si bien es cierto que las acciones colectivas de la ciudadanía vía plataformas virtuales tenían un alto grado de eficacia, no debemos perder de vista que estos espacios están disponibles para todos los propósitos, siendo estos muy favorables y al mismo tiempo potencialmente muy peligrosos. Terry Jones se valió del Facebook, logrando una inusitada cobertura, que difícilmente hubiera conseguido a través de medios convencionales. No obstante, las malas y escandalosas noticias, suelen captar la atención de los medios de comunicación, cuando logran notoriedad o indignación, como es el caso descripto. El espacio digital dejó hace mucho tiempo de ser una cuestión opcional, para convertirse en un espacio de interacción inevitable e ineludible, para bien o para mal, indistintamente.

Desafortunadamente, Terry Jones no cesó en su propósito, finalmente el año 2011 quemó el Corán en un pequeño acto grabado y publicado en las redes sociales, encendiendo la furia de manifestantes afganos, que, buscando venganza, invadieron un complejo de la ONU, quitando la vida de 7 empleados, en un ataque nunca antes sufrido por la organización. (2 de abril 2011, El Mundo)

Finalmente, Terry Jones fue detenido; cometió actos inadmisibles, pero fue derrotado en alguna medida por vigorosas acciones ciudadanas. El costo fue alto, porque la sanción demoró en llegar. De esta forma, no cabe duda de que la ciudadanía digital no es equivalente mecánicamente a la probidad y búsqueda de la paz social, es un espacio complejo, diverso, convergente y también antagónico.

  1. Túnez: Ciudadanía Digital vs. Dictadura (Primavera Árabe 2010)

El 17 de diciembre de 2010, en Sidu Buzid, una pequeña ciudad tunecina muy pobre, se produciría un acontecimiento que ha marcado un hito histórico sin precedentes. En principio parecía un hecho marginal, propio de los regímenes que no reparan en absoluto ante el dolor y sufrimiento ajeno. Este suceso, sería el detonante de los cambios más importantes en el mundo árabe. Mohamed Boauzizi, un nombre que quedará marcado en la historia como un verdadero héroe de proporciones globales, por la inspiración que instaló en los estados teocráticos totalitarios, se inmoló en un acto de protesta, ante una vida sin esperanzas, plagada de abusos y desventuras. Boauzizi, era un humilde hombre de 26 años, dedicado a la venta de frutas y verduras para sostener a su familia. Un día común, fue acosado por la policía corrupta en plan extorsivo. Como era habitual, le demandaron algo a cambio de dejarlo trabajar, Boauzizi se negó, situación que supuso para él, sufrir una vez más las acostumbradas vejaciones y humillaciones. Le decomisaron su mercadería e instrumentos de trabajo y, pese a sus insistentes reclamos en la comisaría, solo recibió burlas y golpes de desprecio, situación que lo llevó a tomar una drástica decisión, que difícilmente podría ser comprendida bajo los códigos occidentales. En un acto simbólico extremo, se roció con gasolina y se prendió fuego en presencia de los policías, que azorados no supieron que hacer. Esta acción, que nos lleva a pensar cuan socavada debió estar la moral de este hombre, que decidió morir antes que seguir soportando tanta injusticia propinada por un régimen cleptocrático, cruel y sanguinario. Sería el inicio de la denominada “Revolución de los Jazmines”, que a la postre encendería la mecha de la revolución de la “Primavera Árabe”.

El momento de prenderse fuego, el primo de Mohamed Bouazizi, filmó con su teléfono celular el episodio y lo subió al internet, originando la ira de la población, que reaccionó de forma inéditamente abrumadora, saliendo a las calles inconteniblemente, a tal punto que las hordas multitudinarias, desafiaron al dictador Ben Ali, actuando en franco desacato y desobediencia civil. Se había producido algo impensable: perdieron el miedo.

En un artículo escrito por el periodista Juan Miguel Muñoz, señalaba textualmente: “La mancha de aceite se extendió en muy poco tiempo a Thala, Douz, Tozeur… Pero la capital aún permanecía en calma. Y Ben Ali todavía se creía a salvo cuando visitó, el 28 de diciembre, a Bouazizi postrado en la cama. Mientras, los tunecinos se entregaban a Internet y a Facebook -censurado a menudo y, en una ocasión tiempo atrás, durante cinco meses- para convocar manifestaciones. Sin Internet, sin Facebook y sin Al Jazeera, la revolución habría sido imposible”. (23 de enero, El País)

Definitivamente, la ciudadanía digital activada, sorprendentemente ponía de manifiesto que, derrocar dictaduras también era posible. El mundo árabe cambió y como fichas de dominó, no tardaron en caer dictadores en otros países árabes, el turno fue de Hosni Mubarak en Egipto, Muamar el Gadafi en Libia y Alí Abdalá Salé en Yemen. Boauzizi, encendió la chispa que cambió radicalmente la situación política en la región árabe, con incidencia geopolítica.

 

  1. Bolivia: Ciudadanía digital y la “Revolución de las Pititas” (2019)

No cabe duda de que Latinoamérica estuvo marcada por una cantidad innumerable de sucesos extremos con mayor o menor intensidad, cuyos comunes denominadores (y no nos referimos a las similitudes culturales propiamente), estuvieron y aún están marcadas por problemas estructurales de pobreza, escasa institucionalidad y autoritarismo. En este contexto, algunas democracias en nuestra región, jóvenes aún, no han resuelto el déficit de institucionalidad, situación que conlleva una tensión dinámica que podría estar vinculada en algunos casos, a conductas autoritarias de proyectos políticos denominados “progresistas”, que afloraron con barniz populista, se encaramaron en el poder, para luego desestructurar los basamentos más sagrados que contemplan las constituciones de nueva data (Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano).

En lo que concierne a Bolivia, Evo Morales, llega a la presidencia después de haber ganado una elección de forma contundente el año 2005, con 54 por ciento del apoyo popular; no cabe duda que fue la victoria más holgada obtenida por una fuerza política en Bolivia, después de la recuperación de la democracia en el año 1982. Morales gobernó tres gestiones, la primera y segunda legales; sin embargo, la tercera gestión, fue fruto de una interpretación forzada del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que a través de la sentencia No. 003/2013, lo habilitó para postular por un tercer mandato, con el argumento bochornoso de que Bolivia ya no era una República, sino un Estado Plurinacional y, por tanto, había sido refundada, quedando habilitado para postular al periodo 2015 – 2019,  que posteriormente ganaría, consumando de esta manera un tercer mandato a todas luces inconstitucional.

Por si fuera poco, el 21 de febrero de 2016, el propio Evo Morales, desafió a la población a decidir mediante referéndum, si estaba de acuerdo en modificar el artículo 168 de la Constitución Política del Estado, para que pueda postular por cuarta vez consecutiva. El resultado fue negativo, Bolivia le dijo NO. Al día siguiente de perder el Referéndum, las altas autoridades anunciaron que analizarían otras opciones y, con la complicidad del Tribunal Constitucional Plurinacional, mediante la sentencia 084/2017 que inaplica el artículo 168, 285(II) de la Constitución boliviana y otros, se dispuso que los derechos políticos son “derechos humanos”, cometiendo de esta manera un acto arbitrario, otorgándole a Evo Morales y a todas las autoridades electas, el derecho de repostularse de forma indefinida.

En ese contexto, el 20 de octubre de 2019, Morales se presentó a las elecciones y cometió a todas luces un fraude electoral, denunciado por las organizaciones políticas bolivianas y, ratificado por los informes técnicos de los veedores internacionales de la OEA y Unión Europea.

Conocidos los resultados preliminares y, dado que la manipulación electoral era una sospecha que iba “in crescendo”, la ciudadanía empezó a movilizarse paulatinamente. Nunca antes en la historia de Bolivia desde la recuperación de la democracia (1982), de forma tan masiva, organizada y cohesionada, la población salió a las calles a pedir respeto a su voto. Las evidentes sospechas de manipulación electoral y, la demanda ciudadana que en principio apuntaba a la realización de una segunda vuelta, hubieran podido descongestionar la crisis política; no obstante, esta fue completamente ignorada por el establishment “masista”, el cual ni siquiera consideró la opción y, se atrincheró con más fuerza, actuando de manera intransigente.

Al salir a la luz indicios de fraude cada vez más contundentes, la población pedía la anulación de las elecciones, situación que tampoco tuvo eco en el gobierno, desencadenando una movilización ciudadana cada vez más convulsionada que terminó pidiendo una medida extrema: la renuncia de Evo Morales.  En definitiva, en Bolivia no hubo golpe de estado, lo que hubo fue un escandaloso y “burdo fraude”, que colmó la paciencia ciudadana, hasta el extremo de paralizar el país y lograr su renuncia.

A nivel nacional, se organizaron micro bloqueos muy eficaces, cuyo efecto contagio fue sorprendente. Analizando la sociología de la movilización social, se evidencia que convergieron cinco elementos: 1) objetivos claros, 2) organización, 3) cohesión, 4) resistencia y 5) liderazgo. La ciudadanía logró la renuncia de Morales, después de más de una década, el pueblo hizo su revolución, denominada la “Revolución de las Pititas”, por su carácter pacífico, eminentemente ciudadano y fuertemente activado en las redes sociales (RRSS).

 

  1. ¿Es cuestión de edad? (2010)

La edad, la eterna edad. Es común escuchar que las nuevas tecnologías son medios disponibles preferentemente por público joven; de hecho, al margen de parecer un prejuicio a priori, hacer esta asociación mecánicamente resulta superficial. En el año 2010, el periodista Joseba Elola, hizo un reportaje muy interesante denominado: “Debo ser más radical en lo digital”. Consiste en una entrevista realizada a Alan Rusbridger, director del periódico The Guardian, el más leído en línea, después del New York Times. (12 de septiembre, El País)

Rusbridger, próximo a ser sexagenario en esas fechas, relataba como un día puso un mensaje en su twitter que decía textual: “Lo siento, no podemos publicar la historia de una compañía que no puedo nombrar por razones que no os puedo decir”. Fue suficiente, en menos de 24 horas, la comunidad de tuiteros, develó que se trataba de la empresa petrolera Trafigura, la cual estaba causando atroces daños al medioambiente y por supuesto a la salud, en Costa de Marfil.

Estamos ante una evolución impresionante de la vigilancia global, ejercida desde las redes sociales. Para el entrevistado, “Twitter es la herramienta periodística más poderosa que ha aparecido en los últimos diez años”, dicha afirmación, conlleva implícitamente un mensaje potente, la edad no es una limitación.

Conclusión

En términos axiológicos, la efectividad de las nuevas tecnologías es discutible; sin embargo, en términos fácticos, han llegado para quedarse. Las redes sociales, que configuran el complejo entramado que posibilita la interacción humana, denominada “Ciudadanía Digital”, son altamente influyentes en los asuntos de los estados. Con casos concretos, hemos procurado hacer una muy breve exploración, de su desarrollo, eficacia e incidencia. No cabe duda, que las trasformaciones sociales, están indisolublemente ligadas a los circuitos globales de tecnologías en constante desarrollo. Es impensable prescindir de ellas, al contrario, con personas como William Assange y Edward Snowden, héroes para unos y criminales para otros, se ha abierto el debate acerca de la democratización de la información. ¿Deberían existir límites?, ¿Son realmente regulables?, ¿Su potencial es mayormente beneficioso?, ¿Su peligrosidad pone en riesgo la estabilidad global?

Definitivamente, las posibilidades de las nuevas tecnologías son infinitas, están cambiando el mundo, su incidencia en la economía, la política y la vida misma de los ciudadanos, no han hecho más que empezar. Sin embargo, no todo son buenas noticias, la “ciudadanía digital” es poderosa, pero también permeable. Recientemente se puso en la lupa global, el caso más emblemático de los últimos tiempos: Cambridge Analytica, su influencia en las elecciones en Estados Unidos y el Brexit. Definitivamente, son otros tiempos, tiempos sorprendentes y turbulentos, imposible aburrirse.

 

[author] [author_image timthumb=’on’][/author_image] [author_info]Franklin Pareja

Politólogo, Master en Administración de Empresas, actualmente candidato a Doctor en Desarrollo y Políticas Públicas. Profesor titular de cátedra en la Universidad Mayor de San Andrés Bolivia. Analista Político, experto en gestión pública y temas internacionales. En la vida profesional, ha ocupado funciones jerárquicas en el gobierno boliviano, en las áreas de desarrollo, trabajo y seguridad. [/author_info] [/author]