Los últimos años han traído un incremento del uso de las criptomonedas en América Latina. Naciones como Argentina, Brasil, Paraguay, Panamá, México, entre otras, están apostando por el uso de estas monedas. Tan es así, que El Salvador se ha convertido en el primer país en el mundo en legalizar el uso del bitcóin (BTC) como moneda de curso.
Sin embargo, no todo ha sido color rosa para las criptomonedas en la región. Así lo demuestra su historia, por ejemplo, en Venezuela, cuando en 2017 el gobierno autoritario de Nicolás Maduro lanzó una agresiva ofensiva contra los usuarios de monedas digitales en el país, desmantelando granjas de minería, cerrando casas de exchange, encarcelando mineros y congelando cuentas bancarias a quienes hubieran operado con cualquier tipo de dinero virtual.
Por otra parte, en 2018, México sancionó la Ley Fintech que, entre otros aspectos, regula la selección del tipo de criptomonedas de uso autorizado por las Instituciones de Financiamiento Colectivo, de fondo de pago electrónico y de crédito, y sociedades que operan con modelos novedosos. Al año siguiente, se emitía la Circular 4 por el Banco de México, que limitaba el uso de los criptoactivos por entidades financieras a operaciones internas. Por último, el pasado junio, el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores sacaron un comunicado conjunto que afirma la no adopción legal de los criptoactivos como moneda de curso legal ni divisas en el país, así como la no autorización a las instituciones financieras a ofrecer al público operaciones con monedas virtuales; entre otros puntos.
Así las cosas, ¿cómo se inserta Cuba entonces en el criptopanorama?
Desde que Satoshi Nakamoto hiciera público el bitcoin en 2009 —según algunas teorías, como respuesta a la crisis financiera de 2008—, la Isla se había mantenido al margen, de manera oficial, de todo lo que estuviera relacionado con el criptomercado. Sin embargo, a finales del pasado agosto, el Banco Central de Cuba (BBC) emitió la Resolución 215, publicada en la Gaceta Oficial…, que otorga al BBC la potestad de «regular el uso de determinados activos virtuales en transacciones comerciales, así como el otorgamiento de licencia a proveedores de servicios de activos virtuales para operaciones relacionadas con la actividad financiera, cambiaria y de cobranzas o de pagos, en y desde el territorio nacional».
Con una economía totalmente en crisis y en medio de la implementación de un paquete de medidas económicas más que impopulares entre la población cubana, resulta válido preguntar cuál pudo haber sido el detonante para que el Gobierno, de un día para otro, comenzara a prestarle atención a las criptomonedas; ¿podría ser Cuba el mismo caso de Venezuela?; ¿qué se esconde en realidad tras esta nueva resolución del BBC?
Varias son las interrogantes e inquietudes que han surgido no solo entre la criptocomunidad cubana. Muchas otras personas, que ni siquiera manejan activos virtuales, se preguntan también qué repercusiones traerá una medida como esta para la economía y política domésticas.
Por eso entrevistamos a Boaz Sobrado, analista de datos y especialista en el criptomercado cubano.
El BTC, y luego el resto de las criptomonedas, nacieron con el propósito de descentralizar la economía y trasladar el poder económico hacia los propios sujetos. ¿Puede hablarse entonces o no de una relación proporcional entre democracia y descentralización económica? ¿Cómo se refleja esta correlación en países de la región con gobiernos dictatoriales, dígase Cuba, Nicaragua y Venezuela?
No necesariamente. Yo creo que las tecnologías como las criptomonedas no llevan en sí un impulso político hacia la democracia. Sin embargo, definitivamente, sí hay una tendencia a impulsar la economía descentralizada y eliminar actores muy poderosos. Pero eso no necesariamente tiene que ir mano a mano con la democracia.
De hecho, por la manera en que está construida esa tecnología, puede ser utilizada por cualquiera, lo mismo por el gobierno de Cuba que por los talibanes que por Estados Unidos; o sea, lo puede usar cualquier grupo de personas o gobierno. El empleo de esta tecnología va más allá de cualquier espectro político. Y esto es algo muy interesante porque es una tecnología que nace desde un segmento en el Internet, bastante libertario, que impulsa la descentralización y quiere quitarse de encima al Estado.
No obstante, ahora está siendo investigada por el Estado cubano, que no tiene una ideología democrática. Lo cual evidencia, desde mi punto de vista, lo poderosa que es esta tecnología.
Así que no. No necesariamente hay una relación entre criptoactivos y democracia; pero sí entre estos y la descentralización económica.
Ahora mismo resulta bastante interesante seguir el proceso que está ocurriendo en El Salvador porque podemos estar asistiendo a un proceso contrario; es decir, de centralización a partir del uso de criptoactivos. No podría hablarte mucho más de este caso porque aún es demasiado temprano para saber, pero hay cosas relacionadas, por ejemplo, con la billetera estatal, que pueden estar un poco erradas. Hay que tener esto en cuenta.
En junio de este año, se celebró en Miami, Estados Unidos, la Conferencia Bitcóin. Poco tiempo después, El Salvador decide adoptar el BTC como moneda de uso corriente, mientras México y Cuba emiten resoluciones restringiendo el uso de los criptoactivos. ¿Cuáles fueron los temas que se trataron en la Conferencia y qué puntos pudieron influir en las posiciones tan opuestas que han adoptado estos tres países latinoamericanos?
Esta es una pregunta muy interesante, sobre todo por lo que está pasando en El Salvador. No conozco lo suficiente la política salvadoreña para saber exactamente qué es lo que pretende Nayib Bukele en el ámbito internacional. Supongo que en los próximos dos años no suceda mucho, teniendo en cuenta que El Salvador no es un actor económico de peso.
Por otra parte, no solo en México y Cuba, también en otras partes del mundo como Estados Unidos o China, las autoridades se están percatando de que las criptomonedas no van a desaparecer, sino que van a tener una vida más larga y por esa razón se vuelve necesario para estas su regulación. De maneras diferentes, los gobiernos del mundo comienzan a prestarle atención a los criptoactivos y a reaccionar ante ellos de diversos modos.
El gobierno del presidente John Biden y el Departamento de Estado están investigando cómo pueden, con el uso de criptoactivos, montar algún tipo de sistema de remesas donde no esté involucrado GAESA. Son conversaciones que ya se han dado en la Casa Blanca. He hablado con personas que han estado en estos diálogos. Pero todavía no hay nada definido. A principios de agosto, Biden dio un plazo de 30 días, que ya han pasado, y sigue sin haber una respuesta.
Como parte de la tecnología financiera, el uso de las criptomonedas requiere de un acceso total a Internet. Sin embargo, en el caso específico de Cuba, esto no es posible, pues las condiciones económicas no permiten que toda la población pueda utilizar computadoras o teléfonos inteligentes, ni pagar las ofertas de conexión a la red de redes de Etecsa, la única empresa de telecomunicaciones que opera en la Isla. ¿Cuáles son las cifras aproximadas de usuarios de activos digitales en Cuba? ¿La criptocomunidad cubana ha experimentado un auge en el último lustro? ¿Cómo se ha dado o no ese desarrollo?
Es muy difícil sacar cifras sobre los usuarios de activos digitales en Cuba porque no hay ninguna base de datos centralizadas. Además, los usuarios cubanos no quieren que se sepa que ellos están usando criptoactivos. No obstante, hay indicios y herramientas, por ejemplo, Google Trends, que señalan un aumento considerable del uso de los criptoactivos en Cuba.
En parte, creo que este aumento se relaciona un poco con la estafa piramidal de Trust Investing porque para muchos era la primera vez que usaban o se relacionaban con criptoactivos, así que las búsquedas sobre el tema aumentaron mucho.
Si bien es cierto que el uso de estas tecnologías requiere obligatoriamente de Internet y que no todo el mundo en Cuba tiene acceso a la red o dispositivos para conectarse, los usuarios han seguido creciendo en Cuba. Poco a poco, cada vez más personas van teniendo acceso a teléfonos inteligentes, aunque no sean muy buenos, u otros dispositivos. Y cada una de esas personas es, a su vez, un usuario potencial de criptoactivos.
El cierre de las Western Union en Cuba —debido a las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump a las empresas militares cubanas—, la eliminación de la mayoría de subsidios económicos a la población, la dolarización primero y luego posterior eurorización, y la subida de los precios de gran cantidad de productos y servicios básicos, entre otros aspectos, han conducido a una desbocada inflación monetaria en la Isla. ¿Qué función desempeñan las criptomonedas como estabilizadores monetarios en el mercado informal cubano?
Ahora mismo un elevado porcentaje del mercado informal de las remesas se está conduciendo a través de los criptoactivos, sobre todo, desde la pandemia de Covid-19. No necesariamente la persona que recibe dinero en Cuba obtiene dólares o pesos cubanos, y la persona que manda a través de canales informales tampoco obligatoriamente envía dólares. Entre los agentes informales que tramitan estas transacciones hay algún método para utilizar los criptoactivos e intercambiar dinero. De hecho, incluso, hay algunos cubanos que están utilizando esa vía para sacar dinero de Cuba.
El pasado 11 de julio, el pueblo cubano, ahogado por la crisis económica, política y sanitaria que vive el país, salió a lo largo de toda la Isla, en un hecho sin precedentes en seis décadas de totalitarismo, a reclamar sus derechos económicos y políticos. Tras esa fecha, el gobierno de La Habana ha comenzado a emitir paulatinamente decretos-leyes que censuran y restringen aún más las libertades ciudadanas. Uno de ellos es la Resolución 215 del BBC. Teniendo en cuenta que la ley en Cuba tiene una larga historia de ser interpretada convenientemente desde lo político y que la Resolución aún no aclara a quiénes reconocerá como personas jurídicas para autorizarles el uso de las operaciones financieras con activos digitales, es muy posible que el resultado sea ilegalizar todo el tráfico de cualquier usuario de criptoactivos, ya sea jurídica o natural, sobre todo como método de control político. ¿Qué consecuencias podría traer esto para la criptocomunidad cubana? ¿Es posible que signifique un freno o retroceso en su desarrollo? ¿Cómo ha sido acogida esta noticia entre los usuarios nacionales?
Yo no estoy particularmente preocupado por esta resolución del Banco Central de Cuba. Más bien creo que la situación que va a generar es la que hay ahora mismo con el tráfico del dólar. En teoría, solo puedes comprar o vender divisas en los bancos; en la práctica, te metes a sitios como Revolico y ves cualquier cantidad de personas comprando dólares. De vez en cuando, las autoridades se meten ahí y hacen una redada donde arrestan a varias personas y ya. El ciclo comienza de nuevo porque es muy difícil matar un mercado informal de divisas. Y mucho más difícil matar un mercado informal de criptomonedas porque no hay necesidad de un intercambio presencial. Es decir, si yo te compro divisas tengo que recogerlas físicamente, mientras que con los criptoactivos funciona a nivel de transferencias digitales. No hay que estar siquiera en la misma provincia.
Yo creo que más que un freno será un adelanto. De cierta manera se le dará una legitimidad que hasta ahora no tiene. Ya desde el mismo momento en que el Gobierno alerta sobre la compra de criptoactivos y obliga a tener una licencia, muchos verán en ese hecho un marco de legitimidad y reconocimiento.
El cierre de las Western Union y la reducción de los vuelos hacia Cuba ha disminuido notablemente el envío de remesas desde el exterior, a la par que ha aumentado los intereses de las pocas agencias que aún logran enviar dinero a la Isla. Aprovechando esta situación, han surgido iniciativas como Bitremesas.com o Qbita.org, como métodos alternativos para recibir remesas en moneda nacional (CUP) o depositar en las tarjetas de moneda libremente convertibles (MLC). Hasta ahora, estas empresas operaban en un limbo legal porque Cuba aún no tenía ninguna ley regulatoria sobre las criptomonedas. Sin embargo, a partir de que entre en vigor la Resolución 215 del BBC, este tipo de emprendimientos en territorio nacional requerirá de manera obligatoria una licencia o permiso gubernamental para operar. Pero esto constituye una contradicción, pues dentro del listado de actividades económicas negativas de 2021 no se autoriza el ejercicio privado en el ámbito financiero: ninguna persona natural podría, por ejemplo, ofrecer servicios de banca o casas de cambio. ¿Cuál será entonces el futuro para iniciativas privadas como estas? ¿Se abrirá en Cuba un mercado informal, paralelo, con precios alternativos, que brinden estos servicios? ¿Cómo influiría ese criptomercado paralelo en la regulación monetaria no estatal?
Es muy probable entonces que este tipo de empresas se abran desde Panamá o cualquier tercer país porque lo único que necesitan es una página web. Estas agencias seguirán operando como siempre y en términos legales no podrá pasarles absolutamente nada. Por tanto, el mercado informal de criptoactivos tampoco sufrirá cambios. Seguirá estableciendo sus precios de la misma manera que lo ha hecho hasta ahora. De todos modos, en Cuba es muy difícil asegurar o predecir con exactitud cualquier cosa a largo plazo.
Algunas personas ven con optimismo la Resolución 215, como una manera en la que Cuba entre y permita las transacciones de activos virtuales. Si tomamos el caso de Venezuela como ejemplo, ¿puede esperarse que Cuba implemente también una criptomoneda estatal propia? ¿Con qué valor respaldaría la Isla su moneda virtual? ¿Habría una legalización de esa criptomoneda frente a la ilegalización del resto? ¿Cómo funcionaría una criptomoneda estatal, y por tanto fiduciaria, en el criptomercado internacional?
La cuestión venezolana de Petro y Cuba es interesante. Yo creo que el gobierno cubano no tiene la misma capacidad técnica a nivel de infraestructura a gran escala o la ambición para desarrollar su propia criptomoneda. Aunque hay que reconocer que el gobierno cubano sí tiene mucha experiencia con inventos monetarios, al punto de haber tenido funcionando un país con una moneda ficticia como el CUC antes y ahora con el MLC. Además, ya es sabido que el invento venezolano no funcionó; por tanto, no creo que hagan su propio criptoactivo. Sin contar que el mismo MLC funciona como una especie de criptomoneda: es un dinero virtual que no se ve y que está almacenado en una tarjeta, en vez de una billetera digital. Es un funcionamiento bastante parecido. Pero habría que estar metido en la cabeza de las autoridades cubanas para determinar lo que piensan inventar y hacer.
Yo más bien me decanto por pensar que su idea es recaudar criptoactivos y utilizarlos para el comercio exterior. De hecho, hay un mercado enorme en África, donde muchos países tienen limitaciones de exportación de capital que usan criptoactivos para importar muchísimas cosas desde China. Este comportamiento es algo mucho más probable, sobre todo porque es uno de los usos para los que sirven en serio los criptoactivos. Así que, en mi opinión, el gobierno cubano va a intentar recibir un por ciento del flujo de criptoactivos que llegan a Cuba. Es mucho más probable eso que un invento como Petro.
Y es que, en general, no tienen mucho sentido los criptoactivos estatales porque si van a ser emitidos por una entidad centralizada, no tienen por qué estar sobre una estructura descentralizada. Encima, las estructuras descentralizadas tienen muchos costos tecnológicos, muy altos, y solo tienen sentido si están emitidos por algo descentralizado también. Además, si son emitidos por una entidad centralizada, obligatoriamente habría entonces que confiar en esa entidad que los está emitiendo.
En un plano más concreto, ¿cuáles son las expectativas reales que se pueden esperar en los próximos meses tras la Resolución 215 del BBC?
Creo que con la Resolución 215, en los primeros meses, efectivamente, no va a pasar nada. Pero en la medida que transcurra el tiempo se va a avanzar de manera más seria en el uso de criptoactivos, tanto a nivel estatal como popular.