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Ley de Comunicación Social y Represión en Cuba: a tres años del 11J

En una entrevista para la última edición de la revista #DDA de DemoAmlat a Luz Escobar, periodista y fotógrafa cubana, se discuten las serias implicaciones de la nueva Ley de Comunicación Social en Cuba, aprobada en mayo de 2023 y en vigor desde agosto del mismo año. 

Escobar señala que esta ley es una herramienta más del régimen cubano para censurar y reprimir el periodismo independiente, limitando aún más la libertad de expresión en la isla, y que si bien permite la publicidad y el patrocinio, una novedad en Cuba, solo lo hace bajo el estricto control del Partido Comunista.

Además, sigue restringiendo el acceso de los medios digitales independientes a su audiencia, bloqueando sus páginas en los servidores cubanos. Los periodistas que operan de manera ilegal se enfrentan a constantes riesgos de represión y encarcelamiento, y no solo para ellos, sino también a sus familias y amigos, mediante vigilancia constante, detenciones arbitrarias y cortes selectivos de internet.

Escobar también resalta que el régimen ha intensificado su represión debido al creciente uso de redes sociales y espacios digitales para denunciar abusos y organizar la sociedad civil. 

Organizaciones como Justicia 11J y CubaLex han documentado violaciones de derechos humanos, lo que ha llevado al régimen a controlar más estrictamente la narrativa y limitar la libertad digital.

Para ver la entrevista completa, te invitamos a leer la última edición de la revista #DDA de DemoAmlat.

Siguiendo esta línea, el artículo “Cuba a tres años del 11 de julio” de Felipe Galli, rememora los eventos y consecuencias de las protestas masivas ocurridas en Cuba el 11 de julio de 2021. 

Estos disturbios, desencadenados por una crisis sanitaria y un colapso económico sin precedentes, representaron una de las mayores manifestaciones contra el régimen cubano en décadas. 

El autor destaca cómo la llegada de Internet a Cuba entre 2014 y 2018 permitió a los cubanos acceder a información externa y organizarse a través de las redes sociales, lo que jugó un papel crucial en la movilización de las protestas. Estas manifestaciones fueron una respuesta directa a las condiciones de vida extremadamente difíciles en la isla, caracterizadas por pobreza, escasez de productos básicos y apagones prolongados.

El artículo también señala la represión violenta que siguió a las protestas, con numerosos líderes opositores encarcelados o exiliados. La represión estatal aumentó significativamente, con un pico de detenciones en 2021 y 2022, una ligera disminución en 2023, y una nueva escalada en 2024. 

El autor concluye mencionando las recientes manifestaciones en 2024, especialmente en Santiago de Cuba y Bayamo, y la continua represión por parte del régimen. 

A tres años del 11 de julio, el total de presos políticos en Cuba sigue siendo alto, con 1.113 detenidos por motivos políticos, reflejando la persistente lucha de los cubanos por sus derechos y libertades fundamentales.