
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por Raudiel Francisco Peña Barrios.
Luego de dos suspensiones, una ocurrida en octubre de 2023 y otra en enero de 2024, se realizarán las reuniones de rendición de cuentas (RRC) de los delegados municipales del Poder Popular en Cuba el venidero mes de septiembre. Estos espacios de escaso o casi nulo impacto en la dinámica política cubana son de los pocos que permiten a los ciudadanos interactuar con las autoridades locales. De ahí que el objetivo de este breve ensayo es exponer qué son las RRC, para qué sirven y cuáles son sus limitaciones, qué ha pasado en las que ya se han celebrado antes. Además, me referiré a las suspensiones mencionadas con anterioridad y a la convocatoria para septiembre de 2024.
Un primer aspecto a considerar es que las RRC son importantes porque representan el único espacio mínimamente deliberativo que tiene la población para expresar sus opiniones ante los representantes políticos. Se trata de ejercicios de deliberación muy restringidos y poco eficaces en cuanto a su trascendencia para solucionar los problemas locales. También se niega u obstaculiza de alguna forma la participación de las personas que se oponen abiertamente al régimen político, como son los casos de opositores, periodistas independientes y activistas y defensores de derechos humanos.
La regulación jurídica de las RRC se encuentra en la Ley No. 132/2019 De Organización y Funcionamiento de las Asambleas Municipales del Poder Popular y de los Consejos Populares, la cual se adoptó tras la reforma constitucional de 2019 y entró en vigor en diciembre de ese año. En el artículo 90 de esta disposición normativa se indica que la rendición de cuentas del delegado a sus electores es el acto mediante el cual estos conocen, evalúan y se pronuncian sobre el informe de la gestión y labor desarrollada por su representante durante un período determinado. Dicho delegado rinde cuentas al menos una vez en el año. Este precepto legal expresa una de las características de las RRC: son espacios que se desarrollan solo una vez, es decir, un acto formal que se agota en un solo momento.
Asimismo, en las RRC es posible exponer, junto con los criterios de los electores sobre la gestión de su delegado, aquellos planteamientos o problemas referidos a situaciones existentes en su comunidad. Estos deben recibirse y tramitarse conforme al procedimiento correspondiente o se resuelven con la participación popular (artículo 90.2 de la Ley No. 132/2019). En todo caso, se limita normativamente el contenido y alcance de los argumentos de los electores, a que aquellas situaciones que se relacionan con problemas locales.
Las RRC también constituyen, según lo preceptuado en el artículo 91 de la Ley No. 132/2019, una vía para informar a los electores sobre aspectos relacionados con la circunscripción, el Consejo Popular, el municipio, la provincia y el país, y promueve el análisis colectivo en la búsqueda de soluciones con la participación popular. Aunque esta última no puede enfocarse en modificar las características del régimen político cubano, algo impensable mediante canales institucionales en las actuales condiciones, sí es válido mencionar que los electores pueden emplear las RRC para expresarse sobre problemas nacionales, una vez que son informados sobre estos por los delegados municipales.
Por ende, el uso de estos espacios deliberativos puede ser útil para criticar la grave crisis de Cuba con base en dos alternativas. Primero, es posible exponer los problemas locales y plantearlos ante el representante político de la comunidad. Me refiero a situaciones como la insalubridad de las calles, las dificultades para el acceso a los alimentos y/o al agua potable, entre otros temas. Segundo, al ser informados sobre la situación del país, los electores, particularmente los activistas por los derechos humanos y los opositores políticos, pueden reaccionar y cuestionar situaciones más estructurales del régimen político, como la necesidad de reconocer el pluralismo partidista y garantizar derechos y libertades civiles y políticas. Para valorar la posibilidad real de realización y la efectividad de estos planteamientos debe considerarse el carácter cerrado de la autocracia cubana, así como la exposición a las medidas represivas de las autoridades.
En otro orden de cosas, y de acuerdo con lo pautado en el artículo 95 de la Ley No. 132/2019, el presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular organiza actividades de preparación de los delegados en el municipio, en los consejos populares y en las circunscripciones; con la participación de miembros del Consejo de la Administración, directivos de entidades administrativas y de las organizaciones de masas; y aprueba las correspondientes acciones de comunicación social. Esto significa que los delegados municipales deben prepararse para realizar las RRC con antelación y adecuadamente.
También es su responsabilidad organizar estas reuniones por áreas de residencia, en lugares adecuados, con un número de electores a participar que facilite el diálogo y la comunicación (artículo 96 de la Ley No. 132/2019). De cada RRC, el delegado, auxiliado por un elector seleccionado, redacta un acta con los elementos más relevantes de los asuntos tratados y las opiniones de los electores, que se entrega a la secretaría de la asamblea municipal correspondiente antes de transcurridos los tres días hábiles siguientes a su realización. El presidente de este órgano asambleario, a partir de los análisis derivados de las actas de las RRC, examina con las demás autoridades municipales los temas que les corresponden y precisan qué deben hacer al respecto en el municipio. Sobre este proceso se le brinda información a la asamblea municipal (artículos 99 y 100 de la Ley No. 132/2019).
Con independencia de cómo se regulen las RRC y su utilidad práctica como espacios de participación política en el contexto cubano, es necesario resaltar la obligación de las autoridades de permitir la participación de todos los ciudadanos, incluidos aquellos que realizan algún tipo de observación electoral o participativa en esos espacios en un plano de igualdad. Es importante que quienes decidan participar en las RRC expongan sus criterios y que los problemas expuestos por las personas se conozcan por los representantes políticos a nivel municipal.
De ahí que las dos suspensiones de las RRC mencionadas al principio de este ensayo no solo violaron lo pautado en la Ley No. 132/2019, sino que negaron el acceso a estos espacios de millones de ciudadanos. Las pésimas condiciones económicas y sociales existentes en octubre de 2023 y a inicios de año en Cuba, las cuales no cambiaron mucho hasta ahora, que se emplearon como justificación por el Consejo de Estado para suspender las RRC, son las que evidenciaron en aquel entonces lo necesario de su realización. También sirven para argumentar su necesidad actual.
Las RRC son útiles e importantes, porque constituyen el espacio para que los electores expongan ante sus representantes las carencias cotidianas que padecen en la actualidad. Por tanto, al suspenderse las RRC los ciudadanos padecieron una doble privación: no sólo se sufrieron estas condiciones, sino que se les impidió usar la rendición de cuentas como mecanismo para su exposición. Además, la suspensión de las reuniones de rendición de cuentas impidió que la comunicación e información propias de estos espacios llegara a los electores con un nivel mínimo de calidad y en lenguaje claro. También se les privó de conocer sobre los avances, retrocesos y resultados de la gestión pública.
Esto incidió en que los delegados municipales no justificaran con argumentos objetivos y verificables sus actos ante los electores, a quienes se les impidió su participación segura y efectiva durante y después de las RCC con motivo del ejercicio del control ciudadano. A pesar de estas privaciones, y aunque las autoridades anunciaron la celebración de las RRC a partir del mes próximo, no es descartable que se suspendan nuevamente. Las características autocráticas del régimen político cubano le permiten a la élite controlar cuándo y en qué circunstancias se efectúan estos espacios sin costos políticos muy elevados.
En todo caso, las organizaciones de la sociedad civil que existen aún dentro de Cuba y les interesa realizar labores de incidencia en espacios como las RRC deben prepararse lo mejor posible para su realización. Si efectúan una observación minuciosa sobre cómo transcurren los debates en esas reuniones, podrán contar con información un poco más precisa del ambiente político a nivel local. De igual forma, pueden usar estos espacios para plantear cuestiones que trascienden el ámbito del barrio o la comunidad y se relacionan con elementos más estructurales del sistema político. No espero que esto convierta a las RRC en mecanismos democratizadores, pero no debería desaprovecharse la oportunidad de participar en ellas y exponer, una vez más, las deficiencias democráticas del régimen cubano y su incapacidad de solucionar los problemas más elementales de los ciudadanos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][ld_button style=»btn-default» title=»DESCARGAR» link=»url:https%3A%2F%2Fdemoamlat.com%2Fwp-content%2Fuploads%2F2024%2F09%2FDDA-RAUDIEL.pdf|||»][/vc_column][/vc_row]