[vc_row][vc_column][vc_column_text]México se encuentra en un momento decisivo, con el final del sexenio acercándose rápidamente y trayendo consigo una ola de reflexiones sobre las decisiones políticas y sus consecuencias en la vida intelectual y social del país. Este artículo invita a una introspección sobre las promesas políticas versus la realidad enfrentada por académicos, artistas y aquellos considerados intelectuales, a través de un análisis profundo de la situación actual y la importancia de mantener viva la esperanza.
La elección del 2018 se presentó como un punto de inflexión para muchos, prometiendo un cambio significativo con la llegada de la llamada «4T». Sin embargo, la realidad posterior a las elecciones ha revelado una compleja red de resultados que muchos no anticiparon. La crítica inicial hacia partidos tradicionales como el PAN y el PRI se ha transformado en una evaluación más crítica de la actual administración, desilusionando a algunos de sus más fervientes seguidores iniciales.
El panorama político mexicano ha demostrado ser un campo fértil para la «ceguera voluntaria», donde el dogma, el cálculo y el miedo prevalecen. La historia reciente confirma que los riesgos de la polarización y la intolerancia no son exclusivos de un solo espectro político, sino que pueden manifestarse en cualquier punto del arco ideológico.
El papel de la academia y la intelectualidad en este contexto ha sido particularmente decepcionante. La esperanza de una movilización efectiva y una incidencia real se ha visto mermada por una tendencia general a la complacencia y el conformismo, lo que refleja una pérdida de oportunidades para el liderazgo moral e intelectual en tiempos de cambio.
Sin embargo, en medio de la desilusión y el desencanto, la esperanza emerge como un faro de posibilidad y resistencia. Inspirados por figuras como Václav Havel y Howard Zinn, recordamos que la esperanza no se basa en la expectativa de éxito inevitable, sino en la necesidad de actuar porque es lo correcto, independientemente del resultado.
La realidad política de México, explorada en profundidad por Armando Chaguaceda en su artículo «México: Verdades y Esperanza» para la edición de marzo de la revista “Desafíos de la democracia en América Latinanos” de DemoAmlat; nos invita a una reflexión crítica sobre nuestras elecciones, nuestras expectativas y, lo más importante, sobre la resiliencia de la esperanza en tiempos difíciles. La esperanza, lejos de ser una ilusión, se convierte en un imperativo ético que nos impulsa a actuar, a buscar cambios significativos y a no resignarnos ante las adversidades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]