
Rechazamos la parcialidad ideológica de la CELAC y su defensa de las dictaduras en nombre de un falso pluralismo ideológico
Rechazamos la parcialidad ideológica de la CELAC y su defensa de las dictaduras en nombre de un falso pluralismo ideológico. Reclamando que participen de la IX Cumbre de las Américas “todos los países del hemisferio, de modo abierto e inclusivo, bajo el objetivo unificador de concertar acciones conjuntas (…) y que todas las voces del hemisferio dialoguen y sean escuchadas”, sin denunciar a los regímenes que cotidianamente violan los derechos humanos de los ciudadanos latinoamericanos, sea en Cuba, en Nicaragua o en Venezuela, abandona a quienes hoy verdaderamente piden ser escuchados y convalida el statu quo de las dictaduras.
Esos regímenes no son pluralistas, no dialogan: desde 2014, varias organizaciones de derechos humanos han documentado graves casos de tortura contra quienes se encontraban detenidos arbitrariamente en sedes del SEBIN en Venezuela. La Alta Comisionada Bachelet expresó su preocupación por el caso de Fundaredes, señalándolo como un ejemplo de las restricciones al espacio cívico, ‘en particular la estigmatización, criminalización y las amenazas contra las voces disidentes, sobre todo hacia la sociedad civil, los medios de comunicación y miembros de la oposición’. En Nicaragua, el número de opositores detenidos, en su mayoría en el marco de la crisis de 2018, aumentó a 181 hasta marzo de este año, según informa el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas de Nicaragua, cuyos datos son avalados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En Cuba, tras las protestas del pasado 11 de julio (que se extendieron por varios días) y donde una cantidad inédita de cubanos pidió por la libertad, el gobierno reprimió con brutalidad arrojando un saldo de 1.395 detenidos, de los cuales 728 siguen presos, según el último recuento de la ONG Cubalex.
La defensa de la pluralidad debe ser consistente, pluralismo significa distintas voces, estos regímenes no permiten la expresión de otras voces más que la del oficialismo, y el que expresa una opinión diferente es censurado, perseguido, arrestado, torturado u obligado a exiliarse. Entonces, ¿de qué pluralismo se trata? Venezuela y Nicaragua representan un fracaso regional, un fracaso del sistema regional para dar amparo y respuesta a las turbulencias democráticas y evitar el avance del autoritarismo. El lento y perpetuo deslizamiento desde la democracia a la autocracia que se ha dado en estos países no puede sino alertarnos del peligro que representan y que no hemos sabido construir salvaguardas legales e institucionales que eviten la debacle final.
La presidencia pro tempore de la CELAC, hoy en manos de la Argentina, sigue apañando regímenes autoritarios. Como sabemos, durante los años del Proceso, Venezuela colaboró con muchos argentinos que debieron exiliarse y fueron organismos como la CIDH los que dieron luz en una época tan oscura de nuestra historia. Habiendo vivido aquellos años, nos lega un compromiso que no puede resignarse ni limitarse a la mera demagogia, menos aún, callarse por intereses espurios. Las violaciones a los derechos humanos y a las libertades básicas deben ser denunciadas. Es hora de que Argentina haga honor a su compromiso y abandone la postura ideológica que no hace sino dejar en duda dicho compromiso y su uso a conveniencia. Esto es un grave peligro del que debemos tomar nota, no debe haber doble rasero con las dictaduras, no hay una “apreciación sesgada” de lo que son las violaciones a los derechos humanos y lo que no. Lamentablemente, la Argentina hoy se encuentra muy lejos de ser un faro en la defensa de los derechos humanos en la región.