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Raúl Castro “nuevamente” en la escena política de Cuba

El 1 de enero de 1959 triunfó la Revolución cubana, Fidel Castro tomó el poder en el gobierno y su hermano Raúl Castro asumió como Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cargo que ocupó hasta 2008. Este fue el año en el que -debido al grave estado de salud de Fidel- fue elegido como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, es decir, presidente de Cuba. Fue reelegido en 2013 hasta abril de 2018 cuando le entregó el poder al actual presidente Miguel Diaz-Canel.

Durante los diez años que estuvo oficialmente R. Castro en el poder, la dimensión política de Cuba continuó con la estructura de un sistema autoritario, un partido único y por último con persecución y encarcelamiento a cualquier tipo de disidencia, esto es persistente hasta el día de hoy, pese a la nueva constitución sancionada en 2019 (de la cual R. Castro, dirigió la comisión especial encargada de redactarla). 

En la dimensión económica, introdujo sustanciales cambios con enfoque en el sector privado para salir de la crisis económica, permitiendo negocios privados, a los cubanos comprar y vender sus propiedades, automóviles u otros bienes. A estos cambios se sumó la incorporación en el 2014 de la Ley de Inversión Extranjera con la cual Cuba se volvió más atractiva para el capital extrajero, sin embargo, el sector privado siempre permaneció bajo el control de los Castro.

Pese a que, como mencionamos, el último de los Castro dejó el poder presidencial en 2018, se mantuvo en la cúpula oficial de poder hasta abril de 2021. Este fue el momento en el que el actual presidente Díaz-Canel, relevando a Castro, asumió como primer secretario y tomó el liderazgo del Partido Comunista de Cuba (PCC), durante el VIII Congreso del partido. Al asumir el nuevo cargo, el actual presidente anunció que continuará consultando a Raúl Castro sobre “decisiones estratégicas” y para mayor claridad lo volvió a mencionar en su discurso de clausura “General de Ejército, ministro o sencillamente Raúl, en nombre del pueblo cubano gracias por el ejemplo, el empuje y la confianza (..)  Queda la tranquilidad de que la escuela está cerca, que ustedes están a nuestro lado”.  

No es fácil pensar en Cuba sin un Castro en el mando de la isla. Además de que, siguiendo el discurso de Díaz-Canel, en primera instancia se deduce que aunque oficialmente él esté al frente, no es más que una imagen ya que las decisiones políticas y económicas del país continúan siendo tomadas por Raúl Castro. Un ejemplo de esto es que ante los hechos del #11J, como era de esperarse a meses de abandonar “oficialmente” el poder, Raúl Castro reapareció en la escena política participando activamente en la reunión de la cúpula del PCC donde se analizaron las medidas a tomar ante “las provocaciones orquestadas por contra-revolucionarios financiados por Estados Unidos” y también fue protagonista del “acto de reafirmación revolucionaria”. 

Estas apariciones, al analizarlas con detenimiento, no fueron solo un mero gesto de apoyo hacia Díaz-Canel, ya que por los medios oficiales se anunciaba su participación para dar el mensaje de que Castro regresaba a la primera línea de mando. 

Otra premisa es que, ante la grave situación de crisis, R. Castro no podía seguir en un plano subrepticio solo con “recomendaciones” a Díaz-Canel, era necesario para asegurar la continuidad de la Revolución cubana que él retomara la dirección del país con órdenes públicas y directas sobre qué medidas tomar para reprimir y controlar las manifestaciones. 

El nivel de injerencia que tiene actualmente Raul Castro en el poder político de la isla denota que Cuba a pesar de contar con un proceso electoral, este no es más que un proceso ficticio ya que tanto el presidente como los funcionarios del gobierno son elegidos de acuerdo a la fidelidad política que demuestran hacia R. Castro en quien continúan recayendo las decisiones finales en una dictadura sin fin.