Que el régimen castrista es el principal aliado del chavismo no es un secreto. Que hay una simbiosis casi total entre los dos Estados, tampoco. Hugo Chávez y Fidel Castro sellaron su gran relación en 1998, cuando el régimen castrista ayudo al mandatario venezolano en su campaña presidencial. A partir de ese momento la relación no hizo más que florecer, llegando a tener gran relevancia incluso cuando ambos ya estuvieran muertos. Sin embargo, no es una relación de equilibrio. El vínculo entre estas dos naciones socialistas es desbalanceado en todos sus aspectos, siendo Cuba la receptora de todos los beneficios y Venezuela la gran perdedora.
Esta dinámica se logró sin disparar una bala ni derramar una gota de sangre. Las puertas al poder venezolano estuvieron abiertas desde el primer momento, cuando Castro y Chávez soñaban con una América Latina socialista. “El régimen cubano fue penetrando las estructuras del estado venezolano gracias a la puerta franca que le ofreció el presidente Chávez y que mantuvo Nicolás Maduro” declaró el general retirado Antonio Rivero. En el año 2000, ambos dirigentes darían un marco legal a esta relación a través del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, lo que dio comienzo a 20 años de intercambio de favores.
Voluntarios ¿civiles?
Caracas envía entre 90 y 100 barriles de petróleo diarios a Cuba, en retorno, La Habana envía miles de agentes administrativos (servicios de inteligencia, fuerzas armadas, sistemas sanitarios, economía) y voluntarios para las llamadas misiones sociales.
A principios de los 2000, los hermanos Castro contribuyeron al proyecto populista venezolano enviando decenas de miles de profesionales cubanos para las misiones sociales, entre los cuales había maestros, entrenadores deportivos y asesores de diferentes sectores, pero sobre todo médicos y paramédicos para la misión “Barrio Adentro”. Los acuerdos abarcaban casi todas las áreas: salud, educación, agricultura, deporte, inmigración, aduana. Lo que llama la atención de este fenómeno es que no son profesiones extravagantes o que no existían en Venezuela. Cuba buscaba justificar la entrada de tantos cubanos al Estado Bolivariano, y esta justificación es necesaria porque no son simples civiles.
La mayoría de estos voluntarios tienen entrenamiento militar. Además, a alrededor de 45.000 de ellos, según las cifras más recientes (2012), se les exige que cumplan con funciones proselitistas a favor del chavismo y de informantes. Esto ultimo se refiere a reportar a aquellas personas que podrían ser influenciadas por la oposición, incluyendo a cubanos que son parte de estas misiones.
En cuento al entrenamiento militar, el gobierno isleño lo considera necesario, ya que, llegado el momento pueden ser utilizados como una milicia armada o como tropas de apoyo para defender al gobierno chavista. En vista de estas circunstancias, cada voluntario cuenta con una mochila que debe tener siempre encima para poder reagruparse al instante como unidades militares en el lugar designado por un comandante de la Misión Cubana en Venezuela.
Médicos y militares, no hay uno sin el otro para Cuba
Si bien en Cuba existe el servicio militar obligatorio para todos los hombres mayores de 18 años, para los estudiantes de medicina la vara es más alta. Para obtener su diploma, deben pasar por un Colegio Militar en el cual deben transitar y aprobar un riguroso entrenamiento. De esta manera, pueden ingresar a Venezuela como voluntarios, pero cuentan con un gran entrenamiento que les permite una doble función, beneficiando así al régimen castrista en su misión por mantener a Venezuela bajo su poder.
En el libro Cuba: Medicina y Revolución: Radiografía de un mito, el Dr. José Luis Comas y el Dr. Luis Ovidio González ofrecen una panorámica del surgimiento, desarrollo y práctica de la medicina en la época revolucionaria en Cuba. En su capitulo VIII, explican este doble rol como profesionales de la salud y personal militar a nivel internacional. Cuentan que el programa de medicina tiene una materia llamada “Colegio Militar”, la cual consiste en tres semanas en las que los estudiantes deben rotar por este colegio. Durante este periodo reciben clases teóricas de cartografía y armamento de destrucción masiva, clases prácticas de infantería, tácticas y estrategias militares, así como practica de tiro y detonación de granadas. El fin último es graduarse no solo como médicos, sino también como oficiales de la FAR:
“Cada doctor, además de su diploma de graduado, recibe el grado de teniente de la reserva, lo que significa que debe cumplir con una doble función donde quiera que sea enviado. Incluso están habilitados a controlar cuerpos del ejército, formar parte de la contrainteligencia o del departamento de Seguridad de Estado, lo que puede llegar a requerir su colaboración en cualquier tarea necesaria. Esto aplica tanto a nivel nacional como al momento de cumplir con una misión internacional o si se deja el país”
El general retirado Rivero, quien reside en Miami bajo asilo político y es el principal denunciante de las irregularidades de esta relación militar, cuenta en una entrevista que en una misión en el estado de Bolívar se le asignó un médico cubano y no a un asesor militar cubano. Rivero expresa su sorpresa al ver que esta persona no solo podía encargarse de su salud, sino que también desarmaba un rifle como un experto. Este relato deja en evidencia el éxito del plan del Gobierno de Fidel Castro, todos sus graduados son expertos militares.
Conclusión
El apoyo mutuo entre el régimen castrista y el régimen chavista no es solo en el plano político. Sin bien la añoranza por una América Latina socialista fue lo que unió a estos dos Estados, en la actualidad su relación alcanza niveles de alineación totales, llegando a considerarse un mismo gobierno para ambas por sus mandatarios. Sin embargo, la República de Cuba ejerce mayor poder y su injerencia en las distintas áreas del estado de la Republica Bolivariana de Venezuela son cada vez más evidentes. El sistema de voluntarios-militares puesto en marcha por la isla no solo asegura la presencia en el territorio venezolano, sino que también asegura el control militar y del gobierno.
Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA)
Realizó la diplomatura a distancia en Migrantes y Protección de Refugiados, y el curso Oratoria: La Palabra en Acción-debate y discusión en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el año 2017.