El 6 de junio de 2021 Perú realizó las elecciones presidenciales de segunda vuelta. La polarización extrema entre electores y candidatos hizo emerger un estado de alarma y peligro para la democracia en el país. Los contendientes: Keiko Fujimori —hija del antiguo dictador Alberto Fujimori y a quien se la ha relacionado con ejercicios corruptos y autoritarios— de Fuerza Popular y Pedro Castillo —líder sindical de izquierda que representa a un partido marxista— de Perú Libre. Para Alberto Vergara, politólogo peruano, “ambos candidatos asustan”. La campaña de Fujimori se basó en potenciar el miedo hacia Castillo y hacia el comunismo, por temor a que Perú se convirtiera en otra Venezuela; la de Castillo, por su parte, tuvo mayor éxito entre electores de áreas rurales quienes se sienten ignorados y en desacuerdo con el estatus quo en el país. Luego del conteo del 100 % de los votos, estos mostraron como ganador a Castillo —por un discreto margen— lo que desató una contraofensiva de Fujimori quien argumentó fraude a pesar de que las autoridades electorales peruanas y observadores internacionales afirmaran que no existen motivos para tal sospecha. Según una encuesta realizada por Ipsos Perú, el 64 % de las personas votó por Fujimori para evitar que el comunismo llegara al poder y porque tenía mejores propuestas electorales. El 43% votó por Castillo porque creyeron que él representa un cambio, mientras que otro 27% dijo estar del lado de Perú Libre para evitar que el fujimorismo llegara al poder. Para Milagros Campos, abogada y politóloga con quien conversaremos sobre el tema, ello se traduce en la existencia de “un antivoto, de una fractura geográfica y socioeconómica; aunque también se percibe una diferencia entre hombres y mujeres”.
La democracia peruana arribó a esta elección vilipendiada luego de un quinquenio turbulento donde hubo cuatro presidentes. ¿Cómo ha llegado al país esta extrema polarización y desequilibrios presidenciales?
Estas elecciones generaban una gran expectativa porque se conmemora el bicentenario de la independencia del Perú. Se dieron en el contexto de la crisis política a la que usted refiere, también de crisis sanitaria por la pandemia y como consecuencia de ella una crisis económica.
Llegamos a la segunda vuelta con los porcentajes de votos históricamente más bajos para ir al ballotage. Considerando votos emitidos, Pedro Castillo de Perú Libre obtuvo el 15.38% y Keiko Fujimori de Fuerza Popular, el 10.90%.
La elección presidencial tuvo a dieciocho candidatos en competencia con una gran dispersión de votos y menos de 10 puntos de diferencia entre el primero y el sexto. Los votos blancos y nulos que sumados fueron más del 18% y 30% de ausentismo.
La polarización se acrecentó en la campaña de la segunda vuelta.
De Castillo han afirmado que es un candidato ambiguo, lleno de contradicciones y que en sus discursos reinaba la falta de concreción; sobre Keiko resalta la mala gestión tras su derrota en las elecciones previas en que se presentara. ¿Qué criterio le merecen las agendas políticas de Castillo y Fujimori?
Perú Libre presentó un plan de gobierno que alertó a sectores defensores del mercado. Propone convocar a una asamblea constituyente, con el principal propósito de modificar el capítulo económico de la Constitución de 1993. Anuncia un nuevo modelo que reemplace la economía social de mercado por una economía popular con mercados. Entre las medidas se plantea la nacionalización de actividades extractivas y revisión de contratos, así como una ley que regule los medios de comunicación. En una reformulación del plan de gobierno, para la segunda vuelta, anunció un impuesto a las sobre ganancias, la eliminación de algunas exoneraciones tributarias, la renegociación de contratos de estabilidad tributaria con las grandes empresas. Fuerza Popular planteó modificaciones constitucionales al capítulo sobre el sistema de gobierno, reforma del sistema previsional, mejora de servicios sociales y reforma tributaria. En la segunda vuelta propuso el reparto del 40% del canon minero recaudado como impuesto a la renta de las empresas mineras.
Como puede observarse, las medidas anunciadas muestran una posición opuesta con sesgos ideológicos muy diferenciados.
¿Cómo caracterizaría este proceso electoral —haciendo énfasis en la primera y la segunda vuelta, la detonación de la crisis, el resultado y el pedido de anulación de mesas electorales de los poblados rurales que ha pedido Keiko Fujimori—?
Es un proceso atípico por el contexto que he descrito. Un mes antes de la primera vuelta la intención de seis candidatos sumada llegaba al 50%. Entre estos seis no se encontraba Pedro Castillo del partido político Perú Libre. Su crecimiento se dio en las últimas semanas, particularmente, siete días antes cuando ya estaba prohibido la publicación de encuestas.
Las encuestas que circularon a través de redes sociales mostraron un empate técnico. Ello significó la recuperación de la candidata Fujimori pues las primeras encuestas mostraron una amplia ventaja del candidato de Perú Libre, Pedro Castillo. En boca de urna, Fujimori tenía una ventaja mínima que perdió en el conteo rápido y en el resultado que registra la Oficina de Procesos Electorales (Castillo 50.125%; Fujimori 49.875%).
La candidata de Fuerza Popular explicó en conferencia de prensa que recibieron información de hechos que configurarían fraude en las mesas de votación. Por tal motivo, se presentaron recursos legales para declarar la nulidad de los votos.
El politólogo peruano Alberto Vergara escribió que en su vida adulta “nunca había visto una elección así de reacia a los argumentos y guiada por la voluntad de infundir miedo en la sociedad peruana”.
Las propuestas de Perú Libre y el vínculo de algunos de sus integrantes con agrupaciones radicales de izquierda impulsaron una campaña que buscó polarizar entre comunismo y anti-comunismo.
¿Cuál es la situación de la mujer al interior del Congreso y cuál de los dos candidatos representó mejor la agenda de la mujer?
Desde 1997 se implementó una ley de cuotas que exigía la presencia de mujeres u hombres en un 30% en las listas cerradas y no bloqueadas, con doble voto preferencial opcional. En el proceso electoral del 2000, la representación de mujeres se duplicó. Desde 2011, el número de candidaturas de mujeres se incrementó, pero no el número de elegidas que no llegó al 30%. En las elecciones recientes se aplicó por primera vez la ley de paridad y alternancia con voto preferencial, el número de mujeres elegidas se incrementó a 39%. Es el record histórico. Ello muestra que la posición en la lista es fundamental. Con respecto al otro aspecto de la pregunta, las encuestas mostraron que el voto de Keiko era mayor entre mujeres que en varones.
Las democracias se erigen desde la confianza y no desde la opresión y el miedo. ¿Qué cree que le espera a Perú en los años inmediatos?
El presidencialismo sin mayoría en congresos altamente fragmentados ya constituye un escenario de baja gobernabilidad. Si a ello se le agrega la polarización y los caminos recorridos en los últimos cinco años en las relaciones ejecutivo legislativo, se vislumbra gran inestabilidad política.
*Milagros Campos. Profesora de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fue miembro de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política.