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Los caminos de la vulnerabilidad: migrantes en el destino

Tercera entrega de la serie referida a migración. Usufructo político y económico de los migrantes por los Estados que a la vez exhiben un retroceso en el reconocimiento de los derechos humanos. ¿Qué resulta de la falta de integración en un mundo globallizado?

 

Los flujos migratorios a nivel mundial se han diversificado (Portes, 1996; Levitt y Glick, 2003; Rosa, 2016). En el contexto de globalización acelerada el tema de los migrantes ha sido uno de los más utilizados por distintos gobiernos receptores para justificar sus políticas excluyentes al interior de sus fronteras. Al mismo tiempo, esos procesos no son estáticos puesto que involucran la capacidad y condiciones del migrante para modificar las condiciones o expectativas de vida en el destino. Así, la migración como fenómeno transforma las políticas nacionales en distintas dimensiones y temporalidades. Unido a esto se ha desarrollado una “mundialización del fenómeno migratorio” (Velasco, 2009).

El análisis del proceso migratorio no concluye con el asentamiento de los migrantes en el territorio de destino. La figura del migrante se convierte entonces en el ejemplo de la diferencia y la otredad. Justamente, es en ese intermedio identitario donde comienzan los problemas de aceptación y reconocimiento de derechos en las sociedades de acogida. Pero esta situación se ha vuelto cada vez más difícil. Los estados han parcializado su postura respecto a la migración con discursos discriminatorios y excluyentes. La relación entre ideología política y discurso xenófobo se ha magnificado en la mayoría de los Estados receptores, con lo que se ha destapado un ambiente de discriminación dentro de los nacionales contra cualquier persona que muestre algún rasgo de extranjería. La migración en los destinos ha ejemplificado la retórica de la exclusión y al mismo tiempo, el grupo social predilecto para ser criminalizado por los gobernantes de esas naciones.

Uno de los elementos a considerar en este problema es que los estados receptores utilizan la migración según sus propias necesidades políticas y económicas. A diferencia de las concepciones de la ciudadanía multicultural (Kymlicka, 1996), la realidad del siglo XXI ha mostrado un retroceso en el reconocimiento pleno de los derechos humanos de los migrantes. La política de exclusión pasa por la criminalización del proceso migratorio y del migrante en sentido estricto. El migrante es el sujeto perfecto para los discursos xenófobos al ser presentado socialmente como la causa de los males sociales de aquellas naciones con la obligación de protegerlos. Al mismo tiempo, es la evidencia concreta del mal funcionamiento de las sociedades en el origen, sobre todo cuando esa migración refleja flujos continuos y masivos, y también en función de los distintos momentos históricos.

Además, el fenómeno de la migración en el siglo XXI también se ha mediatizado. El impacto de las redes sociales y el auge de las comunicaciones han hecho posible que ningún caso relevante que implique a migrantes sea descartado por la opinión pública. En este sentido, muchos de los derechos obtenidos por los migrantes mexicanos en los países de recepción y de origen se deben a ese impacto mediático. Es por eso que “las modificaciones en la política migratoria y, en general, el esfuerzo por legislar en torno a la protección de los derechos humanos responde no solo a la voluntad política de los gobiernos sino a la existencia de una presión que proviene del entorno internacional y de la propia sociedad” (Bobes y Pardo, 2016:39).

 

Problemas de los migrantes en el destino. El caso de los cubanos en México

En los estudios sociales sobre migración se ha dado particular importancia a las formas de reconocimiento e inclusión de los migrantes en las sociedades receptoras. Pero es justo en este proceso de inserción donde encontramos múltiples vulnerabilidades porque no basta con un discurso de derechos humanos sin su correcta implementación. Y esto depende del Estado receptor y sus líneas de gobierno situadas en contextos específicos.

En el caso de algunos grupos de nacionales, al momento de su salida se convierten en individuos que deben actuar por su cuenta. Esto ocurre con haitianos, africanos y cubanos. En este caso, llaman la atención dos cuestiones fundamentales: la ausencia de representantes diplomáticos que acompañen los procesos de inserción; así como la inexistencia de programas para la atención de sus nacionales en el exterior. México es una excepción en este sentido respecto a la relación con sus propios migrantes. Para otros nacionales, como los migrantes cubanos, una vez que estos traspasan las fronteras nacionales del origen, son escasos los mecanismos de asesoría y protección de las misiones diplomáticas cubanas en los países receptores. O la existencia de abogados cubanos en las estaciones migratorias que defiendan el debido proceso a los casos específicos de los migrantes cubanos. También la ausencia de una asesoría respecto a las necesidades específicas y a los riesgos o beneficios de abandonar el tránsito y regresar de manera voluntaria a Cuba.

La elección de México como destino por los migrantes cubanos responde a numerosos factores que van desde los intereses personales, el análisis costo-beneficio de su decisión y las redes que estos posean en el país, hasta las condiciones económicas, sociales, culturales y geográficas del mismo, aunque no son los únicos. Las legislaciones políticas de México y Cuba también influyen en la decisión, así como las oportunidades de insertarse en la vida económica y social del país de destino. Para algunos, la elección de México se debió a que fue el primer país que tuvieron como opción. Para estos cubanos el interés era salir de Cuba, sin importar tanto el destino (siempre y cuando tuvieran opciones de encontrar trabajo y radicarse en él de manera permanente).

Los cubanos que llegaron a México en la década de 1990 tuvieron ofertas de trabajo en diferentes áreas. Esta situación se debe a que México les reconoció los estudios sin necesidad de exámenes complementarios. No obstante, las regulaciones migratorias eran difíciles (sobre todo para aquellas personas que no contaban con estudios universitarios) debido a la cantidad de trámites burocráticos migratorios y gubernamentales, unido al temor sobre si serían renovados sus permisos de estancia en el país. Esta política mexicana de selectividad y burocratización constituía un obstáculo mayor en aquellas personas que no tenían una calificación profesional de nivel universitario. En esta situación las condiciones para la obtención de la residencia en México, y la posibilidad de acceso a un trabajo fueron en extremo difíciles durante los primeros años de su estancia en el país. Esta realidad corrobora la existencia en la práctica de políticas de selectividad migratoria de México, que da especial trato a grupos sociales de su interés según el momento histórico. Además, esas políticas cambian discrecionalmente. Para algunos la incertidumbre sobre la renovación de las residencias impedía conseguir trabajo porque los dueños se aprovechaban de esa situación y les pagaban mucho menos que a otras personas.

Hay que señalar que, con el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba en 2014, se intensificó el flujo migratorio de cubanos hacia Estados Unidos. En primer lugar, los cambios a la Ley de Migración cubana (2013) donde se eximía el permiso de salida a los cubanos, y en segundo lugar los temores a la eliminación de la política favorable a los cubanos que lograban tocar territorio norteamericano, hecho que finalmente ocurrió en enero de 2017. Los cubanos, como otros grupos de centroamericanos, confiaron en las promesas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien anunció un trato digno y en apego a los derechos humanos para los migrantes en territorio mexicano. No obstante, en la práctica el discurso cambió.

En los últimos años ha habido un proceso de nueva migración o modificación del destino final. Así, el tránsito no es un proceso temporal corto, hay que analizarlo desde la perspectiva del destino final. Algunos migrantes cubanos han decidido por México al tiempo, aunque el proceso fundamental es utilizar México para llegar a Estados Unidos. En base a los lineamientos de la política migratoria norteamericana, el caso de los cubanos ha tomado gran importancia porque por primera vez se ha equiparado a este grupo con otros grupos migratorios nacionales como salvadoreños, hondureños y guatemaltecos.

Durante las entrevistas con migrantes cubanos que eligieron México como destino se pudieron constatar las dificultades que muchos atraviesan en dicho territorio. Los problemas para este grupo de nacionales que deciden establecerse en México comienzan con la entrada por primera vez a territorio nacional. En primer lugar, independientemente de la calidad migratoria o la condición por la cual entraron al país, los oficiales de migración en los puertos de entradas son agresivos en las preguntas y en la manera de atemorizar a estos migrantes. Igual situación se ha descrito con colombianos y venezolanos. En algunos casos, las autoridades están coludidas y amenazan a los migrantes con la idea de la deportación o la repatriación si no son capaces de entregar un soborno a dichos elementos. Los migrantes entrevistados declararon que elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) se encuentran coludidos con el crimen organizado para que los migrantes cubanos pasen sin tantos problemas por las instalaciones portuarias, pero enseguida son entregados a personas para su traslado a diferentes lugares.

Otro problema a destacar en este sentido es el costo de los diferentes documentos cubanos solicitados por los migrantes a través de las oficinas consulares. La crítica fundamental radica en la diferencia de precios respecto a los mismos documentos en Cuba. En algunos casos, las autoridades consulares cubanas mostraron desprecio hacia sus nacionales que buscaban alguna información o solución a situaciones particulares. Al mismo tiempo, se señala que han existido amenazas en el tratamiento a personas de interés para el origen. Las principales amenazas radican en la no emisión a tiempo de documentos necesarios, o la imposibilidad de regresar a Cuba en algún momento. También se declara la posibilidad de prohibición de salida del país una vez que hayan ingresado a él. Una de las estrategias en esta situación es la de obtener lo más rápido posible la naturalización en México.

 

En resumen…

La migración es un fenómeno de suma importancia para los Estados nacionales contemporáneos. El papel de los Estados en la formulación de políticas que regulen y ordenen la vida de los migrantes, atraviesa la dimensión de reconocimiento de derechos.

Aunque un Estado no respete los derechos de los migrantes, se establece una nueva forma de pertenecer a la nación sin importar el reconocimiento de derechos. La membresía en un primer momento pasa por la voluntad del migrante de pertenecer e integrarse a la comunidad nacional en el destino, y de apelar a instrumentos internacionales y capitales para la resolución y demanda de sus derechos humanos.

En el caso de México existe una política de selectividad que ha sido ampliamente descripta. En su parte normativa la selectividad se presenta bajo el sistema de puntos de la Secretaría de Gobernación; para el ingreso a México de extranjeros con el potencial para incidir en el desarrollo nacional en distintas dimensiones. En la parte práctica la selectividad se observa en la discrecionalidad, arbitrariedad, exclusión o burocracia excesiva para determinados grupos nacionales. Sobre esta cuestión se ha demostrado que las autoridades migratorias califican a los solicitantes de entrada al país por cuestiones étnicas, cuestiones de procedencia, vestimenta, incongruencias en discursos a la entrada, así como disposiciones de autoridades de impedir la entrada por cuestiones políticas.

La inserción en el destino constituye una experiencia compleja para los migrantes. No basta con la posesión de categorías migratorias regulares cuando la política y el discurso político del gobierno es tendente a la exclusión y criminalización de los migrantes que ingresan a su territorio. Esto constituye un mecanismo indirecto de justificación de actitudes, comportamientos y prácticas de xenofobia y criminalización del migrante. Frente a estas actitudes es necesaria la actuación directa, no solo del Estado que debe proteger los derechos humanos de estos grupos nacionales, sino también de los migrantes como sujetos con capacidad de agencia frente a cualquier acción discriminatoria.

 

Bibliografía

Bobes León, Velia Cecilia y Ana Melisa Pardo (2017): Política migratoria en México. Legislación, imaginarios y actores, FLACSO México, México.

Levitt, Peggy y Nina Glick (2003): «Perspectivas internacionales sobre migración» en Repensando las migraciones. Nuevas perspectivas teóricas y empíricas, México, Universidad Autónoma de Zacatecas

Portes, Alejandro (1996): The economic sociology of immigration. Essays on Networks, Ethinicity, and entrepreneurship. Russell Sage Foundation, New York.

Rosa, Hartmut (2016): Alienación y aceleración: hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía, Buenos Aires, Editorial Katz.

Velasco, Juan Carlos (2009): “Transnacionalismo migratorio y ciudadanía en mutación” en http://digital.csic.es/bitstream/10261/19107/1/%2bTransnacionalismo%20migratorio%20y%20ciudadan%C3%ADa%20en%20mutaci%C3%B3n%20%20-%20Claves%202009.pdf

 

[author] [author_image timthumb=’on’][/author_image] [author_info]Leduan Ramírez Pérez

Licenciado en Letras y Diplomado en Formación del Pensamiento y la Identidad Nacional por la Universidad Central de Las Villas. Maestro y Doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México. Ha investigado sobre el papel de la migración transnacional en contextos democráticos y autoritarios. Sus líneas principales se concentran en el estudio del transnacionalismo migratorio, el ejercicio de los derechos en todas sus dimensiones por parte de grupos vulnerables y la ciudadanía.[/author_info] [/author]