Durante las últimas cuatro semanas, Bolivia se ha convertido en el centro del análisis político internacional, así como el punto de inflexión del desarrollo regional contemporáneo presente en el continente americano. Entre la diversidad de clamores de libertad, democracia y restauración institucional a nivel regional, diversos actores internacionales han destacado en sus labores para su aproximación y consumación de los objetivos. México, en el caso de Bolivia, se posiciona nuevamente en el centro del panorama internacional.
Posterior a los sucesos acontecidos en Bolivia que culminaron con el exilio voluntario del entonces presidente, Evo Morales Ayma, el Gobierno mexicano decidió extender una invitación hacia el líder boliviano para asilarse en el país tequilero y preservar, así, su vida, integridad y seguridad. Este movimiento promovido por el Poder Ejecutivo mexicano y administrado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, ha desencadenado un sinfín de posturas positivas y negativas sobre la funcionalidad de su llegada y el costo político interno que esto pueda tener. Sin embargo, más allá del carácter histórico-diplomático de la decisión de asilo hacia Morales, existen razones todavía más importantes para considerar esta decisión como la vivificación de México en el panorama internacional.
En el ámbito internacional, México busca caracterizarse como un país adaptable a los diferentes cambios en la coyuntura internacional, así como la muestra de capacidad de respuesta ante situaciones donde se peligre el interés nacional. Además, el regreso a los principios básicos que establece la Constitución son pilares fundamentales de su política exterior. No se trata de un anacronismo, como acusan sus opositores, sino de respetar las directrices que establece la propia Carta Magna en la fracción X de su artículo 89: cooperación para el desarrollo, solución pacífica de las controversias y no intervención en los asuntos internos de otros países.
El artífice intelectual de la decisión de asilo de Evo Morales, el Secretario de Relaciones Exteriores Lic. Marcelo Ebrard Casaubón, representa una pieza fundamental para el cumplimiento de las estrategias de política exterior que la actual administración pública federal busca cumplir. Con la decisión voluntaria de brindarle asilo político al líder boliviano, México enarbola la bandera de catalizador de paz regional y promotor de la salvaguarda de los derechos humanos ante la comunidad internacional. Además, con esta acción, México vuelve a posicionarse ante las comunidades intercontinentales como principal líder sociopolítico regional y promovente, al mismo tiempo, de sus actividades comerciales. Esto representa un súbito giro a las anteriores políticas administrativas de servicio exterior, que estaban enfocadas únicamente en el eje comercial y no en la pacificación de las clases sociales.
De manera progresiva, México está consolidando su posicionamiento internacional que históricamente lo ha caracterizado para la resolución efectiva de conflictos y servidor integral de los procesos de pacificación internacionales. A pesar de ser víctimas de la crítica interna, las decisiones y actuales estrategias en términos de política exterior mexicana sirven como ejemplo de promoción de correcta democracia regional, preservación de la soberanía yacente en cada Estado-Nación y desarrollador de políticas públicas pragmáticas en favor del desarrollo integral de la comunidad internacional.