La crisis de la rendición de cuentas en Cuba: el Partido Comunista pasó de la ciudadanía
Por Marthadela Tamayo
La rendición de cuentas es un pilar fundamental de todo sistema que pretenda ser democrático. En regímenes no democráticos las autoridades no se sienten con la obligación de rendir cuentas. Al mantenerse en el poder por la fuerza, no necesitan dar explicaciones a los ciudadanos sobre su gestión.
Sin embargo, así como los autócratas hacen elecciones sin garantías para aparentar institucionalidad, también simulan ejercicios de rendición de cuentas. En el contexto cubano, este proceso ha sufrido un deterioro profundo, exponiendo la desconexión entre los órganos locales de poder y las necesidades de la ciudadanía. El Informe del proceso de rendición de cuentas de los delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular 2024, elaborado por Observadores de Derechos Electorales (ODE) y Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales (COPE), arroja luz sobre un sistema plagado de ineficiencias, manipulaciones políticas y apatía ciudadana.
La precariedad de un mecanismo teórico de democracia directa
El sistema de rendición de cuentas en Cuba es presentado como una herramienta de democracia directa, donde los delegados locales deben informar y responder a los electores sobre su gestión. Sin embargo, la realidad contrasta fuertemente con esta narrativa. El informe revela que el proceso, celebrado entre el 20 de septiembre y el 15 de noviembre de 2024, estuvo marcado por una baja participación ciudadana y una profunda falta de transparencia.
De las 45 asambleas observadas por ODE y COPE, la mayoría registró menos del 20% de asistencia. Incluso en circunscripciones específicas, como la número 80 del municipio Cerro, en La Habana, de 271 electores convocados, solo 32 asistieron. Este fenómeno refleja una creciente desafección de la población hacia un modelo que no logra ofrecer soluciones concretas ni atender las demandas básicas de los ciudadanos, como el acceso a alimentos, agua potable, transporte público y servicios de salud.
Un sistema al servicio del poder político
Lejos de centrarse en los problemas reales de la ciudadanía, las asambleas se han convertido en plataformas para propaganda política. El informe describe reuniones que iniciaron con discursos y materiales audiovisuales que glorificaban al régimen, mientras se ignoraban sistemáticamente los planteamientos de los electores. En muchos casos, los delegados, lejos de ser facilitadores del diálogo, actuaron como portavoces de la narrativa oficial, minimizando los problemas o desviando las críticas hacia «factores externos».
Además, la presencia de agentes de seguridad, tanto uniformados como encubiertos, fue una constante en las reuniones, lo que sugiere un intento de intimidar a los ciudadanos y evitar cuestionamientos al sistema.
Irregularidades y una representación fallida
El informe también señala graves irregularidades en el proceso. Entre ellas, destaca la falta de difusión previa de las asambleas, lo que limitó aún más la participación. Por otro lado, los planteamientos ciudadanos recogidos en las actas de las reuniones fueron, en muchos casos, omitidos o tergiversados para ajustarse a la narrativa oficial.
Estas fallas no son solo administrativas; reflejan una crisis estructural en el modelo de representación del Poder Popular. Como bien señala el informe, «la falta de rendición de cuentas durante casi dos años solo debilitó aún más la legitimidad de las instituciones representativas».
El futuro de la rendición de cuentas en Cuba
A la luz de los hallazgos del informe, es evidente que la rendición de cuentas es incompatible con un régimen autocrático de partido único. La rendición de cuentas en un sistema democrático obliga a los gobernantes a tener una buena gestión, so pena de perder el poder a manos de la oposición. Pero en un régimen de partido único, el poder no se siente amenazado por la articulación ciudadana, de manera que gobierna para sí mismo.
ODE y COPE, junto con otras organizaciones de la sociedad civil como la alianza «Rendición de Cuentas Ya», han llamado la atención sobre la necesidad de una reforma política integral que permita elecciones directas y plurales. Solo así se podrá garantizar un vínculo genuino entre los representantes y los representados, y devolverle al pueblo cubano su derecho a participar activamente en las decisiones que afectan su vida cotidiana.
En definitiva, la crisis de la rendición de cuentas en Cuba no es solo un problema administrativo; es un síntoma de un sistema político que, lejos de empoderar a los ciudadanos, busca perpetuar su control sobre ellos. Como concluye el informe, «la representación democrática genuina presta siempre más atención a la voz de los ciudadanos en momentos de crisis». Cuba, en su contexto actual, necesita urgentemente ese tipo de representación.