Entrevista a Aimara Peña, Directora de Somos Nueva Cuba y activista de la Red Femenina de Cuba, que actualmente impulsa la iniciativa “Plantadas por nuestros derechos y la libertad” a través de la cual varios grupos de feministas de la sociedad civil independiente proponen llevar adelante una agenda feminista en la isla.
En primer lugar, ¿cuál es la situación de las mujeres en la isla? ¿Hay diferencias entre la situación en el resto de América latina y Cuba?
Las mujeres cubanas sufrimos mucha discriminación, en muchos aspectos. Pero sobre todo la violencia institucional y la violencia intrafamiliar. Por estas razones es que intentamos visibilizar el tema de las mujeres.
Mi experiencia como activista ha sido trabajar en visibilizar el tema de las mujeres rurales cubanas, pero en general todas las mujeres en la Isla sufren de discriminación institucional, no están ocupando cargos decisivos dentro del gobierno en Cuba, tampoco tenemos la posibilidad de expresar nuestros criterios y defender derechos fuera de los canales establecidos por el régimen, que reconoce una sola organización de mujeres, la oficial Federación de Mujeres Cubanas, y proscribe la posibilidad de constituir organizaciones autónomas.
Las mujeres cubanas son perseguidas por defender sus derechos, particularmente los políticos, y ante cualquier iniciativa fuera de canales oficiales. Los diferentes grupos de activistas feministas autónomas dentro de la isla son víctimas constantemente de acoso y persecución de parte de la policía política del gobierno cubano. Tratan de impedir que se visibilice el tema de la violencia de género, que sigue siendo un tema tabú en la Isla, como muchos otros temas en la sociedad cubana debido a que el regimen ha tratado siempre mostrar una imagen de que en Cuba no existen problemas sociales y que la Revolución se encargó de “eliminar” la discriminación por motivos de raza, de género o de cualquier tipo.
A las mujeres cubanas se nos hace difícil mostrar la realidad que estamos viviendo dentro de nuestras casas. ya que no hay un sistema integral que proteja frente a la violencia, que sirva para denunciar, por ejemplo, abusos domésticos o violencia intrafamiliar, pero también violencia política. Tampoco existen en Cuba refugios para mujeres que estén en situaciones de vulnerabilidad, salvo el trabajo destacado y muy precario que realiza la sociedad civil independiente- también perseguida. En las zonas rurales las condiciones son aún peores, en estos lugares no hay desarrollo ni comunicación, con un agudización de problemáticas que afectan el acceso a la salud y a la educación, particularmente de niñas y jóvenes.
Son muchos los temas que desde las plataformas feministas tratamos de visibilizar para mostrar la realidad que vivimos, que es bastante difícil. Esto es también lo que nos impulsa a hacer esta campaña.
A veces, desde la postura oficial del régimen, hay un afán en aparentar una preocupación por las cuestiones de género o por la protección de las mujeres, pero no hay estadísticas o políticas públicas que ataquen a la problemática de la Violencia de Género de raíz, ¿cuál es tu opinión al respecto de esto? ¿Esto impulsa la participación de las mujeres en espacios como “Plantadas…”?
La inmovilidad del sistema cubano es un tema que no podemos dejar de lado, porque dificulta la aceptación de críticas y cuestionamientos sobre temas en los que la problemática social rebasa el discurso político, como sucede con la violencia de género. Esto genera cerrazón y ha provocado que los temas se den por cerrados cuando persisten necesidades, iniciativas y luchas. Lo sucedido frente a la posibilidad de una ley integral contra la violencia de género, y el movimiento para su impulso es un ejemplo.
Como comenté antes, en Cuba solamente se reconoce una organización de mujeres que es la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), una organización que responde a los intereses del Estado y del gobierno, y que no tiene ningún discurso feminista en apoyo a las mujeres. Recientemente, ante el reclamo de la sociedad civil, lanzaron un programa para el Adelanto de las mujeres, a la vez que ha atrasado la legislación hasta la próxima legislatura.
Esa postura del Estado ha generado desconocimiento, desconexión, ha hecho que sea aún más difícil solventar las barreras de lo establecido. Esto crea barreras reales a todas las mujeres dentro de la Isla, no solo a las opositoras políticas. Por otro lado, nos motiva a continuar en esta lucha para que se reivindiquen nuestros derechos, y la necesidad de espacios de incidencia y exigencia de estos.
En la isla, actualmente, hay más de 100 mujeres presas políticas por criticar u oponerse al gobierno en el marco de las marchas y convocatorias de 2020 y 2021, ¿cómo se manifiesta en Cuba la violencia de género en este sentido, en el caso de mujeres opositoras al régimen?
La violencia de género en caso de las mujeres opositoras se manifiesta muy duramente, aumenta la discriminación generando una soble condición de vulnarabilidad.
La existencia en Cuba de un régimen totalitario, que no deja espacio a la participación cívica, a la participación política, a la participación de ningún tipo que no sea la reconocida por el régimen y el partido comunista. Esto genera conflictos gravísimos, sobre todo con el aparato represivo que tiene el Estado para evitar que la sociedad cubana impulse cambios más allá de lo que ellos han reglamentado, corporizado en la seguridad del Estado.
La violencia contra las mujeres, como lo define también las Naciones Unidas, está dada no solamente en esos actos violentos que pueden hacer daño o causar sufrimiento a las mujeres por ser mujeres, sino también que los arrestos arbitrarios, las detenciones e incluso la prisión por motivos políticos.
Al iniciar 2022 existían en la Isla 107 presas políticas, este es un dato que muestra la realidad de la violencia en contra de las mujeres. Las que hoy en Cuba hacemos incidencia en los espacios públicos- físicos o virtuales- tenemos muchísimas vulnerabilidades. Por ejemplo, las mujeres son detenidas por hombres, cacheadas por hombres, sometidas a interrogatorios por largas horas donde no participan otras mujeres. Todo esto se hace de manera arbitraria, donde no queda constancia, lo que se busca es hostigar e impedir que las mujeres hagan cualquier tipo de acción cívica en defensa del derecho de otras mujeres.
Muchas mujeres han impulsado proyectos con el objetivo de visibilizar la violencia. Por ello, el régimen –asombrosamente- hace muy poco aceptó dar a conocer que en Cuba había feminicidios, por la presión de la sociedad civil y los esfuerzos por contabilizar a esas víctimas. Aún continúa la lucha para que el régimen reconozca al feminicidio como un delito en el Código Penal, para poder procesarlo de esa manera.
Todas estas reclamaciones de las mujeres, en distintos espacios, más o menos organizadas, que puede ser solo una recogida de firmas o un post en redes sociales, tienen una implicación. Las activistas son detenidas, llevadas a interrogatorios, son presionadas, les decomisan sus medios personales, les revisan todo. Mantienen un estado de vulnerabilidad e indefensión enorme y lamentable Este es otro de los motivos por el que surge “Plantadas por nuestros derechos y la libertad”.
¿Cuáles son los objetivos de “Plantadas…”? ¿Quiénes integran la iniciativa? ¿Cuáles son las formas en las que buscan hacer incidencia?
Las plataformas feministas en Cuba hemos estado en los últimos tiempos bastante unidas en la lucha por hacer frente a los problemas que nos afectan a todas. Sabemos que entre más unidas estemos, mucho mayor será el alcance al visibilizar nuestra realidad.
La iniciativa “Plantadas” fue lanzada por la Red Femenina de Cuba y la apoyan otras plataformas feministas, también el Consejo para la Transición Democrática en Cuba y otras organizaciones. Estamos tratando de tener un impacto en el espacio público para visibilizar esta situación de las mujeres que hoy están presas y el sufrimiento.
En la labor de trabajar para las mujeres y tratar de dar respuestas o soluciones para la problemática de la violencia de género, anteriormente mencionas a la FMC como la única organización de mujeres legalmente permitida en la isla, claramente esto no es lo usual en América latina…
En Cuba, la Ley de Asociaciones mantiene un esquema legal que sujeta a la sociedad civil a la discrecionalidad del gobierno. Para crear una organización no basta con tener una buena visión o un buen objetivo, no basta tener personas que apoyen la iniciativa, sino es necesario contar con la aprobación del Estado y que esa organización responda a los intereses del Estado, de lo contrario se dice que se “atenta contra la soberanía” o “contra los principios del régimen socialista”. Entonces, todas las organizaciones que no defienden el socialismo, o que no lo vean como el futuro de Cuba quedan fuera y nunca podrán ser reconocidas por el Estado.
En los inicios de la Revolución se creó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) fundada por Vilma Espín, esposa de Raúl Castro. Esta organización aglomera a todas las mujeres cubanas mayores de 14 años, con adscripción prácticamente obligatoria, y no da espacio a otros movimientos feministas pues constitucionalmente recoge la representación del sector. Además, es una organización que replica el discurso machista y que, en lugar de defender a las mujeres, les ofrece por ejemplo cursos de costura. Cada vez más, la Federación pierde credibilidad, sobre todo por las necesidades actuales de las mujeres cubanas. Esto ha ocasionado que muchísimas mujeres nos agrupemos en otros sentidos, por otras realidades y por las necesidades que tenemos todas.
De esa necesidad y objetivo nace la Red Femenina, las mujeres demócrata-cristianas, la Alianza Cubana por la Inclusión, Alas Tensas, que visibilizan las otras realidades de las mujeres cubanas, su diversidad de intereses, necesidades, voluntades, etc. Estas mujeres feministas actúan y trabajan en su accionar por la defensa de los derechos y por la igualdad de género desde la ilegalidad, es importante recalcarlo porque es consecuencia de que el Estado no reconoce a otra organización feminista que no sea la FMC. El discurso oficial las trata siempre de iniciativas de “ilegítimas”. La consecuencia de esto es la persecución política, los arrestos, la cantidad de mujeres presas de las que estamos hablando, por el hecho de defender el derecho de las mujeres a la igualdad, a la participación política, todos derechos básicos y elementales.
Muchas veces en el discurso oficial del régimen se destaca que la Asamblea Nacional del Poder Popular está compuesta de forma paritaria, pero da la sensación de que esa Asamblea no trabaja con perspectiva de género a pesar de contar con un 50% de mujeres en su composición. La expresión más acabada de esto es que al día de hoy no existe en Cuba una Ley en Contra de la Violencia de Género, ¿cuál es tu opinión al respecto? ¿Cuál es el rol que tienen las mujeres que ocupan estos lugares y qué hacen desde allí?
Al ver las estadísticas de otros países, observamos que Cuba incluso tiene una cifra por encima de la media en cuanto a presencia de mujeres en la Asamblea Nacional, sin embargo, cuando analizamos a profundidad cuántas de esas mujeres están en cargos de decisión, en cargos que de verdad tengan influencia dentro del gobierno, nos damos cuenta de que todos son hombres y blancos, o en su mayoría blancos. También cuando pensamos en la relevancia del parlamento como espacio deliberativo, cuando apenas se reúne un par de veces al año, debemos problematizar la importancia de esa representación.
Otra cosa que ocurre es que, estamos acostumbrados a ver en la región que las mujeres son parte del trabajo en las bases. Allí hay mucha más presencia de mujeres que en lo más alto del gobierno. La diferencia es que en Cuba en la base hay pocas mujeres también, para entender esto tenemos que entender cómo funciona el sistema electoral cubano o, mejor dicho, el sistema de designación.
Este sistema de designación, más que electivo, le da oportunidades de estar en cargos o puestos a mujeres que han pasado por un filtro muy riguroso. Ya en el asiento en la Asamblea no importa el género, porque no se representa eso, se representa una idea, si no lo tienes ahí no te vas a sentar.
Las mujeres o los hombres que están ahí sentados, son lo mismo, van a decir lo mismo, no tienen ningún tipo de distinción. Una diputada, por ser mujer, no va a defender los derechos de las mujeres o va a hablar de temas de género, sino que están ahí y replican los discursos del poder político.
¿Cuáles son los cursos de acción posibles desde el feminismo de la sociedad civil independiente para trabajar en la isla?
Por lo pronto las feministas estamos enfocadas en la libertad de las mujeres que hoy están presas, en que se haga justicia, porque estar presa con condenas que van desde los 10 hasta los 20 años de prisión, situación verdaderamente dolorosa y que atraviesa también fenómenos como los cuidados. Estamos centradas en visibilizar la situación de estas mujeres y que se haga justicia, porque por pensar diferente y querer defender los derechos de otras personas no merece la cárcel, la criminalización. En esa situación no solo hay mujeres, también hay hombres, adolescentes y niños que son presos políticos.
También nos preocupa y ocupa mantener el registro de los femicidios y violaciones a mujeres, que cada día crece más, o al menos aumenta su denuncia. Hay que conocer cómo trabajan las feministas cubanas para obtener esa información, porque en Cuba la información es un privilegio que no todos tenemos, obtenerla implica un costo personal y político, pero también social, porque muchas veces la gente no quiere hablar por miedo.
Seguir presionando al régimen para incluir a las mujeres que pensamos distinto, para que se tipifique el feminicidio en el Código Penal y que se brinde preparación a las personas que tratan con situaciones de violencia de género. Necesitamos que se empiecen a llamar a las cosas por su nombre.
Aunque las adversidades son fuertes, y hoy estamos en desventaja, nos proponemos lograrlo. La justicia llegará.