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El rapto de la participación: el último debate de la revista Temas

El caso de la persecución y represión al Movimiento San Isidro y su uso mediático. La manipulación que el régimen totalitario hace de la información en la construcción de una narrativa que escamotea sus propias condiciones de posibilidad y perpetua la opresión y la cancelación de la libertad.


El 26 de noviembre nos preparábamos para manifestarnos frente a la embajada de Cuba en la Ciudad de México en apoyo a los huelguistas del Movimiento San Isidro. Cinco de sus miembros habían entrado en huelga de hambre y de hambre y sed desde 22 de noviembre en reclamo a la liberación del rapero Denis Solís. En la mañana había escrito, con calma, dos preguntas para el panel Último Jueves, organizado por la revista Temas, que tenía como título “¿Una sociedad más democrática que sus instituciones?”.

Primero revisé cómo debían ser enviadas las preguntas, el debate se desarrollaría a través de mensajes de audio vía whatsapp, una forma de comunicación que exige poca conectividad y permite alto control. Las reglas eran las siguientes, había que enviar 24 horas antes un mensaje a uno de los administradores para ser incluido en el grupo, las preguntas debían enviarse antes de las dos de la tarde del mismo día y el panel comenzaría a las cuatro de la tarde. Antes de las dos de la tarde escribí al administrador para preguntar si las preguntas debían ser enviadas como audio o texto. Me respondió que podría ser de ambas formas y que podría enviarlas antes o cuando el grupo se abriera al público para comentarios. Entonces esperé a que empezara el debate. Nunca abrió el grupo y ya estaban pasando a las respuestas, decido enviar mis preguntas vía audio al administrador. Ya había cerrado la sesión de preguntas, minutos después me escribe el administrador disculpándose porque me había informado mal. Estas fueron mis preguntas:

  1. ¿En un debate sobre participación ciudadana y democracia en qué lugar queda el decreto ley 349, el cual abiertamente decide y sanciona quien es artista, y que obra puede hacerse pública?
  2. ¿Cómo lidia el ámbito intelectual y académico cubano con la actual huelga de hambre de un grupo de artistas –Movimiento San Isidro (MSI)- siendo Cuba parte de una comisión de derechos humanos?

En la noche de ese mismo día llegaron los mensajes por todos los grupos de whatsapp, habían entrado a la fuerza para sacar a los acuartelados, previo corte de comunicaciones, al menos, en toda la ciudad. Desesperación ante la incertidumbre. Sigo preparando un cartel dorado con letras negras que dice Patria y Vida, nos manifestamos a la mañana siguiente frente a la embajada de Cuba en México. Durante la manifestación supimos que se habían reunido un grupo de artistas frente al Ministerio de Cultura en La Habana, muchos amigos. Seguíamos de cerca lo que pasaba, durante las siguientes horas se reunieron más de 300 jóvenes para exigir un diálogo con la institución, era 27 noviembre. A los manifestantes les cortaron la luz pública, filtraron agentes de la Seguridad del Estado para desestabilizar e incitar al desorden, comenzaron a ser rodeados de fuerza policial. Quienes llegaron de noche fueron rociados con gas pimienta. De esto no hay imágenes, sin iluminación en las calles la policía permanecía invisible a las cámaras. Esa noche, muchos no dormimos fuera de la isla, seguíamos los acontecimientos, nos enviaban mensajes de voz previendo que las baterías de los celulares se agotaran, estábamos al tanto. El diálogo con funcionarios del Ministerio de Cultura ocurrió en la madrugada ante la presión de los cuerpos presentes en la calle, ya era inevitable.

El 28 de noviembre Cubadebate –prensa digital- y periódico Granma -órgano oficial del Partido Comunista cubano (PCC)- publicaron notas llamando mercenarios, enemigos de la revolución, pagados por el imperio a los miembros del MSI y a aquellos que los apoyaban[1], a pesar de que uno de los acuerdos del día anterior había sido frenar la difamación a través de los medios oficiales. También desde ese día, y a pesar de que se había prometido un segundo diálogo para principios de diciembre, aquellos que entraron al Ministerio de Cultura permanecieron bajo arresto domiciliario –sin una orden policial, simplemente una patrulla les prohibía salir de su casas- y con las comunicaciones bloqueadas. Al mismo tiempo, los acuartelados y los huelguistas del MSI habían sido dispersados, incomunicados y también se encontraban bajo arresto domiciliario -siguiendo la misma lógica arbitraria de una vigilancia policial injustificada-. Luis Manuel Otero permaneció preso en un hospital, luego de negarse a ser llevado a algún lugar que no fuera su casa –sede el movimiento donde habían estado acuartelados-.

Solo habían pasado dos noches después del debate de Último Jueves “¿Una sociedad más democrática que sus instituciones?”. El primero de diciembre postearon en su página de Facebook la transcripción del debate ocurrido el 26 de noviembre, publicado en la web de Cubarte, sitio que tiene como consigna “El portal de la cultura cubana”. Aunque la publicación de la transcripción ocurrió en un sitio dedicado a la cultura hubo nula referencia a los acontecimientos inmediatos. Cero posicionamiento de una revista dedicada a la cultura, a la política y a promover el debate irreverente. El post de la transcripción en Facebook tuvo solo 10 likes, en realidad nadie habla de Último Jueves hace mucho tiempo, y menos aún de este último encuentro. Los acontecimientos a los que ellos no hicieron referencia fueron demasiado trascendentales como para prestarles atención. Sin embargo, considero importante reflexionar sobre las connotaciones futuras de este debate de Último Jueves.

Los intelectuales, artistas y académicos cubanos no somos su público final, no es realmente importante la nula repercusión de este último debate. Lo que pretendía Temas y específicamente Rafael Hernández, su director, era crear un registro de la buena salud de la escena intelectual cubana, de la posibilidad de un diálogo con actores diversos académicos, políticos y religiosos. Exponer y producir pruebas constatables de que sobre el 26 de noviembre en Cuba, el hecho que realmente debe ser atendido no es un desalojo forzado de huelguistas sino un sano y productivo debate sobre democracia y participación ciudadana. El debate de Temas es una carta para el futuro, y será presentada a la escena intelectual internacional que apoya al Estado cubano como evidencia de un diálogo propiciado por una revista no estatal, que incluso se permite la irreverencia.

Para lograr su empresa Rafael Hernández necesitaba crear un ambiente ascético. Preguntas como las mías no debían entrar de ninguna manera, el sistema de filtrado era fundamental. De los huelguistas de MSI no se podía hablar, era central para el guión ignorarlos, minimizar su importancia y visibilidad. Porque ante la pregunta de la escena internacional sobre MSI o el 27N, Rafael Hernández anunciará la existencia de la transcripción de “¿Una sociedad más democrática que sus instituciones?” como el evento que, de forma legítima, autónoma –del Estado y del Imperialismo- y especializada recoge reflexiones de interés para la mayoría en términos de participación y democracia.

Tuve la oportunidad de presenciar su estrategia en acción en diciembre de 2016 en Ámsterdam, luego de la muerte de Fidel, en un evento llamado “Connecting Cuba” al cual fui invitada pero al que se suponía que no llegara –la tramitadora del Consejo de las Artes Plásticas Yaima González se encargó de que obtener mi visa fuera casi imposible-. Como a mí, a periodistas independientes y otros colegas se les impidió llegar al evento o fueron “desinvitados”, como fue el caso del artista y actual editor de Hypermedia Magazine, Henry Eric Hernández. En aquel evento sobre derechos civiles, prensa y cultura en Cuba estuvo presente, sin contratiempos, la revista On Cuba y la revista Temas con Rafael Hernández. Se presentaban en el lugar de la prensa independiente cubana, en especial Rafael Hernández disponía de horas de debates en Último Jueves como evidencia de las posibilidades de la libre expresión en Cuba. Este debate sobre participación y democracia pasará a ser parte del compendio de evidencias sobre las posibilidades de diálogo en Cuba, dirigido sobre todo a la mirada de la academia internacional.

 

El último debate de Temas.

¿Cómo al mismo tiempo que desde el ámbito de la cultura se exigía un diálogo con el Estado sobre los derechos civiles  -el MSI demandaba la liberación del rapero Denis Solís y la libre expresión en Cuba, el 27N demandaba la liberación de Luis Manuel Otero, el reconocimiento de la prensa independiente, la derogación del decreto ley 349, el fin de la difamación en la prensa oficial, entre otros- en Último Jueves los panelistas debatieron sobre participación y democracia ciudadana ignorando dichos acontecimientos?

El moderador del debate fue Rafael Hernández y los panelistas: José Francisco Bellod Redondo. Economista. Profesor de la Universidad de Murcia. Miembro del Consejo Asesor de Temas; Karen Brito. Periodista. Realizadora audiovisual y presentadora de televisión. Fue vicepresidente de la FEU de la Universidad de La Habana; Silvio Calves Hernández. Ingeniero industrial. Profesor Titular y Consultante de la Universidad de La Habana. Vicerrector de la Escuela Superior de Cuadros; Fernando Luis Rojas López. Licenciado en Pedagogía y Máster en Didáctica de las Humanidades. Investigador del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello; P. Ariel Suárez Jáuregui. Sacerdote católico. Párroco del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Caridad. Profesor del Centro Félix Varela.

Primero, un académico extranjero, fundamental representación del apoyo internacional y aporte de un punto de comparación con el afuera capitalista. Luego una periodista de la cual se destaca que fue presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios –FEU-, organización presentada como parte de la sociedad civil que dos días después del debate organizó el “espontáneo” concierto de los estudiantes universitarios en el parque Trillo en apoyo al Estado frente a las manifestaciones del 27N. Le sigue un ingeniero industrial y, sobre todo, vicerrector de la Escuela Superior de Cuadros, la institución encargada de formar a los miembros del Partido Comunista de Cuba como políticos –cuadros- del único partido legal de la nación y finalmente dos investigadores uno del Centro Félix Varela y otro del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, instituciones que funcionan con supuesta independencia del Estado. La evidencia de que no es así es su propia existencia, los únicos centros o institutos en Cuba son aquellos formados, o al menos permitidos por el propio Estado. Es de destacar la presencia de un padre, luego de décadas de persecución de cualquier expresión religiosa la presencia de un padre pretende dar cuenta de diversidad en un panel bastante homogéneo ¿Cómo hablar de democracia en Cuba sin la presencia de la disidencia que exige pluripartidismo y la libertad de presos políticos, de la prensa independiente cubana ilegal y perseguida o de las feministas del “Yo si te creo”, también ilegal?, por mencionar algunos ejemplos, quedan muchos fuera.

Las respuestas a las preguntas realizadas por Rafael Hernández fueron sobre todo técnicas, abstractas y redundantes, eludiendo la mención de nombres de asociaciones o instituciones a las que hacían referencia o ejemplos de situaciones específicas. Además, hubo consenso de criterios entre los panelistas lo cual es contraproducente si la intención es debatir. Sin embargo, todos utilizaron palabras claves que ya hace años –al menos desde la participación de Cuba en el Foro de la Sociedad Civil de la Cumbre de las Américas, Panamá, 2015- han sido incorporadas en el discurso estatal cubano y que por muchas décadas fueron consideradas parte de la jerga de la contrarrevolución como: democracia, derechos humanos, sociedad civil, transparencia, autoritarismo, verticalismo, consenso. Entre la abstracción, el vacío de información y la utilización del vocabulario de la “apertura” y la “inclusión” las respuestas de los panelistas no llegaron a construir debate alguno, sino que se quedaron en la enunciación de ideas vagas y planas, cero polémicas.

Por ejemplo, ante la pregunta “¿Qué problemas afectan el funcionamiento democrático de las organizaciones? ¿Qué factores inciden sobre él?” Fernando Luis Rojas López se refirió al pluripartidismo como paradigma democrático para muchos dentro de la isla, acudiendo a evasivas y a un exceso de adjetivos como estrategia para enunciar un tema irreverente sin mencionar términos problemáticos para el Estado. Por ejemplo, prefiere utilizar la frase “premisas electoralistas” en sustitución de “pluripartidismo”:

Desde el punto de vista externo, sobra decir que existe un paradigma democrático que llega a Cuba y toma como punto de anclaje diferenciador las estructuras políticas y las premisas electoralistas a escala nacional. Resulta más común, desde posiciones críticas de las experiencias democráticas (o no) en Cuba, alusiones al funcionamiento de estructuras institucionales nacionales que a prácticas organizacionales democráticas que se encuentran en resistencia ante esas estructuras institucionales foráneas. No siempre es así, pero es lo que veo como dominante.[2]

El consenso general más importante entre los panelistas fue el sostenimiento de las instituciones actuales -aunque no se mencionó el nombre de las instituciones o asociaciones a las que se referían, ni estatales, ni ilegales- y la propuesta de modificaciones dentro de sus estructuras. Por ejemplo, ante las preguntas: “¿Cómo lograr un funcionamiento más democrático de las organizaciones? ¿Resulta viable hacerlo? ¿De qué depende? ¿Basta con proponérselo? ¿En algunas organizaciones más que en otras?” Fernando Luis Rojas López responde:

Un grupo de organizaciones, en especial las de más larga data histórica y que, coincidentemente, aglutinan la mayor cantidad de personas, se enfrentan a la siguiente disyuntiva: ¿disolución, reestructuración o refundación?

Ante esta, se ponen sobre la mesa dos cuestiones:

  1. Existe la posibilidad real de que las distorsiones y problemas que se expresan en las organizaciones no puedan “resolverse” en el marco de estas por las dinámicas que presentan: sus maneras de funcionar; la cualidad de las relaciones que mantienen con el Estado, el Partido Comunista, sus afiliados y el resto del entramado social y político del país; las características de sus dirigentes; sus estructuras; sus estatutos y reglamentos…
  2. Impulsar el cambio desde las propias organizaciones.

Aunque siempre está latente la posibilidad de que continúe reproduciéndose el inmovilismo, es el segundo escenario el menos conflictivo —y por tanto probable— en la actual coyuntura nacional. [3]

Sin una aclaración de a qué coyuntura nacional se refiere, Rojas apeló a un sostenimiento del gobierno y sus instituciones, sin, por supuesto, preguntarse sobre los actos represivos que llevaron a un grupo de personas a una huelga de hambre en el mismo instante en que se producía este debate. De entre los panelistas no hubo una réplica a la posición de Rojas, de hecho, fue él el único que se atrevió a plantear de manera tangencial la posibilidad de la disolución del PCC. El resto tuvo posturas aún más conservadoras: “El ejercicio de una cultura democrática en la sociedad y en una organización se desarrolla o no si es voluntad del Estado o de la dirección de la organización y una prioridad en la gestión de todos los estamentos de la misma” (Calves, Silvio en Cubarte, 2020).[4]

Fue imposible para el vicerrector de la Escuela Superior de Cuadros del Partido Comunista –y al parecer también para el moderador Rafael Hernández- encontrar problemática y contraproducente su respuesta. Es evidente que para muchos los derechos civiles en Cuba, como la libre expresión o el derecho a la movilidad dentro y fuera de la isla, dependen de forma arbitraria de la voluntad del Estado. Sin embargo, que esto haya sido expresado explícitamente, sin una problematización de sus consecuencias, en un debate sobre participación y democracia propiciado por una revista no estatal, es sintomático de una naturalización de la violencia política ejercida por el Estado frente a sus ciudadanos impunemente (Hernández 2020); y del pacto de la revista Temas con dicha posición.

También hubo intervenciones explícitamente panfletarias, un buen ejemplo de ello son las respuestas de Karen Brito, quien como presentadora de televisión nacional tiene incorporados los términos y acercamientos de la vieja narrativa estatal, aquellos que Temas intenta no adoptar estratégicamente: “Cuando un proyecto de país se propone metas tan ambiciosas y revolucionarias, y durante más de sesenta años cuenta con el respaldo de la mayoría de su gente, necesariamente tiene que haber sido edificado sobre bases democráticas (también en el interior de sus organizaciones). A la cañona no se puede hacer una revolución. Una revolución se hace en libertad.”[5]

Quedaría mucho más por analizar de las 26 páginas de transcripción de este debate, por ejemplo, la mención de los CDR como ejemplo de una organización que ha propiciado la participación ciudadana -una organización desde la cual se organizan mítines de repudio a la disidencia política-, la vaguedad y redundancia de las propias preguntas, la intervención del público igualmente complaciente, plana y nada polémica. Por otro lado, la utilización recurrente de “cultura democrática” amerita un análisis preciso y teórico pero aquí he considerado necesario contraponer eventos y evidenciar estrategias para evitar la abstracción a la que recurrió el propio debate de Último Jueves, uno insostenible ante acontecimientos tan avasalladores como el desalojo del MSI y la plantada del 27N.

Artículos anteriores como “Cuba: ¿larga vida a los tecnólogos políticos?” del politólogo Armando Chaguaceda y “Temas and Anathemas: Depoliticization and “Newspeak” in Cuba´s Social Sciences and Humanities” del especialista en política Latinoamérica Yvon Grenier, ya han analizado las estrategias, intenciones y connotaciones de la revista Temas en la escena académica e intelectual cubana y su repercusión internacional. Aquí, sobre todo me interesaba ubicar en un contexto preciso este debate de Último Jueves y destacar la planificación de su realización ante acontecimientos que evidenciaron las fallas de las instituciones cubanas frente al reclamo, por parte de sus ciudadanos, de un diálogo democrático. Rafael Hernández no contó con la presencia masiva de artistas, cineastas, periodistas, estudiantes frente al Ministerio de Cultura, no del trabajo o de economía sino frente a aquel ministerio que más le concierne en su labor como supuesto propiciador de la discusión irreverente.

Finalmente, considero importante decir aquí que Rafael Hernández me llamó vía whatsapp el 10 de diciembre y luego, el 29 de diciembre envió dos mensajes que fueron eliminados por él mismo. Nunca supe que quería decirme, muero de la curiosidad, lamentablemente no vi la llamada a tiempo y no pude leer los mensajes antes de que fueran eliminados. Hernández quedó con mi contacto cuando dejé las preguntas a través de mensaje de voz al administrador del grupo organizado para el debate, en los cuales me identifiqué. Ya nos conocíamos del encuentro en Ámsterdam –donde sostuvimos una corta e intensa discusión- y debido a mi activa carrera como artista visual. Me pregunto ¿Es tanto el temor de que preguntas como las mías desestabilicen de forma medular la estrategia seguida en Último Jueves por 19 años como para contactarme por privado? ¿Se habrá percatado de que en la “actual coyuntura” falsear un debate sobre democracia en Cuba no es suficiente para cubrir la curiosidad internacional? Como sea, subestimar al Estado y sus instituciones supuestamente autónomas no es recomendable. Como dice una amiga -perseguida periodista independiente- estas personas dedican todo su tiempo a pensar estrategias que permitan mantener el totalitarismo, al mismo que tiempo que venderlo como un proyecto justo e inclusivo.

 

Bibliografía:

Chaguaceda, Armando (2020) “Cuba: ¿larga vida a los tecnólogos políticos?”  en https://www.cibercuba.com/noticias/2020-09-21-u207901-e191143-s27068-cuba-larga-vida-tecnologos-politicos (Consultada el 10 de enero de 2021).

Grenier , Yvon (2016) “Temas and Anathemas: Depoliticization and “Newspeak” in Cuba´s Social Sciences and Humanities” Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, Volumen V núm. 2.

Hernández, Henry Eric (2020) “El funcionamiento totalitario” https://www.hypermediamagazine.com/critica/el-funcionario-totalitario/ [consultada el 5 de enero de 2021]

 

[1] http://www.cubadebate.cu/temas/politica-temas/2020/11/28/san-isidro/ [consultado el 10 de enero de 2021]

http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/11/28/los-espacios-de-un-creador-los-gana-con-su-obra/ [consultado el 10 de enero de 2021]

http://www.granma.cu/cuba/2020-11-28/en-vivo-desmontan-en-la-farsa-de-san-isidro-en-la-tv-nacional-de-cuba [consultado el 10 de enero de 2021]

[2]http://cubarte.cult.cu/revista-temas/una-sociedad-mas-democratica-que-sus-organizaciones-version-integra-de-las-intervenciones/ [Consultado el 1 de diciembre de 2020]

[3]http://cubarte.cult.cu/revista-temas/una-sociedad-mas-democratica-que-sus-organizaciones-version-integra-de-las-intervenciones/ [Consultado el 1 de diciembre de 2020] [énfasis mío]

[4] http://cubarte.cult.cu/revista-temas/una-sociedad-mas-democratica-que-sus-organizaciones-version-integra-de-las-intervenciones/ [Consultado el 1 de diciembre de 2020]

[5] http://cubarte.cult.cu/revista-temas/una-sociedad-mas-democratica-que-sus-organizaciones-version-integra-de-las-intervenciones/ [Consultado el 1 de diciembre de 2020]

 

[author] [author_image timthumb=’on’]https://demoamlat.com/wp-content/uploads/2021/02/Celia-González.jpeg[/author_image] [author_info]Celia González

Artista visual y antropóloga. Graduada de la Universidad de las Artes ISA, master en antropología visual por FLACSO, sede Ecuador, cursa el programa de doctorado en Antropología Social en la Universidad Iberoamericana, CDMX. Ha expuesto en “Bienal de Kochi-Muziris”, Kerala, India, 2018, Reinbeckhallen, Berlín, 2018, Galería Continua, París, 2017. Obtuvo la Beca de artes plásticas de la Fundación Botín y la beca de la Fundación Cisnero Fontanals CIFO en 2017. Han estado en residencia en Reinbeckhallen, Berlín, 2018, “El Ranchito”, Matadero, Madrid en colaboración con Artista x Artista, La Habana, 2017, Residencia de la Bienal New Talents, Colonia, Alemania, 2016, Residencia de la Bienal de Marrakech, Marrueco, 2016, KulturKontakt, Viena, Austria, 2014. Ha recibido a beca de Artes plásticas de la Fundación Botín, Santander, España, 2017- 2018, La beca “Grants & Commissions Program, The Cisnero Fontanals Art Foundation”, CIFO, Miami, 2017 y el premio a Mejor artista joven del año, Fundación Farber, 2015.[/author_info] [/author]