Afectadas por la pandemia, las democracias se encuentran obligadas a revisarse para enfrentar el desafío de un mundo tendiente a la deriva hacia los autoritarismos de corte populista que amenazan la cultura de los derechos humanos y la libertad: las autocracias.
Por Samia Bravo*, Karime Cano** & Yolanda Santos***
Hace dos años nuestra realidad cambió, de forma profunda y perdurable. De manera sensible y susceptible, nos encontramos en un escenario donde el juego es la supervivencia y nuestro oponente, como agente patógeno en humanos es el SARS-CoV-2, mejor conocido como covid-19; donde las mutaciones no discriminan o desperdician tiempo para continuar desarrollándose, afectando el entorno global de la crisis sanitaria, social, política y económica para la función continua de nuestro planeta.
Décadas atrás este tipo de escenarios estaba lejos de ser considerado una posibilidad latente, donde una problemática a nivel mundial nos haría correr peligro, modificando por completo nuestras vidas. Pero en un pestañeo encaramos una nueva realidad que fue difícil manejar desde el comienzo. Las diferentes perspectivas que podamos abordar de la problemática que nos aqueja como sociedad, pueden ser benéficas si se consideran como nuevas ventanas de conocimiento respecto a cosas que antes no se sabían con seguridad.
La actual pandemia podría ralentizar la globalización o, incluso, provocar una desglobalización, influyendo en los gobiernos y sus sociedades. Habrá efectos en la reconfiguración de las relaciones internacionales. Contemplemos la posibilidad de que los efectos estructurales en la globalización sean “similares” a los de las crisis anteriores, cuya naturaleza sea conveniente para una continuidad de los rasgos del proceso de globalización en sus dimensiones económica y política.
El coronavirus, ha generado un shock multivariado, que afectó a toda la humanidad en diferentes grados, circunstancias personales, nacionales, internacionales y geográficas. También se tiene en consideración las particularidades de esta crisis frente a la anterior. Si se materializa este escenario, se mantendría un proceso de globalización sustentado, particularmente, en las áreas como la educación, ciencia, tecnología, cultura, turismo, migración, cooperación al desarrollo, entre otras.
Una globalización más lenta y blanda, unas políticas cuestionadas
Las políticas de liberalización económica implementadas en buena parte del planeta en los años 70 a 90 dieron pie a un aumento rápido de los intercambios económicos internacionales. A esta globalización económica se han sumado siempre (en sus distintas oleadas) otras formas de internacionalización, militar o blanda, que han implicado el movimiento internacional de personas (tropas desplegadas, migrantes, turistas, estudiantes, deportistas en competiciones internacionales, cooperantes) o de ideas (mediante los intercambios de información, culturales, científicos, tecnológicos o educativos). Y si bien la conceptualización académica de la globalización ha reconocido siempre estas otras facetas no estrictamente económicas, el seguimiento del proceso de internacionalización suele centrarse en su dimensión más económica.
Si bien las consecuencias de nuestro sistema capitalista ya eran evidentes antes de la pandemia mundial, el covid-19 solo nos sorprendió sobre cuáles son las mejores respuestas de la política ante las contingencias e imprevistos, sobre cómo se transformarán las instituciones en los gobiernos nacionales e internacionales. Los escenarios principales son, primero, sobre quién gobierna el mundo: si Occidente u Oriente.
También, a consecuencia de que el covid-19 acelera la digitalización, también lo hace la concentración del poder en las grandes empresas, y ocurre una notable disminución en las PyMes que nunca fueron lo suficientemente fuertes.
No sabemos la transformación concreta de la gobernanza pospandemia, siendo una balanza que constantemente se inclina de un lado a otro de acuerdo a los gobiernos poderosos. Pero sí sabemos que los mismos convivirán con importantes jugadores globales.
A lo largo de la crisis observamos que el virus también actúa como acelerador de la desigualdad social al interior de los países, sobre todo si no se logra revertir rápido la depresión económica consecuencia de la crisis sanitaria, que obviamente afecta a las familias. Aunado a esto, es importante mencionar que en los últimos años hubo un deterioro global del componente liberal en las democracias y un resurgimiento de los nacionalismos, principalmente por la desconfianza en la política, baja participación electoral y polarización. Todo terminó por volverse una gigantesca bola de nieve montaña abajo.
La problemática respuesta que tuvieron los gobiernos en Latinoamérica para con las personas que necesitaron de ellos, también fue otro factor importante. Hubo medidas positivas de carácter económico, como las ayudas económicas entregadas a las familias necesitadas en Brasil, por ejemplo. Pero se sabe que este tipo de políticas públicas benefician diferente a las familias de países desarrollados que la de los países en vías de desarrollo. Primeramente, porque la población se divide mayoritariamente en quienes viven a base de trabajos informales y trabajos en pequeñas y medianas empresas.
Se ha sugerido que siendo otra la respuesta de los gobiernos, se podrían haber evitado gran cantidad de muertes en Latinoamérica. Porque si los países hubieran implementado estrategias focalizadas en las transferencias de dinero para personas vulnerables y para pequeños negocios, además de haber tomado las medidas sanitarias a tiempo para enfrentar la pandemia, tendríamos otros resultados. Particularmente cuando miramos a México, nos preguntamos, ¿qué están haciendo los líderes políticos? porque a Andrés Manuel López Obrador no le ha afectado políticamente, cuando a otros presidentes les ha costado popularidad. La aprobación presidencial aún es alta, a pesar de las dificultades económicas, contradicciones entre el discurso y la agenda y mecanismos fallidos de gobernanza. Pero ¿estamos ignorando algún punto importante?
Populismo y Covid-19 la displicencia del gobierno ante una pandemia mortal.
Cuando se habla de populismo y covid-19 encontramos una enfática razón para ser críticos ante situaciones sensibles, es necesario serlo, dependemos de nuestra estabilidad ante democracias justas. Esta pandemia nos demostró diversas posturas de cómo se maneja la sanidad de un país y muchas de estas fracasaron totalmente, — debido a la minimización y desinformación de varios presidentes con un gobierno populista— demostrando nulas capacidades de empatía y prioridad para sus ciudadanos.
Un estudio realizado en 2020 por el instituto Kiel para la economía mundial, demostró que 11 países con gobernanza populista -Brasil, República Checa, Hungría, India, Israel, México, Polonia, Eslovaquia (desde el 20/03/2020), Turquía, Reino Unido y Estados Unidos- tuvieron un deficiente manejo ante la pandemia. Estas naciones destacaron dentro de un conjunto de 42 países desarrollados y en desarrollo.[2]
El análisis se basó en un monitoreo de un conjunto de principales variables: exceso de mortalidad, la respuesta de la política gubernamental y la movilidad ciudadana. El estudio mostró que, en la toma de decisiones, las formas de gobernanza populista no son las más indicadas para el país pues tienden a ignorar los hechos, sustituir las políticas con exhortos y privilegiar criterios económicos o políticos de corto plazo a la salud pública. Recordemos cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el 22 de marzo del 2020 mencionó lo siguiente: “Nuestras culturas son muy resistentes a todas las calamidades, siempre hemos salido adelante y en esta ocasión vamos a salir adelante […] No dejen de salir, todavía estamos en la primera fase, ya nosotros, yo les voy a decir cuando no salgan. Pero si pueden hacerlo y tienen posibilidad económica, pues sigan llevando a la familia a comer, a los restaurantes, las fondas. Porque eso es fortalecer la economía familiar, la economía popular”[3]. Tengamos en cuenta que ya el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud había calificado como pandemia el brote de la covid-19.
La inesperada llegada del covid-19 a la sociedad ha dejado muchas conversaciones en las que se discuten las formas en las que se debe o se debió manejar la pandemia, en las formas en las que los gobiernos mundiales debieron actuar y en las que estos no supieron actuar.
¿Estamos equivocados al seleccionar actores o partidos populistas como representantes de un país en la actualidad? Debemos entender lo siguiente, como ciudadanos queremos lo mejor para nuestro país al elegir nuestros representantes, no hay equivocación en ello, en primera instancia, existe un historial de los constantes fracasos de gobiernos de derecha percibidos por la población y cansados de ellos, obviamente se opta por aquella “nueva esperanza”. No estamos equivocados, pero si depende de nuestra voluntad y razonamiento para ser críticos constantes entre las diferencias y oportunismo de los actuales gobiernos.
El pandemonium que cambió para siempre nuestras vidas
Se han propuesto diversos modelos bioéticos para las epidemias y pandemias, dependiendo de las condiciones, la naturaleza del riesgo y características del contagio. Una de las prioridades con respecto a los modos de acción es dar relevancia al apoyo de la investigación científica para desarrollar conocimientos base que ayuden en la intervención del virus y priorizar la protección a la salud pública. Pero aun si tenemos en cuenta que todo esto resulta imprescindible, ciertamente también lo es la participación activa del ciudadano respecto a seguir las indicaciones que dé el respectivo gobierno y personal de salud.
La contingencia sanitaria ha dejado ver como las sociedades son extremadamente vulnerables, la forma en que se vive es planificada, por lo que cuando existe incertidumbre sobre un tema que se desconoce se generan altos niveles de estrés tanto en lo individual como en lo colectivo. Para muchas personas, esta situación fue trágica ya que provocó la pérdida de familiares, empleos, viviendas, bienes y no menos importante que la salud pública se viera afectada. También estaba presente el sentimiento de angustia, miedo, desesperación, ansiedad, enojo, irritación. La sensación de impotencia al estar indefensos ante todas las situaciones que se veían en la televisión, en las redes sociales y en la vida cotidiana. Igualmente surgieron discriminaciones y estigmas hacia las personas que habían sido contagiadas con el virus de covid-19.
Mencionamos con anterioridad un factor clave, que es la respuesta de la población en cuanto a seguir los protocolos de seguridad establecidos por los mandos de gobierno o personal médico. Aún si se informó mientras las investigaciones arrojaban los resultados necesarios para que la sociedad pudiera estar informada, no siempre se siguió al pie de la letra las indicaciones. La interacción constante entre individuos que salían sin mascarilla, asistían a reuniones de mucha aglomeración y no guardaban cuarentena si había un semáforo rojo epidemiológico en su ciudad, con el personal de salud que se enfrentaba a la escasez de recursos necesarios para su tratamiento, información que poco a poco iba saliendo a la luz acerca del virus y la reducción de su propio equipo -compañeros-, creó una realidad social de caos.
Diversos autores han explicado sobre el desarrollo de la pandemia desde el inicio de ésta hasta llegar a lo que llamamos era “poscovid-19”. Aunque la pandemia no ha terminado, comenzamos la vida en esta etapa llamada “nueva normalidad”, en la que nuevamente se imponen cambios radicales donde se busca la adaptación. Los seres humanos dependemos unos de los otros para sobrevivir, por lo que las medidas higiénicas de prevención que los gobiernos implementaron no tendrían el mismo efecto si no se respetaran. La responsabilidad o irresponsabilidad individual y ciudadana que se demostró paulatinamente, ayudó a que se demostraran los aciertos y deficiencias correspondientes.
Por su parte, los gobiernos enfrentan nuevos desafíos. La administración de los recursos para manejar la pandemia se vio expuesta. Han sido variadas las posiciones para tratar de disminuir la pandemia, llegando a casos extremos como imponer una cuarentena obligatoria o hacer que las sociedades cambien su forma de funcionar, y esto dejó en evidencia clara las deficiencias que los gobiernos tienen y la mala administración de sus recursos.
Al igual que otros desastres, la pandemia se monta sobre un escenario preexistente y pone de manifiesto las fortalezas y debilidades actuales del sistema socioeconómico. Se visibilizan entonces con claridad tanto las vulnerabilidades de las instituciones como aquellas que las propias instituciones pueden producir, amplificando de esta manera el riesgo de desastre. Particularmente preocupantes son las medidas que, justificándose en la pandemia, generan mayor desigualdad social o que, en el campo laboral, afianzan y profundizan la informalidad y la pérdida de derechos laborales.
Conclusión
La situación actual del mundo entero, aunque ha sido un escenario un poco apocalíptico e irreal para muchas personas, es algo con lo cual las sociedades del mundo entero aprendieron a vivir. Aprendieron a adecuar sus actividades cotidianas a la situación que se vive y, sobre todo a comprender que todas las personas que componen una comunidad son importantes para esta, y que todos deben participar activamente para que se viva en plena igualdad de condiciones.
El sentimiento anti-científico, la tecnofobia y la desconfianza en las instituciones, como determinantes de la pseudociencia, obedecen también a las frustraciones colectivas por el limitado acceso a información o peor aún, por la escasa participación en la toma de decisiones del público general, derivadas a su vez de sus limitaciones para comprender el conocimiento técnico-científico disponible, pero sobre todo sus bases lógico-racionales. Lo anterior termina convirtiéndose en un terreno fértil para que las teorías conspirativas se vuelvan sucedáneos al conocimiento empírico científico, y terminen psicológicamente dignificando al supuesto excluido del conocimiento, al hacerle pensar que hay algo que él sabe que los demás no, y que es su deber informar a todos
La vida humana nunca volverá a ser la misma, puesto que la manera en la que las sociedades se desarrollaban se vieron drásticamente afectadas, la forma en la que las personas conviven cambió, los gobiernos y las formas ciudadanas también cambiaron.
* Samia Bravo. Estudiante mexicana de El Colegio de Veracruz en la licenciatura de Relaciones Internacionales. Se ha desarrollado en las áreas artísticas y culturales como maestra de ceremonia, oratoria y declamación. Actualmente es coordinadora de Unidad de Género en la Organización Politika de El Colegio de Veracruz y muestra un particular interés por los movimientos sociales siendo así activa participe de los mismos.
** Karime Cano. Licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio De Veracruz (COLVER) y estudiante en el Centro de Idiomas (CIX) por la Universidad Veracruzana (UV) de inglés y francés. Siempre ha tenido interés en temas de apoyo social, por lo cual ha participado activamente en actividades de esta índole, así como en foros estudiantiles por parte de El Colegio de Veracruz.
*** Yolanda Santos. Mexicana. Estudiante en la licenciatura de Relaciones Internacionales en el Colegio De Veracruz.
Bibliografía
Velasco, H. L. (n.d.). Fotografías reales del coronavirus bajo el microscopio. National Geographic España. Mingarro, I. (2021, January 18). Los 7 tipos de coronavirus que infectan humanos. National Geographic. Retrieved January 16, 2022, from https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/siete-tipos-coronavirus-que-infectan-humanos_15353
Bruckley, C., Bradsher, K., Wang, V., & Qin, A. (2021, January 26). Wuhan un año después: la primera ciudad pospandémica. The New York Times. Retrieved January 16, 2022, from https://www.nytimes.com/es/2021/01/26/espanol/mundo/wuhan-aniversario-covid.html
CENEVAL. (2020, Mayo). La política social en el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19) en México. Red de Desarrollo Social de América Latina y el Caribe. https://dds.cepal.org/redesoc/publicacion?id=5233
Celis Pérez, M. D. C., & Míjrarez Sanchez, M. R. (2021). El SARS-CoV-19 y su impacto político, social y ambiental. Reflexiones panorámicas. César González. https://www.uv.mx/bdh/files/2021/11/Libros-El-SARS-CoV19.pdf
La política pública frente al COVID-19: Recomendaciones para América Latina y el Caribe / Allen Blackman, Ana Maria Ibáñez, Alejandro Izquierdo, Philip Keefer, Mauricio Mesquita Moreira, Norbert Schady y Tomás Serebrisky
Müller, Jan-Werner. ¿Qué es el populismo? Translated by Clara Stern Rodríguez, Grano de Sal, 2017.
Ziblatt, Daniel, and Steven Levitsky. Cómo mueren las democracias. Translated by Gemma Deza Guil, Grupo Planeta, 2018.
Bayerlein, Michael; Boese, Vanessa Alexandra; Gates, Scott; Kamin, Katrin; Murshed, Syed Mansoob (2021) :Populism and COVID19: How populist governments (mis)handle the pandemic, Kiel Working Paper, No. 2192, Kiel Institute for the World Economy (IfW), Kiel
Referencias
[1] Estudiantes de la licenciatura en Relaciones Internacionales, El Colegio de Veracruz
[2] Estos son Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, India, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, Portugal, Rusia, Eslovaquia, Eslovenia, Sudáfrica, Corea del Sur, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos.
[3] Ver https://www.facebook.com/lopezobrador.org.mx/videos/214737003208063/