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El Decreto-Ley sobre Bienestar Animal en Cuba todavía es una incógnita

En el Cronograma Legislativo de la Asamblea Nacional del Poder Popular está previsto tratar el tema de la protección y el bienestar animal durante el año 2021, a través de un Decreto-Ley del Consejo de Estado. En principio el proyecto se iba a tratar en noviembre de 2020, pero quedó en suspenso tras la inactividad de la ANPP, siendo reprogramado para febrero del presente año.

Sin embargo, la convocatoria a la ciudadanía para participar de su elaboración deja serios interrogantes acerca de si se tienen en cuenta o no sus aportes y dudas sobre si existe un interés concreto en introducirlos en la versión final del Decreto-Ley. Además, no hay fechas definidas para su tratamiento y aprobación, al momento no se conoce el contenido del proyecto y tampoco hay garantías de que se tomaron las propuestas de los activistas independientes del movimiento animalista.

Alrededor del mundo la sociedad civil es de donde proviene la instalación en la agenda pública de la problemática de los animales y el reconocimiento de mayores derechos. Desde el año 2000 un conjunto de redes colectivas compuestas por activistas y organizaciones impulsó la expansión del movimiento animalista en Latinoamérica. Una gran herramienta para ellos fueron las tecnologías digitales. Generalmente, estos grupos no pertenecen a partidos políticos, ni reciben financiación estatal, ya que son de base voluntaria y autogestiva.

En Cuba, la demanda ciudadana por la aprobación de una ley de protección de los animales no es reciente y lleva más de 32 años de reclamo. En 1988 Aniplant se registró como la primera y garantizó ser oficialmente la única, pues la Ley de Asociaciones cubana solo reconoce solo una organización para cada objeto social. Durante los años siguientes no pudo obtener respuestas del gobierno.

En 2001, el Consejo Científico Veterinario de Cuba (CCVC) alertó sobre la situación cada vez más preocupante del maltrato a los animales. Y se creó la Comisión Nacional de Bienestar Animal, adscrita al Ministerio de Agricultura. Este grupo presentó proyectos en 2003 y 2007 al Ministerio de Agricultura, ambos fueron rechazados.

En los últimos años el trabajo efectivo de los protectores independientes en función de la ley ha sido ejercer presión sobre las autoridades, en las redes sociales y espacios físicos, logrando captar la atención del Ministerio. Es así que en 2018 se dijo que el tema sería incluido en la nueva Constitución cubana, pero esto no sucedió cuando se presentó el proyecto, posteriormente aprobado por la Asamblea Nacional.

Luego de esto, a lo largo de 2019 en la Isla se consolidaron activistas y demandas a través de las redes sociales, estos grupos han encendido la alerta de las autoridades, acostumbradas al control totalitario de la sociedad. Es así que el Ministerio de Agricultura anunció que trabajaba en un proyecto de ley que sería aprobado en noviembre de 2020. Pero esto tampoco sucedió.

En lo cotidiano, los protectores independientes son, además, los que se enfrentan a diario con el maltrato de los animales callejeros. En situaciones como abandono, la sobreexplotación y la violencia física (incluso episodios de violencia sexual) constituyen los casos más comunes. Los voluntarios responden con una cadena que incluye el rescate, tránsito, adopción y esterilización.

Sin embargo, aunque se han establecido algunos canales de diálogo, no tienen representación oficial en la Comisión encargada de redactar el anteproyecto del Decreto que espera aprobarse en 2021. La misma solo tiene representación gubernamental.

Los activistas cubanos entre los que se encuentran diferentes organizaciones como Bienestar Animal Cuba, la revista El Refugio, Cubanos en Defensa de los Animales y otras, exigen que en el proyecto se regulen y prohíban algunas cuestiones como las riñas de gallos y perros, establecer un registro de mascotas, que se garantice la protección de animales que se encuentran abandonados, en condiciones precarias, o son sacrificados en rituales de santería y que incluso son víctimas de violencia sexual y que se reconozcan fundamentalmente los principios del bienestar animal: derecho a la atención, a los cuidados y la protección, y que ninguno sea sometido a malos tratos ni a actos crueles.

Mientras tanto algunos de ellos han sido víctimas de ataques en redes sociales e incluso contra sus mascotas y refugios. Se cree que los mismos buscan desalentar su trabajo, pero sus objetivos están claros y no descansarán hasta encontrar justicia y más derechos para los animales.

Instamos a las demás organizaciones de la sociedad civil que tratan el tema de la protección animal y los derechos de los animales en el resto de la región a acompañar el pedido de los activistas cubanos, se sumen a las exigencias del movimiento animalista cubano para introducir reformas en favor de los animales en la isla.