Incidencia del llamado “soft power” de los medios de comunicación en América latina. Acerca de los medios regionales tanto como internacionales, de los medios clásicos, o medios masivos de comunicación como de las redes sociales e internet, las fake news y la desinformación como fenómeno comunicacional, en la construcción de ciudadanía. La libertad de expresión como valor democrático en el frente de batalla contra intereses de elites nacionales y transnacionales.
Inicio este trabajo planteando la siguiente hipótesis: ¿Podemos afirmar que los medios de comunicación son una herramienta social para la ciudadanía en América Latina?
Para responder a esta problemática planteada analizo primeramente la situación de los medios de comunicación a lo largo del siglo XX, y las primeras décadas del siglo XXI en América Latina. En esta parte se estudia cómo la ideología política de ciertos gobiernos o regímenes ha influido en el continente latinoamericano. En segundo lugar, he decidido analizar el impacto geopolítico de los medios de comunicación que no son de origen latinoamericano, en América Latina, y si realmente estos tienen la voluntad de ser una herramienta útil para la ciudadanía o no. Por último, hay un apartado de conclusiones donde intento responder la interrogante planteada como punto de partida de este texto.
Los medios de comunicación en América Latina
Los medios de comunicación en América Latina siempre han estado en disputa a lo largo de su historia. Esta disputa ha sido más intensa desde el final de la Segunda Guerra Mundial a nuestros días, y se ha debido a luchas ideológicas internas. El control de los medios de comunicación es importante para todas las opciones políticas si consideramos que los medios son parte del cuarto poder del Estado (por detrás del poder ejecutivo, judicial y legislativo), por lo que son fundamentales para controlar un Estado o alcanzar el poder del mismo y establecerse en él.
Durante el siglo XX el golpe de estado fue un método empleado en América Latina para acceder al poder. Una de las acciones que llevaban a cabo los perpetradores de un golpe de Estado era la toma de control de los medios de comunicación de dicho Estado con el objetivo de tergiversar el hecho, responsabilizar a la oposición y asegurarse el control y la estabilidad. El ejemplo más claro fue Argentina, donde tras el golpe de Estado de 1976, el periódico Clarín afirmó que el país estaba tranquilo y que el golpe de estado (al que el propio Clarín nunca calificó como golpe de Estado sino como ruptura) era un resultado inevitable por la mala gestión económica del gobierno, y no una forma de socavar el orden constitucional.
Por otro lado, es necesario destacar los procesos revolucionarios llevados a cabo en América Latina, de los cuales únicamente han triunfado dos: La Revolución cubana de 1959 y la revolución sandinista en Nicaragua en 1979. En ambas, se puso fin a una dictadura, en Cuba se derrotó a Batista y en Nicaragua a Somoza. De igual modo tanto en Cuba con Fidel Castro y en Nicaragua con Daniel Ortega[1] se implantó un sistema autoritario de tendencia izquierdista. Tanto en Cuba como en Nicaragua se crearon periódicos afines a estos nuevos regímenes que favorecían su imagen para crear un nuevo modelo de Estado. En Cuba, donde impera la ilegalidad de cualquier medio de prensa independiente y del ejercicio periodístico, el periódico Granma, creado en 1965 bajo control del Partido Comunista de Cuba, es el que más tirada nacional tiene[2]. En Nicaragua, nada más alcanzar el poder los sandinistas, crearon un periódico denominado Barricada que fue creado como diario del nuevo estado a la vez que del FSLN[3]. Dicho medio nicaragüense desapareció en 1998, aunque años después fue creado como portal de Internet. Sin embargo, en la actualidad, la estrategia de Ortega ha sido la de tomar el control de ciertos medios de comunicación que antes eran independientes, como por ejemplo TN8, Canal 6 y Radio Nicaragua[4].
Fue en el siglo XX cuando se pudo apreciar esa disputa ideológica por el poder de los medios de comunicación como conquista de una parte del Estado en América Latina. De ahí que, por ejemplo, los regímenes liberales[5] (de derechas) o populistas (de izquierdas) siempre han combatido por el cuarto poder para reforzar su régimen y asegurarse de que su mensaje llegue a la sociedad.
A finales de los años 80 y durante los años 90, se vive una oleada democratizadora en América Latina con el fin de la caída de muchos regímenes autoritarios, y la llegada de la democracia a la mayoría de países, como Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile. Con esta nueva época democratizadora también se esperó tener unos medios plurales, libres y que sirvieran a los intereses de la ciudadanía. Así, también se aspiraba a que los medios de comunicación en la región dejasen de estar en manos de poderosos y oligarcas, es decir, acabar con la élite mediática. Sin embargo, durante el siglo XXI las disputas entre liberales y populistas con los medios de comunicación como campo de batalla se han mantenido en América Latina. Las disputas mediáticas de los primeros años del siglo XXI han mantenido una tónica similar a las del siglo XX. Es decir, o bien algunos medios de comunicación han apoyado golpes de estado de derechas en algunos países de América Latina, o bien algunos gobiernos populistas de América Latina se han hecho con ciertos medios de comunicación para incorporarlos al Estado[6] e incluso han creado nuevos medios. El ejemplo más evidente de cómo los medios de comunicación han apoyado golpes de Estado en el siglo XXI lo vemos en Honduras, donde el presidente electo Manuel Zelaya fue destituido y expulsado del país por las fuerzas armadas en 2009 y en un primer momento, la prensa hondureña silenció este hecho. Posteriormente, los seguidores de Zelaya se manifestaron pidiendo su regreso a Honduras, y Televicentro, empresa hondureña televisiva, acusó a los manifestantes de golpistas y apoyó a los militares, responsables del golpe de Estado contra Zelaya.
Esta manera de actuar de los medios de comunicación de Honduras fue la misma que los medios de Paraguay y de Brasil utilizaron en los “impeachment” contra Fernando Lugo en 2012 y contra Dilma Rousseff en 2016, respectivamente. Aunque en los casos de Paraguay y Brasil no se utilizó al ejército, la fórmula empleada fue el Parlamento junto a los medios de comunicación, que crearon campañas mediáticas para atacar a Rousseff y Lugo acusándolos de corrupción, despertando así un clima de inestabilidad política, y protestas contra ambos presidentes.
Respecto a las decisiones y actuaciones llevadas a cabo por los gobiernos populistas para conquistar los medios de comunicación, podemos destacar a Hugo Chávez en Venezuela, que cerró algunos medios de comunicación como Radio Caracas Televisión, acusándolos de participar en 2002 en el golpe de Estado en su contra. Además de cerrar o censurar algunos medios, Chávez utilizó los medios estatales para crear espacios[7] y emisiones televisivas con el objetivo de lanzar su mensaje directamente a la sociedad, como el programa “Aló Presidente”, emitido los domingos por la mañana desde 1999 hasta su fallecimiento en 2012 y que no tenía un tiempo determinado de duración. Además, podemos destacar Telesur (2006), un medio multiestatal de noticias, ideado por Chávez como la creación de un medio de comunicación alternativo donde hay una supranacionalidad ideológica, es decir, apoyado y financiado por otros países con regímenes o gobiernos populistas cercanos a Chávez como Cuba, Nicaragua, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Brasil. Aunque la participación en Telesur ha dependido de quién estuviese en el poder en determinados países, siguiendo la lógica del bloque ALBA-TCP. Telesur ha sido y es emitido en la mayoría de países de América Latina y en países europeos que tienen relaciones con esta región como España, Francia y Portugal.
Llegados a este punto es necesario destacar también una tercera vía de medios de comunicación que rompe con las tendencias liberales y con las populistas. Son los medios comunitarios, que pese a ser independientes y ser una novedad única de América Latina, no han podido encontrar su plaza en la sociedad; es decir, no han tenido un gran éxito en la región. Estos medios populares no son comerciales ni privados, fueron pioneros en Colombia en 1947 con las radios comunitarias, y en Bolivia con las radios obreras en ese mismo año. Poco a poco, a lo largo del siglo XX se fueron extendiendo por toda América Latina; sin embargo, tanto en esa época como en la actualidad no han tenido un encaje. Esto se debe principalmente a dos motivos. El primero de ellos es que en el siglo XX las radios comunitarias, que eran independientes ideológicamente, solían oponerse al poder del Estado en el que estaban, con lo cual tomaban partido contra un régimen o gobierno que controlaba las frecuencias y gran parte de los medios de comunicación. El segundo motivo[8], es que los países de América Latina no han sabido integrar a las radios comunitarias en las nuevas legislaciones. Únicamente Argentina integró a los medios comunitarios con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009[9], reservando un tercio de frecuencias para radios comunitarias con el objetivo de desconcentrar los medios de comunicación que están dominados por el Grupo Clarín en el país. Por el contrario, en Bolivia, el ministro de Gobierno, Arturo Murillo[10], que subió al poder en 2019 por el golpe de Estado que llevó al poder a Jeanine Áñez, afirmó que los medios comunitarios serían clausurados en el país ya que podían promover acciones violentas contra el nuevo gobierno[11].
Impacto geopolítico de los medios de comunicación no latinoamericanos en América Latina.
Una vez analizada la disputa interna e ideológica en América Latina en relación con los medios de comunicación, es conveniente analizar también la intervención mediática extranjera, la cual se debe tanto a elementos ideológicos, como a intereses geopolíticos y económicos entre otros. En los últimos años y a medida que la globalización se ha instaurado en América Latina como en otras regiones del mundo, los medios de comunicación de otros países con intereses en la región latinoamericana han ido aumentando su repercusión. La utilización de medios de comunicación y emisiones de otros países en América Latina puede ser concebida como una parte de soft power[12] en la región, que en relaciones internacionales es definido como un recurso para conseguir tener influencia y poder de un país sobre una zona del mundo, y es diferente al hard power[13], en el cual se empleaban recursos militares o económicos para garantizar la influencia sobre un territorio determinado[14]. El soft power empleado por los medios de comunicación en América latina influye también en las sociedades latinoamericanas, y, por lo tanto, son una herramienta que puede ser empleada por la ciudadanía, así que, cabe preguntarse si estos medios de comunicación pueden ser herramientas útiles para la sociedad en América Latina o no.
En América Latina los medios estadounidenses siempre han estado muy presentes debido a la influencia que ha ejercido sobre la región, la cual se incrementó durante la Guerra Fría y aún continúa. Por ejemplo, el grupo estadounidense, WarnerMedia, que es un conglomerado multinacional con sede en Nueva York está muy presente en América Latina, ya que este grupo es propietario de grandes medios televisivos como CNN[15] así como de productoras de cine como New Line Cinemas y Warner Bros,y de series televisivas como HBO.
También los medios europeos están muy presentes en América Latina, debido fundamentalmente a los lazos culturales que la región tiene con países como Portugal, Francia y España, que antiguamente tuvieron colonias en la región. Como medios españoles podemos destacar dos grandes grupos. El primero es el grupo PRISA, que es una sociedad privada de medios de comunicación, destacando la radio, la televisión y la prensa escrita. Aunque lo que realmente sobresale de este grupo es el diario El País, que está muy presente en América Latina, zona en la que ha adaptado sus ediciones, por ejemplo, existe El País América y desde 2013 se publican noticias en portugués para el público brasileño. El segundo es la Agencia EFE, que actualmente pertenece a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales[16], por lo tanto, es de carácter público. La Agencia EFE tiene delegaciones en casi todos los países de América, incluyendo EEUU. Otro ente público español que también está presente en América Latina es la emisión televisiva “Canal 24 horas”, que pertenece a Radiotelevisión Española y está dedicada a la información internacional. Los medios de comunicación franceses y portugueses también están presentes en la región de forma muy similar a los españoles. Sobre los medios franceses, encontramos medios privados, como la Agence France Presse, que da gran cobertura a lo que sucede en América Latina y tiene 110 delegaciones a lo largo del mundo; y como medios públicos, los canales de televisión France 24 o TV5Monde, los cuales son emitidos en varios países de América Latina[17] adaptándose a la lengua española. En cuanto a Portugal, destaca su presencia por medio de RTP Internacional, que es un canal de televisión perteneciente a la empresa pública portuguesa Rádio e Televisão de Portugal. Es emitido en numerosos países de América Latina, como Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina y Uruguay entre otros, aunque su público principal está en Brasil.
Pero no únicamente existe la presencia de EEUU, España, Francia y Portugal en América Latina. En los últimos años han entrado otros países en la carrera mediática en la región con el objetivo de ejercer también su influencia. Estos países pueden ser tanto potencias estatales que pugnan con EEUU por la hegemonía mundial, como es el caso de China, antiguas superpotencias como Rusia, o potencias regionales como Irán y Turquía.
En el caso de China, no existe una pluralidad de medios, por lo que el Estado chino es quien interviene directamente por medio del Grupo de Medios de China, un conglomerado de medios chinos de control estatal. Este grupo publica prensa escrita en español en uno de sus medios digitales más importantes: XINHUA Español. Con espacios dedicados exclusivamente para América Latina, desde 2016 China realiza emisiones televisivas en español a través de CGTN, un canal de noticias[18] a través de Internet.
Respecto al caso de Rusia, lleva presente desde 2009 en América Latina por medio del canal de noticias Russia Today, que emite en lengua española en prácticamente todos los países latinoamericanos. Esta cadena ha sido objeto de controversia al haber sido cerrada en Argentina por Macri en 2016. En el año 2014 también se incorporó la agencia Sputnik, dependiente de la agencia estatal rusa Rossiya Segodnya. Ambas están presentes en todo el continente, incluso en EEUU, así como ambas están directamente financiadas por el estado ruso.
Por último, hay que destacar la influencia de Irán y Turquía, aunque es menor que la de los países mencionados anteriormente, pero es importante ver cómo han penetrado en América Latina. En cuanto a Irán, hay que destacar que ha ejercido su soft power fundamentalmente por medio de la cadena de televisión Hispan TV, que depende directamente del estado iraní[19] y la cual es emitida únicamente en español. Hispan TV tiene su sede en Madrid y se emite tanto en España como en varios países de América Latina como Argentina, Bolivia, Venezuela y Colombia entre otros; aunque también es emitida en EEUU y Puerto Rico. En cuanto a Turquía, su influencia en América Latina ha sido a través de series televisivas financiadas por el Estado turco y que introducen elementos culturales y sociales turcos, como es el caso de la serie “Suleimán, el gran sultán”, que ha tenido 200 millones de espectadores en Latinoamérica.
Para finalizar, hay que destacar el papel de Internet como una posible herramienta útil de información al servicio de la ciudadanía. En América Latina existe mucha desigualdad socioeconómica en cuanto al acceso a Internet, y un 30% de la población no dispone de acceso, por lo cual Internet no está al alcance de todos. Si bien es cierto que en los últimos años gracias a Internet se han podido desarrollar redes sociales que han servido para informar, un elemento que permite el acceso a múltiples fuentes, también debemos destacar su parte negativa, y es que en muchos casos estas fuentes, así como las redes sociales, también han servido para desinformar. Las fake news difundidas en Internet también han jugado un papel importante en la sociedad latinoamericana influyendo en determinados procesos políticos y electorales. Además, Internet tiene la desventaja de ser un altavoz para personas que deciden difundir bulos y noticias falsas, y que en determinadas ocasiones los lectores otorgan gran credibilidad, como fuente fiable. Esta credibilidad se otorga por la falta de contraste por parte de los lectores y la falta de filtros por parte de las instituciones.
En contraposición, Internet también ha sido utilizado para dar voz a muchos activistas o luchadores por la libertad de expresión en América Latina, esto es positivo ya que su mensaje no era transmitido por los medios, y las redes sociales les han permitido difundirlo. Pero en realidad Internet y las redes sociales, al igual que los medios convencionales de comunicación, es decir, los medios clásicos, también han sido utilizados por determinados dirigentes de América Latina, para difundir sus ideas políticas, acusar a sus opositores e incluso emitir información engañosa o fraudulenta. Un ejemplo de este uso de las redes sociales lo podemos ver en la figura de Bolsonaro, un gobernante político muy activo en Twitter y Facebook, precisamente las dos redes sociales más utilizadas en la región. Por último, hay que decir que al igual que sucede con determinados medios de comunicación en algunos países latinoamericanos, Internet y las redes sociales también han sufrido censura por parte de gobiernos de la región, como los famosos apagones de Internet llevados a cabo en 2020 en Ecuador por parte de Lenín Moreno, o en Venezuela por parte de Nicolás Maduro, ambos en un clima de protestas contra sus gobiernos.
Conclusión.
A modo de conclusión, y respondiendo a la problemática planteada al inicio, hay que decir que los medios de comunicación en América Latina no están al servicio de la ciudadanía. En la primera parte hemos visto cómo los medios de comunicación siempre han estado del lado de los gobernantes, que han sido utilizados con fines políticos, tanto por los denominados liberales como por los populistas. En América Latina, en mi opinión, los medios de comunicación sí reflejan bien la posición de los mismos al ser denominados como el cuarto poder, ya que quien se hace con el poder de los medios va a tener bastante influencia en el Estado. A lo largo de la historia hemos visto cómo los gobernantes latinoamericanos, los oligarcas y demás élites han utilizado los medios de comunicación para su beneficio y para controlar a la población. En ningún momento han pretendido que la información sea independiente, plural y libre.
Con los medios extranjeros que interactúan en América Latina también sucede lo mismo. Estos medios procedentes de países como EEUU, España, Francia, Portugal, Rusia, China, Irán o Turquía, no pretenden crear un espacio de pluralidad en América Latina ni ser una herramienta para la ciudadanía, sino difundir su pensamiento por medio de elementos de soft power. Esta técnica se emplea para asentarse en esta región y así apoyar los intereses del Estado al que pertenecen y que los financia, en América Latina. Por lo cual, los medios de comunicación extranjeros están presentes en América Latina por puro interés político y económico, no buscan democratizar los medios de comunicación latinoamericanos.
Tras haber analizado la situación de los medios de comunicación en América Latina considero que los únicos que pueden ser una herramienta social útil para la ciudadanía son los medios comunitarios. Esta opinión está basada en tres razonamientos que expongo a continuación de manera breve. En primer lugar, porque los medios comunitarios no tienen el objetivo de ser un poder para controlar el Estado, sus objetivos son mucho más humildes que los de los grandes medios, por lo que no han servido al interés de los diferentes regímenes ni de los diferentes gobernantes, sino que han conservado su independencia hasta cierto punto, así como han defendido sus intereses. En segundo lugar, los medios comunitarios, por lo general, suelen ser medios locales o regionales, que tratan información de un territorio determinado, lo cual hace que estén más cerca de determinadas sociedades. Y, en tercer lugar, los medios comunitarios, al sentirse cerca de la población y dar información para el ciudadano de a pie, sin grandes ambiciones, no se guían por lógicas comerciales para llegar a su público. Este último argumento es muy importante, pues es lo que permite a los medios comunitarios ser una herramienta de información útil por y para la ciudadanía, que además cumple las funciones que todos los medios de comunicación deberían cumplir, es decir, la de servir a la sociedad y generar valores democráticos, plurales y libres que permitan mejorar la convivencia ciudadana. Por desgracia, al día de hoy en América Latina y en cualquier parte del mundo, los ciudadanos son vistos como clientes en todos los sentidos. Por parte de los medios de comunicación son vistos como clientes comerciales, y por parte de los gobernantes como clientes políticos. De ahí que sea necesario una tercera vía comunicativa que se dedique a cambiar esa visión de los espectadores, y el primer cambio debe llegar dando un espacio propio a los medios comunitarios, algo con lo que muy pocos gobernantes están de acuerdo.
[1] Realmente era un gobierno de coalición, pero Daniel Ortega fue el más destacado y quien ostenta el poder actualmente en Nicaragua.
[2] A escala nacional también destacan otros como Juventud Rebelde (creado en 1965) y Trabajadores (creado en 1970), pero tienen menos tirada que Granma. En cualquier caso, ambos están también bajo control estatal.
[3] Frente Sandinista de Liberación Nacional.
[4] A diferencia de Cuba, estos medios mencionados, no pertenecen al Estado ni a ningún partido afín al régimen, sino directamente son propiedad de Daniel Ortega y su familia.
[5] Se les denomina así para hacer una distinción breve entre regímenes con tendencias derechistas o izquierdistas, ya que el objetivo de esta disertación no es precisar las tendencias políticas de cada régimen. Por lo cual, he decidido tomar esta distinción breve para este trabajo.
[6] Por medio de nacionalizaciones y expropiaciones.
[7] Agrupó todos los medios estatales en un único sistema público denominado Sistema Bolivariano de Comunicación e información adscrito al Ministerio de Información. De este sistema dependían los servicios estatales y públicos de radio, televisión, prensa y multimedios como Radio Nacional de Venezuela y Venezolana Televisión entre otros.
[8] De manera general y sin entrar en las causas, ya que cada país tiene diferentes razones para no incorporarse a los medios comunitarios.
[9] Como respuesta, Clarín presentó un recurso de inconstitucionalidad contra esta ley y perdió ante el Tribunal Constitucional.
[10] Fue ministro desde noviembre de 2019 a noviembre de 2020, es decir, hasta que Luis Arce del MAS fue electo presidente de Bolivia.
[11] Estas acusaciones fueron falsas. La realidad es que muchos medios comunitarios apoyaron a Evo Morales, como por ejemplo Radio Kausachun Coca, de Cochabamba.
[12] Poder blando.
[13] Poder duro.
[14] Tanto los recursos militares como económicos son medios para ejercer influencia sobre un territorio en la actualidad, aunque es cierto que el soft power se está usando cada vez más debido a la oposición de la opinión pública ante el uso de técnicas de hard power (como una invasión militar, por ejemplo), que son más propias del período de la Guerra Fría.
[15] CNN se ha sabido adaptar a América Latina y por ejemplo puede ser visto en español y portugués para aquellas zonas donde hay lusófonos o hispanófonos.
[16] Se creó en 1939 por miembros de la dictadura de Franco con el objetivo de difundir el mensaje de la dictadura y ser un medio del régimen. Fue en esta época cuando estableció relaciones con Iberoamérica al establecer sedes y delegaciones en dicho territorio. Posteriormente, pasó a manos del Estado con el fin de la dictadura y la llegada de la democracia en España en 1977.
[17] Como Chile, Perú, México y Argentina.
[18] Que pertenece a la estatal Televisión Central de China.
[19] Pertenece al Servicio de Radiodifusión de la República Islámica de Irán.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://demoamlat.com/wp-content/uploads/2021/03/Calderon-Daniel.jpg[/author_image] [author_info]Daniel Calderón
Graduado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Lyon. Máster en Política Internacional por la Complutense, y actualmente estudiando un Máster 2 sobre América Latina en el IHEAL-Paris 3 Sorbonne Nouvelle.[/author_info] [/author]