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El cordón umbilical del petróleo

“Me voy muy satisfecho. Las relaciones con nuestros hermanos venezolanos cada día más crecen, cada día somos la misma cosa”. La frase de Raúl Castro, para ese entonces presidente de Cuba, pronunciada después de una vista oficial a Venezuela en abril del año 2010 describe perfectamente la relación de más de dos décadas entre los gobiernos de La Habana y Caracas.

El petróleo venezolano ha servido para afianzar esta relación y utilizarla como referencia para que el gobierno venezolano tenga el apoyo, no solo de Cuba, sino de la mayoría de los países de Centro América y El Caribe.

El PetroEstado venezolano

Según la definición desarrollada por Terry Lynn Karl los PetroEstados “son aquellos que no se sienten presionados a rendir cuentas a la población de los recursos que maneja porque no depende de ellos (de los ciudadanos) para financiarlos; el Estado aumenta su alcance en el campo económico y en otras áreas del país, limitando el accionar del sector privado, incurriendo en estatizaciones y resolviendo la mayoría de los problemas mediante el gasto excesivo; el presidencialismo se incrementa y el objetivo político prima por sobre el económico; se incurre en políticas económicas populistas “redistributivas” no sostenibles sin la bonanza”.

La bonanza petrolera de la que disfrutó Hugo Chávez y en parte Nicolás Maduro entre 1999 y 2016 ha sido calculada en US$900.000 millones.

De hecho, entre los años 2006 y 2012 la Revolución Bolivariana administró los mismos ingresos petroleros con los que contaron cinco presidentes de la era democrática venezolana.

Según el economista Luis Oliveros para tener una dimensión real de los recursos recibidos por la Revolución Bolivariana “es pertinente realizar una comparación de los ingresos petroleros que recibió cada presidente en Venezuela” desde 1958, año en el que culminó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez e inició el periodo democrático que comenzó a desvirtuarse a partir de 1998.

Según Oliveros para realizar estos análisis “de una forma más objetiva, es necesario deflactar esos montos por inflación (y traerlos a dólares de los Estados Unidos de América). Estos cálculos permiten concluir que Hugo Chávez y Nicolás Maduro recibieron en sus períodos como presidentes, desde 1999 hasta 2016 (un periodo de 18 años), recursos equivalentes a la mitad del total de los ingresos reales del país por concepto de exportaciones de petróleo desde 1958 hasta 2016 destacando lo recibido por Chávez en su segundo mandato (2006-2012), que representa aproximadamente el 27% (unos US$550.000 millones) del total.

En esos seis años de presidencia de Chávez (2006-2012), su gestión administró los mismos ingresos que las presidencias (juntas) de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera (en su primer gobierno) y Carlos Andrés Pérez (en su primer gobierno).

La bonanza de la que disfrutó la Revolución Bolivariana no generó grandes obras de infraestructura en el país, ni logró sacar de la pobreza a los ciudadanos que la sufrían hace dos décadas. Tampoco significó ahorros, ni activos externos. No obstante, la bonanza petrolera venezolana significó un respiro político y económico para Cuba y toda una serie de alianzas diplomáticas que permitieron a Chávez y a Maduro sortear los mecanismos de control democrático de la comunidad internacional.

La petrodiplomacia

La mayoría de los resultados de las votaciones sobre el caso venezolano en la Organización de Estados Americanos (OEA) favorables a la Revolución Bolivariana pueden explicarse por los acuerdos petroleros suscritos en las últimas dos décadas.

Utilizando el argumento de la necesaria diversificación de las exportaciones venezolanas, pero siempre bajo lineamientos de objetivos políticos, Hugo Chávez fue definiendo los acuerdos energéticos con Nicaragua y Cuba y luego el Acuerdo de Cooperación Energético PetroCaribe a partir del año 2004.

Básicamente PetroCaribe es un terrible negocio para Venezuela pero fue un extraordinario acuerdo diplomático para Chávez y lo continúa siendo para Maduro.

Fuentes secundarias sostienen que entre 2006 y 2016 Venezuela envió a los países integrantes de PetroCaribe 92.000 barriles diarios de petróleo.

Incluso, Rafael Ramírez, ex presidenta de PDVSA, sostiene que el suministro a PetroCaribe llegó a satisfacer 42% de las necesidades energéticas de los 18 Estados integrantes del acuerdo.

Por otra parte, según la investigación conjunta de los medios El Pitazo, Confidencial, Diario Libre, La Prensa Gráfica, bajo la coordinación de Connectas  Chávez y Maduro “lograron apalancar su gestión internacional en el continente con la ayuda de los financiamientos petroleros entregados en el Caribe y en Centroamérica”.

La evidencia recopilada en esta investigación indica que los países que deben “millonarios recursos por los préstamos recibidos han alineado sus posiciones diplomáticas con los intereses venezolanos especialmente en la OEA, lo que le sirvió a Maduro en ocasiones para zafarse del escrutinio continental en materia de respeto a la democracia y los derechos humanos”.

Para esta investigación se examinaron “más de 800 actas de reuniones de la OEA de 13 sesiones celebradas entre 2014 y 2019 y en las cuales las votaciones de los países beneficiados con los préstamos petroleros tuvieron alta coincidencia con las posturas más favorables a los intereses venezolanos. La organización sometió a votación en ese período asuntos principalmente relacionados con la presidencia de Maduro”.

Por otra pare también se concluyó que “en los Exámenes Periódicos Universales a los que ha sido sometida Venezuela en Naciones Unidas, las delegaciones de países favorecidos con los acuerdos energéticos evadieron tocar puntos sensibles relacionados con el respeto de los derechos humanos en Venezuela (…) Un estudio realizado por profesores de la Universidad de Texas y del Instituto de Estudios Superiores de Administración concluyó que las votaciones de las naciones beneficiarias también mostraron coincidencias con los intereses venezolanos en las asambleas generales de la ONU”.

En la investigación coordinada por Connectas se resalta que a pesar de que oficialmente las cancillerías vinculadas con los acuerdos energéticos niegan el impacto de las deudas en las agendas diplomáticas, “una memoria oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela declaró en 2015 que los países miembros de PetroCaribe forman parte del “primer anillo de protección geopolítica” para el régimen gobernante en el país suramericano.

$65 mil millones para sostener y exportar a la Revolución Cubana

Durante dos décadas el petróleo venezolano ha servido para respaldar en el continente la llegada al poder de partidos y candidatos afines a los gobiernos de Caracas y La Habana. Aunque el dinero proviene de la renta petrolera venezolana, la planificación política de generar anillos diplomáticos de protección para la Revolución Bolivariana se define en Cuba.

Al momento de llegar Hugo Chávez al poder en 1998 la producción petrolera venezolana promediaba 3.449.000 barriles diarios. Hoy en día, la producción se mantiene por debajo de un millón de barriles diarios y aunque la crisis ha provocado que se incumplan la mayoría de los acuerdos suscritos a través de PetroCaribe existe dos compromisos que el régimen de Maduro mantiene: El envío de 239 mil barriles a China para pagar deudas y 55 mil barriles diarios a Cuba.

El 30 de octubre de 2000, Venezuela y Cuba suscribieron el Convenio Integral de Cooperación (CIC) por un período inicial de cinco años. En este acuerdo el gobierno de Chávez se comprometía a financiar la venta de petróleo crudo a la isla. Inicialmente el pacto suscrito entre Chávez y Fidel Castro incluía un suministro diario de 53.000 barriles a cambio de bienes y servicios (específicamente asistencia médica).

Este convenio se modificó en 2006 aumentando hasta 90.000 barriles diarios el envió de petróleo a Cuba. En el año 2010 esté acuerdo se amplió y se acordó mantenerlo hasta 2020.

A través de PetroCaribe Venezuela envío a 18 países del caribe y Centroamérica 28 mil millones de dólares. En el caso de Cuba, el régimen de La Habana recibió de Venezuela (entre los años 2000 y 2018) 37.200 millones de dólares por concepto de acuerdos petroleros.

En caso que Venezuela dejara de enviar petróleo a Cuba el gobierno de  Miguel Díaz-Canel tendría que hacer frente a un gasto anual en los mercados internacionales de US$1.300 millones solo por combustible.

Los números explican por sí solos porque a La Habana le interesa que se mantenga en el poder la Revolución Bolivariana.

No en vano el pasado 10 de abril Raúl Castro prometió no “abandonar a Venezuela a pesar del chantaje de EEUU”.

La estrategia de Cuba es simple: sostener a Maduro en el poder el tiempo que sea necesario para que avancen algunas reformas internas impulsadas por la nueva constitución y aparezcan nuevos apoyos internacionales.

La hoja de ruta definida por La Habana para Venezuela será más evidente durante las discusiones del Foro de Sao Paulo que se realizará en Caracas entre el 25 y 28 de julio.

La Habana no puede permitir que Maduro deje el poder y en caso que sea imposible evitarlo intentarán colocar en Miraflores a un nuevo aliado. Diosdado Cabello, que fue vetado por Cuba en 2013 como sustituto de Chávez, es el nuevo aliado circunstancial para garantizar la permanencia de la Revolución Cubana.

[box type=”bio”] Eugenio Martínez es comunicador social especializado y temas electorales y políticos. Como periodista dio cobertura a dos décadas de procesos electorales y políticos en Venezuela. Se desempeño durante 17 años como responsable de la cobertura electoral del diario El Universal. Conferencista y articulistas en varios portales alternativos entre ellos Prodavinci, Noticias Electorales, El Pitazo y Diario Las Americas. Es autor del libro de análisis del proceso comicial del año 2006 en Venezuela ¿Por qué pasó lo que pasó? y Co-autor del libro Más allá del movimiento estudiantil en donde se analiza a la nueva generación política de Venezuela[/box]