En muchas ocasiones y por diferentes motivos hay autores que buscan poner distancia en cuanto a lo político. Este no es el caso de Carlos Álvarez, quien a primeras instancias nos ha dejado en claro que él se considera un escritor que no rechaza lo político, en sus propias palabras “como una idea extendida en nuestra época de que quien se adentra en cuestiones eminentemente políticas está cediendo en el campo estético, lo que en la literatura sería un pecado mayúsculo”. Como lector de Walter Benjamin cree que es fundamental entender el lugar de producción del escritor, es por esto que no rechaza lo político y trata de entenderlo como una categoría que está en relación con lo estético. Por lo tanto no considera que le sea difícil hablar de la cuba, su ideología y su revolución, temas que con frecuencia podemos encontrar en su literatura.