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¿Democracia o pantallas?

UN ANÁLISIS DE CERCA DE LOS MECANISMOS ELECTORALES DE REPÚBLICA DOMINICANA

República Dominicana se encuentra de cara a las futuras elecciones presidenciales, pactadas para el 17 de mayo del 2020, teniendo sus primarias el 6 de octubre del 2019.  De esta forma, resulta imperante analizar el sistema político que se tilda democrático del país en cuestión y ver cuál es el verdadero papel de la Junta Central de Electores (JCE) y de los Partidos Políticos.

En 2018 el Congreso Nacional promulgo la ley núm. 33-18, mejor conocida como la Ley de Partidos. Surgió ante el reclamo de la sociedad dominicana, demandando una mayor calidad del sistema democrático y del ejercicio político que le concierne, para lo que se requiere del fortalecimiento institucional de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos del país; transparentando en mayor medida su accionar, haciéndolos más inclusivos para de esta forma lograr una mejor y más amplia participación de la ciudadanía. Propiciando una práctica política consecuente con los principios y valores éticos que resultan fundamentales en un sistema democrático.

¿Por qué fue necesario crear esta Ley en un “sistema democrático”? Pues, desde 1997, los partidos políticos dominicanos han contado con completa libertad de determinar la forma de elección de sus candidatos presidenciales de manera autónoma. Esto quiere decir que los partidos tenían la libertad de elegir si sus elecciones primarias son de carácter cerrado (donde solamente los electores afiliados pueden sufragar) o abierto (donde la totalidad del padrón electoral del país puede votar.) En el 2004 hubo un primer antecedente a la Ley de Partidos actual, que buscaba establecer que el mecanismo para la elección de candidatos presidenciales sea de forma “simultanea, abierta y con voto directo y secreto”, sin embargo, la misma fue declarada inconstitucional alegando que no otorgaba un presupuesto para la realización de las primarias, que el mismo atentaba contra el principio de la libertad de asociación y la facultad de los partidos políticos para organizar sus elecciones primarias, delegando esta acción en la JCE. El segundo antecedente se plantó en 2017, sobre el contenido del mismo, los partidos políticos se opusieron fuertemente ya que nuevamente sus derechos se veían vulnerados al momento de aplicar sus mecanismos electorales. Finalmente, las primarias del 2019 se realizarán de acuerdo a lo explicado en el párrafo II de la Ley de Partidos en su sección II “Cada partido, agrupación y movimiento político tiene derecho a decidir la modalidad, método y tipo de registro de electores o padrón para la selección de candidatos y candidatas a cargo de elección popular” por ende las elecciones primarias serán de forma: abierta, cerrada, por aclamación o colegio electoral. 

Las elecciones de 2020 se muestran como las más complejas en la historia de Republica Dominicana ya que el sistema democrático se muestra débil en su institucionalidad y transparencia electoral. 

Sobre esto, el politólogo Blanco Castillo, establece una diferenciación entre las bases partidarias y las cúpulas dirigentes, siendo las segundas con quienes tendría que disertar la JCE.  A saber: “Están tomando una decisión que no ha sido consultada con la militancia, como viene sucediendo en el resto de los partidos. Y ese es uno de los problemas que tiene que resolver la ley electoral. Y es que las cúpulas se han convertido en oligarquías, pues toman las decisiones a espaldas y al margen de las bases de las organizaciones y transgreden la democracia que debe imperar a lo interno”.

Asimismo, al considerar las decisiones de algunos partidos políticos de llevar a cabo primarias abiertas se podría concluir que éstos cedieron a la presión de JCE. Sin embargo, ésta decisión podría estar relacionada con la oportunidad electoral que representa la apertura del padrón a expresidentes que cuentan con cierta cercanía popular; facilitando de esta forma las prácticas clientelares en la pre campaña electoral.

Queda un largo camino para las elecciones en octubre de 2019, lo cual no ha detenido la concreción de candidatos presidenciales y alianzas políticas. Es llamativa la importancia de la discusión respecto a la democracia en un clima político que insiste en la lucha contra la corrupción y la impunidad pero que sin embargo implementa tácticas autoritarias al momento de sesgar las libertades individuales de los ciudadanos. 

Es necesario crear un marco legal que garantice y afiance la democracia interna en los partidos, agrupaciones y movimientos políticos, así como el fortalecimiento de los liderazgos políticos, locales y nacionales, al interior de una democracia de ciudadanía que enfatice la formación de talentos, la capacitación de los cuadros políticos y de líderes con reglas claras y principios éticos, capaces de  promover y ejercitar la transparencia en el ejercicio político y de representar con amplitud las diversas opciones ideológicas y la pluralidad de sectores de la vida nacional.