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DemoAmlat debatió junto a especialistas “¿Qué tipo de régimen había en Cuba antes de 1952?”

El pasado 10 de marzo, cumpliendose 70 años del Golpe de Estado de Fulgencio Batista, DemoAmlat convocó a especialistas para analizar “¿Qué tipo de régimen había en Cuba antes de 1952?”. Desde su independencia en 1898 hasta la fecha, Cuba ha vivido casi completamente bajo regímenes autoritarios. Pero por doce años, entre 1940 y 1952, fue el epicentro de una democracia que celebraba elecciones presidenciales y legislativas competitivas entre fuerzas tan diversas como conservadores, reformistas o comunistas.

La actividad moderada por Constanza Mazzina, Coordinadora Académica de DemoAmlat, contó con la participación de Carlos Arechavaleta, Profesor – Investigador de la Universidad Iberoamericana y Pedro Isern, Profesor de la Universidad ORT de Uruguay. El video completo está disponible a través de nuestras redes sociales

Para comenzar, Isern propuso realizar un repaso histórico sobre cuál era la situación en el resto de la región, a propósito mencionó que “el fenómeno del PRI en México, desde el vamos, incluso en su época “gloriosa” si algo o tenia, era un factor democratico y plural a la vez”. Y enfocándonos en el caso cubano, resaltó la importancia de “el papel del castrismo en la invisibilización de ese proceso democratico con sus pro y sus contra, con sistemáticos intentos de golpes, con problemas de corrupción y el papel que jugaba el partido comunista”.

Otro factor que destacó fue “el rol de la diplomacia cubana, es profundamente representativo y simbólico, porque cuando un país puede influir en determinados acontecimientos importantes del mundo que le toca vivir es porque hay un contexto de reglas y un proceso de dinámica institucional que va consolidándose”. 

“Nosotros hemos caído y seguimos cayendo todavía en esta trampa típicamente castrista, de una dicotomía y oposición, una comparación que es tomada como válida, por ejemplo el que haya ausencia de libertades pero hay presencia de derechos sociales” agregó. Esta trampa tiene que ver con la comparación de procesos o períodos que no presentan un margen de comparación, a saber la comparación de los índices de una dictadura con los de una democracia. Por eso explica que “tenemos que buscar la manera de, por ejemplo a un índice de desarrollo humano, agregarle una variable ética o institucional, pudiendo establecer un mínimo moral”. 

Por su parte, Arechavaleta comenzó indicando que “la historia política cubana tiene pocas referencias de democracias representativas, es decir, en la memoria colectiva cubana hay pocas referencias prácticas de un ejercicio democratico, plural, participativo, no solo electoral sino también partidista como la experiencia de 1940 a 1952”.  En este sentido también hizo referencia a que “hay una tendencia a negar esta riqueza institucional, esta pluralidad institucional, o la magnitud de la constitución de 1940”. 

Arechavaleta también nos invita a realizar un repaso histórico, señalando que “para entender la magnitud de la Constitución de 1940 implica comprender la magnitud de la ruptura institucional de 1933, lo que se conoce como la Revolución de 1933, es una reacción desordenada de factores y grupos diversos contra el tercer intento de reforma para garantizar una reelección”. También resalta que este año condice con la emergencia de nuevos actores en la política cubana. 

 “La Constitución de 1940 dota de facultades proactivas de control al poder legislativo respecto al ejecutivo, propone un diseño institucional bastante plural y de equilibrio entre los poderes, algo inédito en el caso cubano” agregó. 

Este evento forma parte de la agenda de presentaciones de las investigaciones desarrolladas por DemoAmlat en espacios académicos para fomentar la discusión de la problemática cubana.