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Cuatro tecnologías que definirán la sociedad de la post-pandemia en Chile, según las tendencias mundiales

La prueba a la capacidad de adaptación a los cambios que ha significado la pandemia se expresa en la urgencia de repensar la percepción y el uso que hacemos de las distintas tecnologías para poder sortear la falsa dicotomía entre el bienestar, la salud y el cuidado de la economía e integridad institucional.

 

Escribo estas líneas desde un escritorio improvisado que he montado en mi casa. Son ya más de cien días en aislamiento, trabajando a través de plataformas digitales y revisando diariamente el avance en contagios del Covid-19 en prácticamente todos los rincones del planeta.

La preocupación por el brote o rebrote tiene al mundo sumergido en incertidumbre. Por un lado, congelado por el pánico y, por otro, siendo avasallado por cambios disruptivos y acelerados que, si antes parecían avecinarse, hoy llegan de golpe.

En ese contexto la llamada cuarta revolución industrial[1], a veces aliada, a veces amenazante, está articulando gran parte de los procesos que ha habido tanto por contener la pandemia, como para generar la adaptación de los ciudadanos. El Covid-19 nos ha empujado como humanidad a adaptarnos aceleradamente a cambios en nuestro entorno, a recibir de manera rápida nuevos avances tecnológicos en nuestra vida cotidiana. Esto no solo afectará nuestra manera de trabajar y convivir como sociedad, sino además nuestra relación como individuos con la política.

Desde la identificación de potenciales contagios con inteligencia artificial, pasando por el tele-trabajo o tele-estudio, hasta los servicios de plataformas y apps de delivery, la vida en cuarentena está cambiando drásticamente la forma de vida cotidiana de las personas, pero también ha alterado  las lógicas políticas, económicas y sociales.

Esto, por supuesto, no se refiere a los parlamentarios votando digitalmente las leyes, sino a aquellas lógicas profundamente tocadas por la crisis. Este artículo no pretende ser una más de las proyecciones pitonisas sobre el mundo post-pandemia, sino evaluar el rol de cuatro tecnologías que están acelerando su avance social en este contexto y que probablemente jueguen un papel vital en el escenario post-pandemia.

  1. Inteligencia artificial a cargo de las decisiones.

“La inteligencia artificial es potencialmente más peligrosa que las armas nucleares”[2], esa era la postura de Elon Musk, el empresario estadounidense sobre esta tecnología, que permite a las máquinas aprender, replicar y superar las habilidades cognitivas humanas. El inventor futurista no es el único escéptico, y el debate sobre los límites de esta herramienta han generado resquemor entre las sociedades —sobre todo occidentales—, por el posible impacto que produciría en los modos de vida, a las economías e, incluso, el rol que tendría en el aumento del desempleo[3].

Sin embargo, la crisis está demostrando que, usada sabiamente, la Inteligencia Artificial podría ayudar a identificar potenciales riesgos sin la intervención humana, y eso podría hacer que las sociedades fueran menos escépticas respecto de la inteligencia artificial en los próximos años.

¿La razón? las cuarentenas, ya sean flexibles o drásticas, se han convertido en una respuesta automática que muchos dan para disminuir el riesgo de Covid-19. Sin embargo, no han demostrado ser un mecanismo efectivo para enfrentar la propagación por sí solas, añadiéndose muchas veces un factor cultural importante, como en Nueva Zelanda, o tecnológico, que veremos a continuación.

En palabras simples, la cuarentena busca aislar a las personas contagiadas, pero en la mayoría de los casos, los gobiernos no pueden asegurar que están realmente deteniendo el contagio o quiénes son los grupos transmisores de la enfermedad. Las opciones son confinar a todos (y dejar a miles sin sustento) o controlar el ritmo de los contagios.

Por eso, no es casualidad que, en general, las administraciones que mejor están controlando el avance de la pandemia sin generar daños importantes a sus sistemas democráticos y económicos, sean las que han incorporado seguimiento y análisis de datos estadísticos por medio de tecnologías como los avances en inteligencia artificial o el uso de los datos y geolocalización. Tal fue el caso de Taiwán, que advirtió ya en enero del posible desarrollo de la pandemia; o Corea del Sur, considerado uno de los mejores ejemplos a nivel mundial para un control inteligente y no absurdamente autoritario del virus.

Una vez que la pandemia logre bajar en volumen de infectados y se encuentre una vacuna viable de masificar, el uso de la inteligencia artificial (IA) para canalizar los esfuerzos tanto privados como gubernamentales podría tomar protagonismo. Si hace un año estábamos debatiendo sobre lo peligroso que era el uso desmesurado de las máquinas inteligentes, hoy estas son capaces de correr simulaciones, identificar riesgos y convertirse en aliados en tiempos de crisis. Era algo que ya estaban haciendo, por ejemplo, para identificar cargamentos sospechosos en aduanas en Chile o para detectar a personas con alta temperatura en el aeropuerto, pero después de esta ola de pandemia podrían avanzar a nuevos estadios, como la identificación temprana de enfermedades, el uso del machine learning para tomar decisiones estratégicas, o incluso, en áreas como la educación. El cambio de actitud es simple, está funcionando ahora, y eso le entrega validación. ¿En qué otras cosas se instalará la inteligencia artificial como tomador de decisiones en el futuro?.

En cualquier caso, y pese que la IA es de una naturaleza muy distinta al poder nuclear, nos deja una lección similar. La tecnología puede ser beneficiosa para el ser humano, entregando una fuente energía segura a bajo costo y sin tantas emisiones o desarrollando respuestas de defensa contra amenazas que acechan a la humanidad; es necesario poner todas las medidas de protección necesarias para que una falla pueda ser controlada a tiempo. Es decir, tener muy claros los fines para los que usaremos esas tecnologías y sus potenciales (y humanas) fallas.

  1. Vigilancia y control por medio de la tecnología.

Una nueva ola de infecciones por Covid-19 se ha esparcido en silencio por Beijing[4]. Esto vuelve a abrir el debate sobre qué medidas tomó China para controlar y ocultar la enfermedad en primer lugar, y qué nuevas estrategias abordará ahora. Más allá de la fuente autoritaria de la expansión de la pandemia, de lo dudoso de las cifras,[5] o de la corrupción en la que pareciera estar involucrado el PCCh y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con antecedentes desde hace al menos tres años[6]; existen otras razones para dudar sobre si China debe ser considerada un ejemplo, en la evaluación que la humanidad realice en la post-pandemia. ¿El problema? La acción autoritaria de China tiene al menos dos aristas preocupantes. La primera es la censura de la información, a la que se le adjudica una parte importante de la responsabilidad de la difusión silenciosa de la pandemia[7]. La segunda, pues ha intentado masificar, transnacionalmente, la idea de que su sistema de control es ampliamente mejor que una democracia para enfrentar la crisis. Específicamente, gracias a su capacidad de controlar y supervigilar a sus ciudadanos durante los brotes de la pandemia.

El uso de los datos personales de los usuarios para contener el desarrollo de la enfermedad ha sido tomado como ejemplo. Sobre todo, considerando lo desarrollada que está esta práctica en dicho país, con mecanismos de control ciudadano como el crédito social digital o la persecución de opiniones en las redes sociales[8]. A esto se le suma un incremento exponencial de los testeos realizados. Tanto así que, en este nuevo brote, el régimen ha declarado haber testeado a 356 mil personas en tan solo cinco días[9].

Sin embargo, el uso de datos —así como las cuarentenas— no es una práctica exclusiva de las dictaduras[10], sino que se está convirtiendo en una opción preferente de varias democracias alrededor del mundo. Se mencionó en el punto anterior que Taiwán y Corea del Sur deben ser evaluados como ejemplos del control inteligente del virus. Sin embargo, para lograr esto, fue necesario geolocalizar permanentemente a los usuarios para deducir cuáles serían los probables focos de contagio[11]. Esto ha permitido no tener que aplicar cuarentenas estrictas, que de una forma u otra tienen una serie de secuelas, desde la salud mental y física de quienes están encerrados, hasta dramáticos efectos en la economía[12].

La alternativa, sin embargo, no está exenta de problemas, ya que requiere que cedamos nuestra privacidad, nuestros datos personales y nuestra ubicación permanente, a cambio de mayor libertad de movimiento.

Dependiendo del sistema de gobierno, los países han optado por establecer actas de emergencia o estados de excepción para poder poner un pie sobre la “delgada línea azul” que separa la acción gubernamental para proteger a los ciudadanos, de aquella donde podrían violarse directamente sus derechos.

En el caso de Chile, la legislación que regula el uso de los datos data desde principio del milenio, con un proyecto que lleva en el Congreso desde 2017[13]. Sin embargo, ha habido iniciativas para utilizar técnicas de vigilancia en torno al Covid-19. La aplicación Coronapp proponía una generación activa de datos por los usuarios, para monitorear de manera conjunta aglomeraciones o generar advertencias, monitoreo de síntomas y otras opciones que permitieran tomar medidas preventivas[14].

Esta aplicación, sin embargo, tuvo poca recepción en la población. Una segunda herramienta que utiliza los datos de los usuarios, es el monitoreo anónimo de celulares para analizar la manera en que estos se movilizan por la ciudad. Por ejemplo, cuándo se generan aglomeraciones, y cómo se comportan los usuarios, para así incluso generar modelos predictivos[15]. Pese a que esto causó polémica, el uso anónimo de datos parece ser una forma que separa hasta cierto punto la privacidad del usuario con la utilidad de sus datos. Sin embargo, es necesaria la garantía de ese anonimato, lo que dependerá mucho de los límites que se le ponga a quienes utilizan los datos de los individuos.

Luego, pensando en lo que depara al mundo después de esta crisis, debe analizarse para qué otros escenarios podrían volver a aplicarse ese tipo de seguimientos en cuanto a datos personales, y qué legislaciones permitirán o impedirán este uso estratégico de dicha información. Un estudio con recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apunta precisamente a que, si bien estas tecnologías son efectivas para la contención del virus, es necesario una sólida legislación que establezca los límites de este seguimiento[16]. Las preguntas que se abren entonces son ¿hasta dónde se legitima el uso de los datos? ¿Qué tan dispuestos estaremos en el futuro a cambiar nuestra privacidad por mayor seguridad?.

  1. Espacio público digital

La necesidad es uno de los mayores motores de cambios adaptativos relacionados con la tecnología[17]. En ese contexto, las medidas para mantener el aislamiento social, han resultado en un cambio en las dinámicas de relación social y de contacto con el espacio público, desde la relación con el Estado hasta las tareas más básicas.

En algunos países la llegada de estas medidas significó el fin de procesos eleccionarios, servicios públicos o la vida política, para otros, este proceso ha sido una forma de demostrar por qué la digitalización debe ser considerada como un medio serio tanto en lo privado como en los espacios públicos. Estonia es ejemplo de esto desde hace años, pero enfrentarse a la crisis del COVID-19 le ha dado oportunidad de destacar en dicha materia[18]. Con 99% de los servicios públicos online, el país tuvo una ventaja significativa al momento de adaptarse a la vida en el encierro. Esto podía no parecer vital, pero la pandemia ha puesto en evidencia su relevancia.

¿En qué posición recibió el mundo la pandemia? A principios de 2020, 4.5 billones de habitantes en la tierra tenían conexión a internet. El dato corresponde a aproximadamente el 58% de la población mundial, un número sin precedentes que, de alguna u otra manera, explica la naturaleza digital de la reacción de varias naciones hacia la vida cotidiana en tiempos de pandemia. En Sudamérica esto circunda el 70% de la población. La zona menos conectada del mundo es África, con cerca de 39% de penetración de internet.

En el caso de Chile, ese número ronda el 90%[19]. Se trata de un alcance por sobre el promedio, y además, desde el inicio de la pandemia, el tráfico de internet en el país creció 40%[20].

No se debe desestimar la utilidad de la digitalización para adaptarse a la vida en el encierro. Las plataformas estatales han tenido que modernizarse y responder de manera flexible, a veces sin la calidad que debiera exigirse de un servicio público. Un ejemplo de este proceso adaptativo fue la digitalización y masificación de los salvoconductos en cuarentena y la flexibilización para ciertos servicios digitales[21]. Aquellas estuvieron entre las primeras medidas.

Del total de personas en Chile con acceso a internet una porción importante son los usuarios móviles. Un sistema más barato y con alcance en zonas rurales sin conexión directa. Este sistema provee de servicio a más personas pero, en casos de saturación, limita el acceso de los usuarios y la velocidad con la que se relacionan en el ecosistema digital. Es simple, es muy difícil aún en zonas rurales tener una conexión funcional a internet. Por ejemplo, para asistir a clases digitalmente[22]. En ese sentido, la falta de acceso a internet fijo se convirtió en uno de los grandes problemas para los sectores más vulnerables[23].
Con todo lo anterior, la digitalización también ha sido crucial en las discusiones sobre el teletrabajo, de la misma manera en que muchos servicios se tuvieron que digitalizar por necesidad. La ley que regula esta modalidad laboral fue promulgada a fines de marzo[24], casi en paralelo con el inicio de las cuarentenas. El impacto fue inmediato y según una encuesta de la Asociación Chilena de Seguridad, para junio de 2020, cerca de 80% de las empresas habrían adoptado alguna medida de teletrabajo, y de esas cerca de 48% lo había hecho de manera total[25].

Es difícil imaginar cómo seguirá extendiéndose esta práctica entre la gente una vez que acabe la pandemia, o qué modelos de negocio surgirán de esta forma de vivir públicamente. Asimismo, cómo se irán desarrollando los servicios que sustentarán una vida mucho más digital, con lógicas laborales distintas.

  1. La dura decisión de la automatización

Uno de los principales problemas que ha tomado el debate en las últimas semanas es cómo frenar la expansión del virus y al mismo tiempo, garantizar a las personas acceso a servicios o mantener funcionando operaciones clave[26][27]. Esta discusión es difícil, y ha instalado fuertemente el debate sobre una supuesta dicotomía entre salvar las vidas humanas que se podrían perder por Covid-19, o la economía de los países. Y es que los efectos económicos de la pandemia podrían llevar a millones a la pobreza, con una proyección pesimista que estima  hasta 23 millones de “nuevos pobres” en América Latina y el Caribe[28].

Anteriormente se mencionó que, tanto la geolocalización, el uso de inteligencia artificial y la vida digitalizada son tendencias tecnológicas que han tenido un alto impacto en tiempos de pandemia en el mundo, con algunos paralelos exploratorios en Chile.

Sin embargo, es un buen momento para preguntarnos qué alternativas debemos considerar, y qué lecciones podemos aprender de este traumático proceso. En particular, para mantener las cadenas de producción y distribución andando sin la necesidad de poner el riesgo la salud de las personas. En corto, es necesario reflexionar sobre qué lecciones nos deja esta pandemia, en cuanto a la forma de producir, y a cómo las situaciones de crisis nos obligan a adaptarnos. A veces, cuando ya es muy tarde.

La automatización y el rol de esta en la economía han sido ampliamente criticadas por su previsible impacto en el desempleo en Chile[29], pero con ellas, disminuirían fuertemente los riesgos de contagio, y la necesidad de parar países enteros. En ese sentido, el impacto por no realizar un proceso activo para reubicar trabajadores, capacitarse en otras áreas o realizar planes para adaptarse en el largo plazo, provocó que la pandemia golpeara aún más fuerte que los efectos de la automatización en el desempleo, al menos en Chile durante los primeros meses de las medidas de prevención del contagio.

No solo se trata de las máquinas en las fábricas. Empresas como Rappi están probando repartidores robot co-dirigidos con humanos[30], y durante los últimos meses, universidades en Japón realizaron incluso graduaciones con androides. Para qué hablar de la telemedicina u otras profesiones que están intentando adaptarse a la nueva normalidad.

Está claro que llegamos tarde para enfrentar esta crisis, y que la robotización significa un proceso de adaptación muchas veces traumático en sociedades, pues requiere de fuertes esfuerzos de capacitación. Sin embargo, es necesario preguntarnos si no es tiempo de tomarlo en serio, como lo han hecho países con altos grados de robotización, como Corea del Sur y Alemania. De hecho, ambos países, junto con Japón y Suecia se encuentran entre los más automatizados del mundo[31].

  1. Una pregunta para el futuro.

Con todo lo anterior, es importante entender que la tecnología, como herramienta, es indispensable para las democracias modernas, que deben hacerse un espacio en un mundo que desde 2005, muestra retrocesos anuales en cuanto a las libertades civiles de sus habitantes. Sin embargo, la misma tecnología que nos ayuda a más transparencia, al control del virus o a la conectividad entre familias, individuos u organizaciones, puede ser utilizada para actitudes represivas en el futuro. En ese sentido, es indispensable entender cuáles son las tendencias a las que se mueve el mundo hoy y, más que forzar los cambios, entenderlos antes de que un evento externo y amenazante, golpee las dinámicas sociales, políticas, económicas o culturales de los ciudadanos.

Justamente, la pandemia fue un empuje a adoptar ciertas tecnologías claves, un golpe de adaptabilidad, gatillado, sobre todo, por la necesidad que las medidas de distanciamiento social y el descontrol de los casos de Covid-19 despertaron alrededor del mundo.

Pese a que América Latina no es de los principales productores de innovación y desarrollo del mundo (I+D), la región no está exenta del impacto que estos avances han significado a la humanidad, y cómo hemos tenido que adoptarlos de manera acelerada en los últimos meses.

Lo mismo ocurre para Chile, que ha hecho algunos pilotos para incorporar estas tecnologías, pero también ha descuidado mantener una legislación y una cultura permeable a la adaptación de estos avances. En el futuro, habrá que evaluar el impacto que la pandemia tendrá en la adaptación social y democrática de herramientas como la Inteligencia Artificial, el uso de datos personales o la automatización.

 

[1] Se le llama Cuarta Revolución Industrial al actual estado disruptivo de la industria en el que inciden nuevas tecnologías y lógicas de trabajo como la inteligencia artificial, la automatización o la digitalización de lo que antes creíamos exclusivamente análogo.

[2] Clifford, C. (2018). Elon Musk: ‘Mark my words — A.I. is far more dangerous than nukes’. Recuperado el 15 Abril de 2020, de https://www.cnbc.com/2018/03/13/elon-musk-at-sxsw-a-i-is-more-dangerous-than-nuclear-weapons.html

[3]Technology.org; “The Impact of Artificial Intelligence on Unemployment”. (2019). Recuperado el 15 de abril de 2020 de https://www.technology.org/2019/12/17/the-impact-of-artificial-intelligence-on-unemployment/.

[4] The Guardian (2020),”Global report: Beijing Covid-19 cluster may have begun a month earlier – China health official”, recopilado el 26 de junio de 2020, disponible en: https://www.theguardian.com/world/2020/jun/18/global-report-beijing-covid-19-cluster-may-have-begun-a-month-earlier-china-health-chief

[5] La Vanguardia (2020). “Las incineraciones en Wuhan abren dudas sobre la cifra china de muertos con coronavirus”. Recuperado el 15 de junio de 2020, desde https://www.lavanguardia.com/internacional/20200331/48198434698/incineraciones-wuhan-cifra-muertos-coronavirus.html?fbclid=IwAR3JsiFSWdl7jyUTq-ckOjZ3SlX8E4V-6e0fe8_zRG6q5oOBCwDjBlpD7SM

[6] National Review. (2020). World Health Organization: Corrupt and Wasteful, It Needs Reform | Recuperado el 15 de Junio de https://www.nationalreview.com/2017/06/world-health-organization-corrupt-wasteful/

[7] New York Times (2020); Este médico advirtió sobre el coronavirus. Hablamos con él antes de que muriera. . Recuperado el 30 Junio de 2020, de https://www.nytimes.com/es/2020/02/09/espanol/mundo/li-wenliang-china-coronavirus.html

[8] Hannig, S. (2019); “Distopía digital, cuatro herramientas que China utiliza para controlar a la población”, FPP Chile. Recopilado el 26 de Junio de 2020, disponible en https://fppchile.org/es/blog/distopia-digital-cuatro-herramientas-que-china-usa-para-controlar-a-su-poblacion/

[9] The Guardian (2020),”Global report: Beijing Covid-19 cluster may have begun a month earlier – China health official”, recopilado el 26 de junio de 2020, disponible en: https://www.theguardian.com/world/2020/jun/18/global-report-beijing-covid-19-cluster-may-have-begun-a-month-earlier-china-health-chief

[10] Herbert Smith Freehills (2020) “COVID-19: PEOPLE: HOW GOVERNMENTS ARE USING PERSONAL DATA TO FIGHT COVID-19 (UK)”, recopilado el 26 de junio de 2020, disponible en:  https://www.herbertsmithfreehills.com/latest-thinking/covid-19-people-how-governments-are-using-personal-data-to-fight-covid-19-uk

[11] Biblioteca del Congreso Nacional (BCN), (2020) “Coronavirus y datos personales: experto analiza a la luz de países asiáticos”, recopilado el 26 de junio de 2020.

Disponible en: https://www.bcn.cl/observatorio/asiapacifico/noticias/uso-aplicaciones-datos-personales-china-corea

[12]OECD (2020), Real GDP forecast (indicator). doi: 10.1787/1f84150b-en Recopilado el 26 de junio de 2020.

[13] Cámara de diputados de Chile (2020) “Regula la protección y el tratamiento de los datos personales y crea la Agencia de Protección de Datos Personales”; recopilado el 25 de junio de https://www.camara.cl/legislacion/ProyectosDeLey/tramitacion.aspx?prmID=11661&prmBoletin=11144-07

[14] La Tercera (2020) “Así es “CoronApp”, la aplicación del Gobierno de Chile para ayudar a combatir el coronavirus”, recopilado el 26 de junio de 2020, disponible en: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/asi-es-coronapp-la-aplicacion-del-gobierno-de-chile-para-ayudar-a-combatir-el-coronavirus/I5TDWD4JPFFW5EG7FTIJWZEJAU/

[15] Biobio.cl (2020) “Gobierno realizará monitoreo anónimo a celulares para verificar cumplimiento de cuarentenas”; recopilado el 22 de junio de 2020, disponible en https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/06/18/gobierno-realizara-monitoreo-anonimo-celulares-verificar-cumplimiento-cuarentenas.shtml

[16] OECD (14 Abril de 2020)”Ensuring data privacy as we battle COVID-19”; recopilado el 20 de junio de 2020, disponible en http://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/ensuring-data-privacy-as-we-battle-covid-19-36c2f31e/

[17] Lacort, J (2017), How Culture Determines Technological Development, BBVA Open Mind, recopilado el 8 de abril de 2019, disponible en, https://www.bbvaopenmind.com/en/humanities/culture/how-culture-determines-technological-development/

[18] e-Estonia — We have built a digital society and we can show you how. (2020). e-Estonia. Recuperado el 30 de abril de 2020, from https://e-estonia.com/

[19] Internet World Stats, (enero 2020); “Internet world data 2020”; recopilado el 30 de abril de 2020, disponible en https://www.internetworldstats.com/stats.htm

[20] Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT); (2020) “Tráfico de internet crece en un 40% debido al Covid-19”; recopilado el 30 de abril de 2020, disponible en https://plataformas.news/operadores/nota/en-chile-crece-el-trafico-total-de-internet-un-40

[21] La Tercera (2020) “Carabineros reporta más de 25 millones de trámites online desde comienzo de la pandemia y se registra nueva cifra diaria más baja de infractores al toque de queda” recopilado el 30 de abril de 2020, disponible en https://www.latercera.com/nacional/noticia/carabineros-reporta-mas-de-25-millones-de-tramites-online-desde-comienzo-de-la-pandemia-y-se-registra-nueva-cifra-diaria-mas-baja-de-infractores-al-toque-de-queda/NVOXSLSOMNGD7ELINC35QT2POI/

[22] Fuente en Off, Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), Chile.

[23] Subtel (2020) “Subtel: En Chile hay solo 50 por ciento de conexiones fijas a internet” recopilado el 20 de junio de 2020, disponible en: https://www.cooperativa.cl/noticias/sociedad/salud/coronavirus/subtel-en-chile-hay-solo-50-por-ciento-de-conexiones-fijas-a-internet/2020-03-27/092817.html

[24] Chile Atiende (2020), “Ley de Trabajo a Distancia y Teletrabajo”, recopilado el 20 de junio de 2020, disponible en: https://www.chileatiende.gob.cl/fichas/77354-ley-trabajo-a-distancia-y-teletrabajo

[25] Investchile (2020) “Estudio en Chile: El 95% de las empresas ha implementado teletrabajo” Blog, recopilado el 20 de junio de 2020, disponible en: http://blog.investchile.gob.cl/bloges/estudio-en-chile-el-95-de-las-empresas-ha-implementado-teletrabajo

[26] Paniagua, P. (2020) “Los riesgos de una década perdida”, Fpp Chile – Online; recopilado el 1 de julio de 2020, disponible en https://fppchile.org/es/blog/los-riesgos-de-una-decada-perdida/

[27] Senado de Chile (2020) “Crisis sanitaria y económica por Covid-19: Sala hace balance a 40 días del primer contagio” recopilado el 1 de julio de 2020, disponible en https://www.senado.cl/crisis-sanitaria-y-economica-por-covid-19-sala-hace-balance-a-40-dias/senado/2020-04-21/192135.html

[28] Lakner, Christoph; Mahler, Daniel Gerszon; et al. (2020);

How Much Does Reducing Inequality Matter for Global Poverty? (English). Global Poverty Monitoring Technical Note;13. Washington, D.C. : World Bank Group. http://documents.worldbank.org/curated/en/765601591733806023/How-Much-Does-Reducing-Inequality-Matter-for-Global-Poverty

[29] CNN Chile (2019) “Más de un millón de empleos están con alto riesgo de automatización en Chile” recopilado el 1 de julio de 2020, disponible en https://www.cnnchile.com/economia/empleos-alto-riesgo-automatizacion-chile_20190703/

[30] Forbes (2020) “Rappi inicia sus primeras entregas con robots”; recopilado el 30 de abril de 2020, disponible en https://forbes.co/2020/04/16/tecnologia/rappi-inicia-sus-primeras-entregas-con-robots/

[31] The Robot Report, (2020); “10 Most Automated Countries in the World”, recopilado el 1 de Julio de 2020, disponible en https://www.therobotreport.com/10-automated-countries-in-the-world/

 

[author] [author_image timthumb=’on’][/author_image] [author_info]Sascha Hannig

Analista y coordinadora de proyectos de Asuntos Globales de la Fundación para El Progreso. Sus principales ejes de investigación son la Influencia de China en el mundo Siglo XXI y los efectos de la tecnología en la sociedad. En particular, estudia actitudes hacia la tecnología y efectos de la tecnología en la política y la cultura. Ha publicado varios artículos académicos y de difusión sobre estos temas, y expuesto en seminarios (nacionales e internacionales) al respecto. Es Magister de la UAI y minor en historia y economía de Oriente. Actualmente se encuentra trabajando en un proyecto para la recopilación de testimonios de persecuciones políticas y de difusión de actitudes para el liderazgo. Además de sus intereses académicos, Hannig es novelista de ficción y ha sido periodista de Reportajes y de Economía.[/author_info] [/author]