La libertad individual, sea manifestada en libertad de expresión, de pensamiento o de libre asociación, son un gran pilar sobre el que se asienta todo orden democrático.
Honduras es conocida por las dificultades para hacerle frente al problema de las pandillas. Dos de las más conocidas son la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18. Entre las fuentes ilícitas de financiamiento con las que cuentan, se encuentra la extorsión, a través la llamada “tarifa de la muerte”. Consisten en exacciones, principalmente a trabajadores del sector transporte, en sumas de dinero a cambio de su seguridad física, con la parada obligada de un deceso ante una negativa. Las indulgencias representan un mínimo porcentaje, y solo como primer aviso. Estas extorsiones se han convertido en algo habitual para los Hondureños, quienes las toman como un costo fijo, que varía en fechas especiales como las fiestas o cuando las pandillas tengan que pagar un plus a sus obreros.
Como puede entenderse, que el pueblo pueda expresarse de manera libre si ante el menor vestigio de amenaza al sistema vigente, el único sonido que se escucha es el del plomo cobrándose una vida. O, si corre mejor suerte el del susurro en los pasillos de los políticos comprados por las pandillas.
Donde el riesgo es constante y el deseo de progresar se reduce solo a no toparse con un engranaje del delito organizado, sea pues, de una pandilla o de quien debería garantizarle el servicio de Justicia.
Mucho menos probable, es formar una agrupación que el establishment sienta como amenazante, sin que esto también conforme un riesgo la existencia misma de sus integrantes.
Panorama sombrío, angustiante y desesperanzador del que nadie habla o denuncia por miedo. Porque al no obtener respuestas, sienten que es en vano. Se debe en parte a que las pandillas actúan estratégicamente, contando con infiltrados en diferentes sectores del estado y el sector privado que operan a favor de los jefes de las pandillas.
A todo esto, en el año 2020-2021, debe sumársele la pandemia del virus coronario (COVID-19). Que además de dejar víctimas a su paso, con una tasa de letalidad aun en debate, tiene como consecuencia la reducción en el nivel de actividad, que se traduce en un desmejoramiento de la capacidad de consumo de los ciudadanos. Las cuarentenas demasiado estrictas muestran consecuencias más desfavorables a nivel económico. Según un estudio de Save the children y UNICEF revela que, a menos que se tomen medidas urgentes el número de niños que viven en hogares pobres en los países de bajos y medianos ingresos podría aumentar un 15%, hasta alcanzar un total de 672 millones. El aumento más considerable, de hasta un 44%, podría registrarse en los países de Europa y Asia Central, mientras que en América Latina y el Caribe podría producirse un aumento del 22.
La corrupción, como en la mayoría de los países latinoamericanos, tiene entidad propia. El caso hondureño es preocupante debido al crecimiento que ha tenido en los últimos 10 años, evidenciado por el retroceso en el ranking de transparencia, de manera irregular pero constante en el tiempo. Mostrando su peor performance en el año 2020.[1] Institución que se virtualiza en el escándalo por la compra de hospitales móviles. Hecho del que dia a dia, se conocen nuevos datos que la justicia deberá investigar. Entre los cuales incluiría fraude, malversación de fondos públicos, falta al deber de funcionario público, entre otros.[2]
Estos flagelos, la inseguridad, la economía y la corrupción, seguramente agravaran aún más la situación de la migración poblacional. Es normal ver oleadas de personas que ven en el desarraigo una oportunidad. Tienen que emigrar hacia otros países en busca de posibilidades de una mejor calidad de vida para sus familias. Que muchas veces en Honduras no encuentran. La travesía es emprendida en solitario por el sostén de la familia o también lo hacen acompañados por los demás miembros.
Tanto las pandillas y la violencia en que está sumida la sociedad, como la desesperanza de poder lograr construir un futuro, lleva a la población a desplazarse a lugares donde la vida sea menos hostil, o al menos prometa pan a los suyos. Cuestión que debilita fuertemente al estado en uno de sus elementos fundamentales como es la población.
En Honduras queda claro que el clima de hostilidad y corrupción en el que se desarrolla su cotidianeidad es un grave obstáculo para el fortalecimiento de libertad individual, la estabilidad de población, la transparencia y la justica. Ya que al parecer, todo indicaría la existencia de un juego de suma cero. Donde de manera simultánea el avance de las maras en la ocupación de posiciones de poder, representa el retroceso del estado en su soberanía. Una erosión perseverante y tenaz que se concatena con el pálido, retrogrado y degradante accionar de sus funcionarios públicos.
A todo esto debe sumársele los recaudos necesarios que exige la pandemia de COVID-19 para evitar decesos. Esto trae aparejado un reordenamiento de las prioridades en la gestión pública para atender un hecho súbito, imprevisible, cierto y global. En conjunción al crónico desmanejo de la arcas públicas, la administración de la pandemia del COVID-19 es un agravante al previo desmejoramiento del nivel socioeconómico de sus ciudadanos.
Cuestión, además de los antes mencionado, pondrá en duda la continuidad de los niños y jóvenes en el sistema educativo para atender las necesidades domesticas y de generación de ingresos. Los niños fuera de las escuelas son una presa para los miembros de las bandas criminales que puedan querer sumarlos a sus filas.
El panorama es complejo e incierto. Quienes deben de hacerle frente no han demostrado estar a la altura en muchos aspectos. Si se quiere hacerle frente a la pandemia del COVID 19 y a las demás endemias hondureñas se deberá realizar un esfuerzo conjunto de toda la población. Pero sobre todo, el ejemplo, en una situación atípica, debería provenir de quienes representan o deberían representar todo lo deseable en una nación.
[1] Cuadro propio. Datos extraídos de https://www.transparency.org/en/countries/honduras.
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54548236
https://www.elheraldo.hn/pais/1455353-466/siete-hospitales-moviles-honduras