Asambleas de rendición de cuentas en Cuba: ¿qué ha pasado hasta ahora?
El pasado 20 de septiembre comenzaron a celebrarse las Asambleas o Reuniones de Rendición de Cuentas (RRC) de los delegados municipales en Cuba. La Ley no. 132/2019 establece que durante las RRC los electores pueden presentar sus opiniones y plantear problemas locales a sus delegados. Las RRC también sirven para informar a los ciudadanos sobre asuntos de su circunscripción, del municipio, y del país. Sin embargo, la posibilidad de cuestionar aspectos estructurales del sistema político, como la necesidad de reformas profundas o la garantía de derechos fundamentales, es nula.
Distintas organizaciones independientes de la Isla como ODE, COPE y COCUDE han estado monitoreando la celebración de estas reuniones, de manera de dejar constancia sobre su efectiva celebración, los temas abordados y la asistencia a las mismas.
En cuanto a las convocatorias, no se hacen con suficiente antelación (a veces se anuncian el mismo día) y los horarios pueden ser modificados sin previo aviso, dejando a los electores interesados en participar y plantear sus problemas sin esa posibilidad.
Por otro lado, y a diferencia de la narrativa oficial, la asistencia a las mismas ha sido muy pobre. La mayoría de las personas no está interesada en participar, y quienes lo hacen son en su mayoría adultos mayores. Se ha registrado una muy escasa participación de jóvenes. En muchos casos, los delegados van a buscar a los vecinos a sus casas para contar con una asistencia mínima que haga posible la asamblea.
Los representantes del gobierno usan estos espacios, en los que los ciudadanos deberían plantear los problemas que aquejan a sus comunidades, para hacer propaganda oficialista. Muchas de las reuniones empiezan y/o terminan con la reproducción de algún discurso de Fidel Castro o de Díaz-Canel. También se hacen reconocimientos a cederistas o a personas que integran las organizaciones de masas subordinadas al Partido Comunista de Cuba.
Cuando se plantean los problemas que aquejan a las comunidades, como los cortes de energía eléctrica, la falta de agua potable (hasta por 20 días), la insalubridad por la falta de recolección de basura, las dificultades en el transporte, la violencia (enmascarada como indisciplina social) y en general la pauperización de las condiciones de vida, los delegados los obvian o en su defecto responsabilizan al «bloqueo».
La crisis es tan patente que algunas asambleas han tenido que ser pospuestas por los cortes eléctricos. En otros casos, se han celebrado al lado de vertederos de basura que desbordan de desechos.
En general se observa que el régimen pretende beneficiarse de la celebración de las asambleas de rendición de cuentas, anunciándolas como un ejercicio de participación ciudadana genuina, aunque realmente las convocatorias son pobres, y las condiciones en las que se celebran dejan al descubierto la grave crisis multidimensional que afecta a los cubanos.