El pasado 16 de diciembre una carta promovida por congresistas estadounidenses, como Barbara Lee, Bobby Rush, Jim McGovern, e incluso el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara, Gregory Meeks, fue firmada por 114 miembros del Congreso de Estados Unidos, la carta fue enviada al presidente Joe Biden para pedir que impulse una política hacia Cuba que aborde las necesidades humanitarias, la crisis económica y el compromiso en áreas de interés mutuo.
El pedido, que fue respaldado por más de la mitad de los congresistas demócratas de la Cámara de Representantes, se dio dentro del marco del séptimo aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países iniciadas por el ex presidente Barack Obama y el ex mandatario Raúl Castro.
De acuerdo con el documento presentado a Biden, los legisladores solicitan un cambio integral que tenga como fin buscar la restauración del camino hacia la normalización y la anulación de las políticas y medidas coercitivas unilaterales implementadas durante la Administración del ex presidente Donald Trump.
Explícitamente la carta menciona que: “La situación humanitaria actual en Cuba es cada vez más grave en cuanto a la escasez de bienes y alimentos, así como la disminución al acceso a los suministros médicos en medio de la pandemia de Covid-19”. Ante ese escenario, instan a la administración de Biden a tomar medidas humanitarias inmediatas.
Este pedido, además, se suma al ya realizado en varias oportunidades por la Organización de las Naciones Unidas, para suspender las medidas del embargo comercial que dificultan que ciertas ayudas lleguen al pueblo cubano.
También, los firmantes solicitan que se eliminen las restricciones financieras, ya que “si bien el embargo permite el envío de ayuda humanitaria, en la práctica, los requisitos de licencia, la verificación del uso final, las restricciones al sector bancario y el temor a infringir sin saberlo las leyes estadounidenses complican gravemente el envío de ayuda humanitaria a Cuba, desde otros países así como de los Estados Unidos”.
Por último, reclaman al presidente Biden «revocar las restricciones de la Administración de Donald Trump a los viajes a Cuba, ya que dificultan que los cubanoamericanos visiten y se reúnan con familiares en la Isla, en particular para aquellos con familias fuera de La Habana. Permitir los viajes a Cuba aumentaría el flujo de suministros humanitarios necesarios a la Isla y la cantidad y distribución de dinero y bienes enviados directamente a manos de los cubanos».
A lo que apuntarían los congresistas con la solicitud hecha al presidente es a apoyar un cambio de postura, hacia una más amplia e integral que permita profundizar el compromiso de Estados Unidos con Cuba y avanzar hacia la normalización de las relaciones entre ambos países, para lo cual es necesario «reanudar la participación en áreas clave de interés mutuo que fueron perseguidas por la Administración Barack Obama, incluidos los grupos bilaterales sobre migración, respuesta a desastres, medio ambiente y cuestiones de aplicación de la ley».
Cabe recordar que, durante su campaña presidencial, Biden mencionó en varias ocasiones su intención de retomar con Cuba el camino iniciado por su ex compañero de fórmula, Barack Obama. Sin embargo, estas intenciones se vieron nubladas por las manifestaciones del 11 de julio en Cuba, las cuales generaron una imagen negativa desde Washington, debido a la fuerte represión que impartieron las fuerzas de seguridad del Estado contra cubanos y cubanas que salieron a las calles a expresarse.
Por otro lado, esta solicitud de cambio en la política exterior norteamericana responde también a una observación realizada durante la administración de Obama, mantener una política de enfrentamiento y oposición, ya ha demostrado en 60 años que no es una estrategia política adecuada, debido a que termina por fortalecer al régimen cubano en el poder y vulnera a las personas aún más al no contar con un apoyo fuerte a nivel internacional de sus derechos humanos.
No olvidemos que desde el primer momento luego de las manifestaciones del 11 de julio, Biden mostró su apoyo al pueblo cubano en su pedido de libertad, y pidió que el Gobierno de Cuba “escuche las demandas de sus ciudadanos y no recurra a la violencia”, pero ante los continuos abusos a los Derechos Humanos causados por el Gobierno cubano, semanas más tarde Biden anunció duras sanciones, la primera fue impuesta por la Oficina de Control de Activos Extranjeros contra algunos miembros del Ministerio de Fuerzas Armadas, que habían orquestado los amedrentamientos contra los ciudadanos y ciudadanas. Esta fue la primera de las medidas impuestas para tratar de ejercer mayor presión sobre el Gobierno de Miguel Díaz Canel.
Sin embargo, ya han pasado más de cinco meses desde las manifestaciones del 11 de julio y un mes desde la última convocatoria a manifestación del 15 de noviembre, en la cual el Gobierno cubano volvió a responder con fuerte represión y censura.
Es en este tipo de episodios donde el pedido de los congresistas encuentra su justificación, ya que en estos meses ha quedado en evidencia que la estrategia política implementada por el Gobierno de Biden no ha funcionado sino que al contrario, de nuevo el régimen se fortalece y los Derechos Humanos y las garantías de los cubanos y cubanas se han visto más diezmadas.
La política exterior respecto a Cuba debe ser una estrategia pensada, ya no desde el paradigma realista de la oposición o el enfrentamiento, sino que debe ser orientada a ser un acercamiento estratégico que le permita a los Estados Unidos orientar sus vínculos con Cuba a los fines de apoyar y velar por el respeto de los Derechos Humanos de la ciudadanía, sin intervenir en los asuntos internos de la isla. De esta forma cumpliría con el principio de primacía de los Derechos Humanos, sin incumplir con el principio de no intervención teniendo en cuenta que, en muchas ocasiones, ha sucedido que las acciones emprendidas por una de las potencias del sistema internacional son acompañadas por el resto de actores del sistema, lo cual serviría para encaminar a Cuba hacia una verdadera Democracia.