
Nota sobre el anteproyecto del nuevo Código de Trabajo en Cuba
El gobierno cubano anunció un proceso de consulta popular en torno al anteproyecto del nuevo Código de Trabajo, presentado como una norma que actualiza la legislación laboral a las transformaciones económicas y sociales del país. Entre sus novedades se destacan el reconocimiento de formas de empleo más diversas, la incorporación del teletrabajo, el derecho a la desconexión digital, la ampliación de garantías laborales y el énfasis en la protección social. Sin embargo, junto al discurso oficial de participación y democracia sindical, múltiples críticas y cuestionamientos han emergido desde organizaciones independientes, académicos y observadores internacionales.
Principales críticas
Precariedad laboral persistente: aunque el anteproyecto incorpora nuevas garantías, los problemas estructurales —salarios reales bajos, extensas jornadas laborales, limitaciones en licencias y descansos, falta de seguridad en el empleo— permanecen sin solución clara, especialmente en el sector no estatal.
Ausencia de sindicatos independientes: la única organización sindical reconocida es la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), vinculada directamente al Estado y al Partido Comunista. Los sindicatos autónomos no son reconocidos legalmente y sus miembros han denunciado hostigamiento, despidos y persecución. Esto limita derechos fundamentales como la huelga, la negociación colectiva auténtica y la representación efectiva de los trabajadores.
Consulta no vinculante: el proceso de consulta se presenta como participativo, pero no es vinculante: la Asamblea Nacional no está obligada a incorporar las propuestas discutidas en los centros laborales.
Falta de acceso y transparencia: no existen garantías de que los resultados de la consulta (propuestas, rechazos, modificaciones sugeridas) se publiquen de manera transparente, íntegra y verificable. Esta opacidad reduce su credibilidad como ejercicio democrático.
Derechos reconocidos, pero de cumplimiento incierto: si bien en el anteproyecto se mencionan innovaciones como el teletrabajo o la desconexión digital, su aplicación práctica dependerá de la capacidad institucional para supervisar y sancionar incumplimientos, lo cual hoy es débil. Sin sindicatos independientes, los trabajadores carecen de mecanismos eficaces para exigir que estos derechos se cumplan.
Conclusión
El anteproyecto del nuevo Código de Trabajo en Cuba se presenta como un paso hacia la modernización de la legislación laboral y la ampliación de derechos de los trabajadores. No obstante, las críticas apuntan a que, sin sindicatos independientes, con una consulta popular no vinculante y con serias limitaciones en transparencia y acceso a la información, las reformas corren el riesgo de quedarse en el plano formal. La brecha entre lo que la ley promete y lo que los trabajadores experimentan en la práctica sigue siendo el mayor desafío para el futuro de las relaciones laborales en Cuba.