El pasado 21 de mayo DemoAmlat presentó junto a la Universidad de Belgrano una de sus más recientes obras “El modelo iliberal cubano y su influencia en América latina”. Una enriquecedora compilación de artículos que han sido publicados en la “Revista #DDA, Desafíos de la Democracia en América Latina” de Demo Amlat durante el año 2019. Con el prólogo del Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, esta edición ha buscado dar cuenta de la realidad de Cuba desde distintas perspectivas. El video completo de esta presentación está disponible aquí.
La actividad fue moderada por Patricio Degiorgis, Director de la maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano, y contó con la participación de Johanna Cilano – doctora en historia; abogada, politóloga; especializada en investigación, gestión e incidencia de la sociedad civil, y acceso a la justicia ambiental; Melissa Cordero Novo – licenciada en periodismo por la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas, Santa Clara, Cuba, maestra en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara; y Ricardo López Gottig – doctor en Historia por la Universidad Karlova de Praga y profesor de Historia de las Relaciones Internacionales, Historia Contemporánea y de Historia Latinoamericana.
En su exposición, López Gottig comenzó precisando que “más allá de todo ese lenguaje aparentemente democratico, nos encontramos con un férreo autoritarismo”. Teniendo en cuenta que la sola celebración de elecciones no es sinónimo de democracia y que al hablar de Cuba, nos estamos refiriendo a un sistema donde el partido está por encima del Estado y sobre cualquier otra organización de carácter político.
Siguiendo esta línea, de acuerdo al sistema de votación cubano donde en realidad se elige a partir de comisiones de candidaturas, agrega que «siempre ha habido una disputa entre sí hablar de oposición o disidencia, entendiendo que la oposición supone una alternancia». Al no darse esta alternancia cada vez son menos las posibilidades de participación de las agrupaciones independientes, contribuyendo a la consolidación de un sistema donde se vota pero no se elige.
Por otro lado, el Doctor en Historia aborda la capacidad que ha desplegado el régimen para exportar este modelo: «Cuba ha sido un gran promotor de este modelo, ha tenido gran influencia en países como Nicaragua o Venezuela, que son los más próximos ideológicamente, y a su vez ha logrado que gran parte de la intelectualidad ni siquiera se atreva a cuestionar el carácter antidemocrático de este sistema». Asumiendo que esta misma táctica ha servido para una autocensura al interior de la isla, expandiéndose al resto de la región, adoptando a este modelo como legítimo.
Respecto a las medidas adoptadas para prevenir el Covid-19 que han traído consigo un tinte autoritario en toda la región, Johanna Cilano, sugirió la necesidad de distinguir que «estas restricciones que son excepcionales para la mayoría de los países democráticos, llegan a Cuba con cierta normalidad». Entonces podemos ver como el marco regulatorio cubano, de por sí, permite al régimen la restricción de ciertos derechos. Sumado a un parlamento que no ha pronunciado su interés en sesionar, o algún tipo de cuestionamiento a las decisiones que se han tomado.
Otro tema que debe ser tratado tiene que ver con la transparencia en la toma de esas medidas. Agrega que «todos los países tuvieron problemas en sus registros, en el caso de Cuba esto se complica por la imposibilidad de verificar esa información» no existen organismos independientes que tengan la posibilidad de analizar estos datos y ponerlos en duda comparándolos con otros datos de acceso libre, incluso, explica que se ha limitado cada vez más el acceso a este tipo de información.
En coincidencia con la deficiencia del acceso a los datos públicos, los medios independientes y los activistas se topan con nulos recursos legales que les permiten cuestionar las restricciones a sus derechos. «Existe un profundo desprecio por la legalidad. No ha habido una necesidad del régimen por legitimar las decisiones que se toman frente a la ciudadanía» concluyó.
Para su exposición, Melissa Novo, sumó a este debate las situaciones de represión violenta a la que se han expuesto los activistas y movimientos independientes al momento de reclamar por los Derechos Humanos. Resaltó que históricamente «el manejo de la memoria del olvido, ha construido un camino dificultoso para la sociedad civil». De esta manera se logró que una parte de la historia, la “no oficial” no trascendiera en el tiempo para las nuevas generaciones.
A partir de allí, podemos interpretar que el régimen no reconoce como parte de la sociedad civil a los movimientos culturales o a los activistas independientes, sino que los aglomera en el marco de los grupos disidentes. Actores que constantemente son vigilados incluso en las redes sociales, como muchos otros activistas, este fue el caso del rapero Dennys Solis, miembro del Movimiento San Isidro. «La violencia y la persecución han ido en escala desde el 27 de noviembre del 2020, a partir del reclamo masivo frente al Ministerio de Cultura luego del desmantelamiento de la sede del Movimiento San Isidro que se había declarado en huelga» recuerda.
Por último, ha repasado el impacto que han tenido las acciones y campañas llevadas adelante por este movimiento para poner en evidencia las irregularidades de estos procesos. «El Movimiento San Isidro en Cuba, ha logrado la empatía y visibilidad internacional de una manera que no se había alcanzado antes» agrega. De allí en adelante la violencia contra los artistas ha ido en escala, “a finales de abril fue allanada la casa de Luis Manuel Otero por agentes de la policía y detuvieron sus obras, a partir de ahí comenzó una nueva huelga”. Desde el 2 de mayo, el artista se encuentra detenido en un hospital incomunicado.